Un testigo de sí mismo

La integridad del manuscrito autógrafo
de
El primer Nueva Corónica y buen gobierno
de Felipe Guaman Poma de Ayala (1615/1616) [Nota]

Rolena Adorno
Yale University (Connecticut, EEUU)

Tabla de contenidos

Introducción
Observaciones preliminares
    La edición facsimilar digital y el análisis del manuscrito
    Paginación
            (1) La paginación de Guaman Poma
            (2) Paginación consecutiva
    Capítulos
    Hojas
    Hojas dobladas al pie y textos truncados
    Encuadernación
1. Sumario del examen codicológico del manuscrito por la Biblioteca Real
    1.1. Hojas y cuadernillos
        1.1.1. Patrones generales
        1.1.2. Características especiales
    1.2 Las filigranas
2. La Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real
    2.1. Clasificación
    2.2. “(Re)descubrimiento” y proveniencia
    2.3. Cuadernillos desarreglados
                        Tabla 1:  Catálogo de cuadernillos desarreglados y restaurados a su secuencia correcta en 1927 
    2.4. Encuadernaciones
    2.5. La edición facsimilar de París: No hubo uso de calco
        2.5.1. “Despintando las filtraciones de tinta”
        2.5.2. Aplicaciones en papel de China
3. La biografía del autor y la composición de la obra
    3.1. Nueva información biográfica sobre Guaman Poma
    3.2. Periodo de composición de la Nueva corónica y buen gobierno
    3.3. El plan general de Guaman Poma
                        Tabla 2: Cuadernillos y capítulos de la Nueva corónica y buen gobierno
    3.4. Composición textual
    3.5. La “Tabla de la dicha corónica”
    3.6 “Finalización” textual
    3.7.  Repaginación de cuatro capítulos para compensar un error anterior
4. Consideraciones finales: la coordinación de la evidencia codicológica y la textual
    4.1. Las adiciones de Guaman Poma al manuscrito terminado
                        Tabla 3: Sumario de las enmiendas textuales y hojas añadidas y extirpadas               
                        Tabla 4: Hojas añadidas al manuscrito después de redactarse
    4.2. La tardía introducción de los cuadernillos 22 y 23, “Camina el autor”
    4.3. Una hoja cortada y reemplazada:  El gobierno de Montesclaros y el Buen gobierno
        4.3.1. El rol del virrey
        4.3.2. El Marqués de Montesclaros de Guaman Poma: virrey presente y ejemplar
    4.4. Don Juan de Mendoza y Luna: Luz de materias de Indias (GkS 589, 2°)
    4.5. El papel central del capítulo 20
    4.6. El autor y artista como su propio escriba
    4.7. Sellando el texto, cerrando el libro: los cálculos de la portada
    4.8. La “Primera de las nuevas corónicas”
        4.8.1. El primer nueva corónica y buen gobierno como arbitrio
Agradecimientos
Obras citadas

Introducción

Don Felipe Guaman Poma de Ayala, el autor y artista de El primer nueva corónica y buen gobierno (terminada en 1615 y enmendada en 1616), fue una persona de grandes aspiraciones: tuvo la esperanza de que su crónica de 1200 páginas fuera guardada como testimonio de los hechos pasados y como guía para alcanzar justicia; y especificó que debería ser conservada “en el archibo del mundo como del cielo, en el catedral de Roma para memoria y en la cauesa de nuestra cristiandad de nuestra España, adonde rrecide [su] Sacra Católica Real Magestad” (Guaman Poma 751; véase 991). Su deseo más inmediato fue la publicación de su manuscrito bajo el patrocinio de Felipe III, rey de España, quien lo haría imprimir para “selebrar y hazer ynmortal la memoria y nombre de los grandes señores antepasados, nuestros agüelos, como lo merecieron sus hazañas” (Guaman Poma 7). Escrita con muchos propósitos, la obra de Guaman Poma sólo sería impresa trescientos años después y, tras la publicación de numerosas ediciones (París, Oruro (Bolivia), Ciudad de México, Caracas, Madrid, Lima), su verdadero alcance global se conseguiría en los albores del nuevo milenio con la digitalización del manuscrito autógrafo por la Biblioteca Real de Copenhague.

La edición digital del manuscrito de Guaman Poma (GkS 2232 4to) es una de las maravillas de la era del Internet. Su frescura e inmediatez ganan entusiastamente nuevos lectores, y su completa accesibilidad invita a los estudiosos y especialistas a emprender nuevas investigaciones. Desde esta perspectiva, y como complemento del proyecto de digitalización, pensé actualizar la revisión del manuscrito autógrafo que hice en 1977, publicada originalmente en el volumen correspondiente a los años 1979-80 de la revista

Fund og Forskning y ahora disponible en facsímil en este sitio. Gracias a la invitación de la Biblioteca Real para participar en su examen codicológico del códice de Guaman Poma durante los años 2001-2002 (véase la sección 1, más adelante), me he podido plantear nuevas preguntas sobre el manuscrito y también modificar mis ideas anteriores al respecto. Mi propósito aquí es coordinar las características físicas del códice de la Nueva corónica y buen gobierno con su contenido, es decir, integrar la discusión de Guaman Poma acerca del Perú pasado y presente con la evidencia que el manuscrito transmite acerca de su propia construcción y enmendación.

Esta articulación de la evidencia codicológica con la textual ha rendido numerosos e importantes resultados. En primer lugar, resalta y refuerza la caracterización de la autoría de la obra como la empresa, unívoca en concepción y ejecución, de un solo individuo. Aunque adelanté esta hipótesis en mi anterior investigación del manuscrito (Adorno 1979-80, 17, 27, nota 8), la presente coordinación de la evidencia codicológica y la textual revela cómo la obra fue sistemáticamente creada, corregida, aumentada, puesta al día y terminada por una sola mano. En segundo lugar, esta coordinación de la evidencia material y textual muestra por primera vez cómo enfrentó Guaman Poma la escasez de recursos materiales durante las etapas finales de su trabajo y cómo balanceó las necesidades de la precisión informativa con los requisitos del diseño gráfico. En tercer lugar, en relación con las tres grandes divisiones de la obra (la Nueva corónica de la historia de la civilización andina, la “Conquista”, o relato de la conquista española del Perú, y el Buen gobierno, o tratado sobre la reforma colonial), el doble análisis codicológico/textual pone en evidencia la creciente importancia que Guaman Poma concediera al Buen gobierno. En particular, revela la importancia de su capítulo inicial (el vigésimo capítulo de la obra) y el estratégico rol histórico que Guaman Poma asignó a Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, undécimo virrey del Perú (1607-1615). Este resultado de la investigación nos permite volver a insistir en la concepción final de la obra de Guaman Poma como un tratado de “buen gobierno”, es decir, como un arbitrio, -uno entre tantos otros de la época-, cuya finalidad era la reforma de la  administración real española.

Esta investigación se divide en cuatro apartados. Por el carácter acumulativo del análisis, he incluido referencias cruzadas entre sus cuatro partes, que podemos resumir del siguiente modo:

1. Sumario del examen codicológico del manuscrito por la Biblioteca Real
En este apartado reviso los nuevos hallazgos concernientes a los cuadernillos, las filigranas y otras características físicas del manuscrito autógrafo.

2. La Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real 
Aquí examino la historia del manuscrito en la Biblioteca Real: su clasificación en la Antigua Colección Real, su “redescubrimiento” y proveniencia, y su reproducción facsimilar hecha por el Institut d’Ethnologie en París con la asistencia de la Biblioteca Real de Copenhague. Esta discusión establece una nueva fecha para la adquisición del manuscrito por parte de la institución danesa. Asimismo se reexaminan el carácter y la calidad de la edición facsimilar de París, gracias a la cual el libro de Guaman Poma llegó a ser bien conocido desde 1936 hasta la aparición, en 1980, de las ediciones de la Nueva corónica y buen gobierno preparadas por John Murra y yo, y por Franklin Pease.

3. La biografía del autor y la composición de la obra 
Aquí ofrezco una reconsideración de los recientes avances en la información concerniente a la vida de Guaman Poma y a la génesis de su obra. Sobre la base de las pruebas codicológicas analizo el proceso de la composición de la obra y su primera finalización.

4. Consideraciones finales: La coordinación de la evidencia codicológica y la textual 
A través del escrutinio de las enmiendas finales que Guaman Poma introdujo a su manuscrito, exploro en este apartado las relaciones necesariamente estrechas entre, por un lado, la evidencia codicológica del manuscrito y, por otro, la formulación conceptual y la redacción formal de la obra. En particular, pongo a prueba la capacidad de los nuevos datos codicológicos para revelar o apoyar la evidencia textual sobre las crecientes preocupaciones de Guaman Poma a medida que llegaba al término de su proyecto y cerraba su libro por última vez. Los resultados de este análisis modifican la imagen de Guaman Poma como un hombre andino de ideas utópicas que quería convertir a su hijo en  “príncipe de las Indias”; al contrario, revelan al abogado sensato y bien informado que propone una amplia reforma administrativa dirigida a aliviar el trabajo abrumador y las demandas tributarias que pendían sobre la población andina.

Estudiar las sucesivas modificaciones del manuscrito a la luz de sus contenidos transforma el artefacto estático en un testimonio viviente. Es por esta razón que he descrito el libro de Guaman Poma como un “testigo de sí mismo”.

Observaciones preliminares

La edición facsimilar digital y el análisis del manuscrito:
Junto con el peritaje codicológico del manuscrito llevado a cabo por la Biblioteca Real, mi fuente para el presente análisis fue la edición facsimilar digital. Su calidad extraordinariamente alta hace de su consulta un necesario complemento a este ensayo y la fuente apropiada para cualquier análisis futuro del manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno. La edición digital permite ver numerosos detalles de los textos prosísticos y gráficos de Guaman Poma que, de otra manera, pasarían inadvertidos. Asimismo la digitalización ha demostrado ser indispensable en descifrar las ocasionales capas de escritura sobreimpuesta por Guaman Poma y en identificar las modifaciones introducidas en la edición facsimilar impresa de París. A pesar de que ésta sigue siendo consultada, ha sido definitivamente superada por la nueva edición digital, que debe reemplazarla para cualquier consulta seria.

El ejemplo del título de la obra en la portada ilustra esta afirmación. Invisible en cualquier facsímil impreso pero perceptible en la edición digital es el primer título del manuscrito, El primero i nueva corónica i buen gobierno. En la edición digital se puede observar que la “o” de “primero” y la primera conjunción “i” fueron suprimidas cuando Guaman Poma introdujo, con tinta negra, motivos decorativos que las obscurecieron (véase “portada” en este sitio). Su título final corregido, El primer nueva corónica i buen gobierno, es más conciso. (Interpreto el significado de esta modificación en la sección  4.8, más adelante.)

En la misma portada Guaman Poma anotó algunas series de cálculos secuenciales sobre el volumen de su obra. Sólo en los casos más raros, como éste, las imágenes digitales del sitio resultaron inadecuadas para descifrar el texto. La dificultad se resolvió complementándolas con imágenes fotográficas de alta resolución. (Véase la sección 4.7 para las series de cálculos y el análisis de su secuencia.)

Paginación (no foliación):

(1) La paginación de Guaman Poma:  Guaman Poma numeró las páginas de su manuscrito, empezando de forma no convencional por asignar el número uno en el verso de una página (el reverso de la portada). Cometió ciertos errores al repetir inadvertidamente algunas secuencias de números (154-155, 523-532) y otros al producir números de cinco dígitos cuando compuso o corrigió los números de cuatro dígitos (los 1000 y los 1100). (Véanse la sección 4.6, más adelante, y “Pagination Survey of Copenhague, Royal Library, GkS 2232 4to” en este sitio.) (Nota: Es un error referirse a las hojas del manuscrito como ‘folios’, porque Guaman Poma optó por el sistema moderno de la paginación; la referencia a sus páginas como folios introduce errores no atribuibles a él.)

(2) Paginación consecutiva:

El adjetivo “consecutiva” refiere a la corrección secuencial de la paginación de Guaman Poma tal como la creamos para las ediciones de la Nueva corónica y buen gobierno publicadas en 1980 por John Murra y yo, y por Franklin Pease. Es la paginación reproducida en el facsímil digital de la Biblioteca Real y la empleo en este ensayo. Empieza por el comienzo no convencional de Guaman Poma al numerar como primera página el verso de la portada.

Capítulos:

Guaman Poma dividió su obra en capítulos pero no los numeró. Su “Tabla de la dicha corónica” difiere del cuerpo del texto en la medida que la “Tabla” omite ciertos capítulos o secciones de capítulos y reorganiza la presentación de otros dentro de un formato diferente (véase la sección 3.5, más adelante). Las referencias a capítulos que cito en adelante remiten a los títulos descriptivos y numerados de los capítulos que John Charles y yo creamos en versión bilingüe español-inglés bajo el nombre “Tabla de contenidos/Table of contents” para la edición digital. Esta es más completa que cualquier otro índice, incluyendo el “Índice general” que John V. Murra y yo preparamos para la edición de 1980. A lo largo de este ensayo, cito la “Tabla de la dicha corónica” de Guaman Poma bajo su propia denominación, a veces abreviada en “Tabla”, y utilizo “tabla de contenidos” para referirme al índice de capítulos tal como se lo encuentra en la edición digital.

Hojas: 

El término básico, una “hoja (sencilla)”, remite a una unidad de papel que produce dos páginas, recto y verso, como aparecen en el códice encuadernado.

Al describir la hechura física del libro manuscrito, utilizo las siguientes distinciones:

(1)  Una “hoja doble (regular)” es una unidad de papel que produce cuatro páginas. Aproximadamente el noventa y seis por ciento del códice está hecho de tales hojas dobles. En un único caso, una hoja doble regular no se halla integrada al cuadernillo cosido, habiendo sido posteriormente agregada.

(2) Una  “hoja sencilla con solapa” es una unidad de papel que produce dos páginas. La solapa es una pequeña extensión, doblada sobre la hoja, que ocupa toda su longitud vertical y hace posible añadir con seguridad la hoja al cuadernillo, sea pegándola o cosiéndola.

(3) Tales “hojas sencillas con solapa” pueden aparecer en pares, y pegadas una a la otra a lo largo de la solapa, convirtiéndose, por ende, en lo que llamo “hojas dobles compuestas (pegadas)”. Tres cuadernillos, que ocupan aproximadamente el tres por ciento del volumen del códice, están hechos enteramente de tales hojas dobles compuestas (pegadas).

(4) Además de haber sido ordenadas y pegadas en pares, las “hojas sencillas con solapa” pueden aparecer en parejas no pegadas y funcionar como “hojas dobles compuestas no pegadas” (en dos ocasiones), o solas. En este último caso, que se trata de una sola hoja sin pareja, esta “hoja sencilla con solapa” está añadida y posteriormente integrada a la estructura del cuadernillo (un único caso) o simplemente añadida, sin integrarse, al cuadernillo completo (tres casos). Véanse la sección 1.1 y la Tabla 4, más adelante. 

Hojas dobladas al pie y textos truncados:
Los tres lados del libro han sido cortados uniformemente al prepararlos para ser dorados. A pesar de que los números de varias páginas en la parte superior del libro han sido truncados o del todo eliminados por este procedimiento, se tomó el cuidado necesario para evitar dañar, en los márgenes inferiores del libro, las líneas de texto que ocasionalmente se extendían más allá del habitual margen inferior. Estas porciones de texto fueron preservadas haciendo cortes verticales de tijera en las hojas en el margen interior del libro lo más cerca posible a la costura, y doblando sobre sí misma la parte inferior de la página para que el libro pudiera ser cortado en su lado inferior sin riesgo de extirpar texto valioso. Algunas páginas fueron inevitablemente descuidadas en el proceso, y el corte del libro truncó los contenidos textuales en la parte inferior de algunas páginas. La página consecutiva 43 provee un ejemplo de texto truncado; la página consecutiva 420, una muestra de una hoja doblada en la parte inferior y exitosamente preservada.

Encuadernación:

Es evidente que el códice de la Nueva corónica y buen gobierno ha sido sometido a varios procesos de encuadernación. La evidencia física del libro apunta a, por lo menos, cuatro operaciones durante los casi cuatrocientos años de su existencia. (Véase la sección 2.4, más adelante.) En el curso de estas intervenciones, algunos elementos se ensamblaron incorrectamente y otros, que previamente habían sido débilmente adjuntados al manuscrito, fueron asegurados de modo más efectivo, pegándolos (en tres casos: páginas consecutivas 466-467, 978-981, 1188-1189), cosiéndolos (en dos casos: páginas consecutivas 474-475 y 1104-1139), o combinando ambos procedimientos (en un solo caso: páginas consecutivas 1066-1067). 

Podemos estar seguros, sin embargo, de que todos los elementos están hoy día ubicados en su lugar correspondiente dentro del manuscrito. Esto se debe al hecho de que Guaman Poma dejó todas las claves posibles para su apropiado arreglo secuencial en cada fase de su trabajo. En virtud de esta afortunada situación, la comprensión del proceso de redacción y enmendación de la obra por Guaman Poma no depende de saber si una costura o pegado particular fue hecho por él o por los posteriores encuadernadores quienes cumplieron exitosamente sus intenciones.

1. Sumario del examen codicológico del manuscrito por la Biblioteca Real

El manuscrito se compone de veintiséis cuadernillos además de una sola hoja adicional. El papel usado por Guaman Poma exhibe tres variantes de la filigrana en cruz latina descrita por Briquet (vol. 1, pp. 332 ff. [no vol. III, p. 332, como se señala en Adorno 1979-80, 26, nota 3]). Resumo a continuación los resultados de esta investigación. (Véase “Codicological Survey of Copenhagen, Royal Library, GkS 2232 4to - Quires, Sheets, and Watermarks” en este sitio.)

1.1. Hojas y cuadernillos

1.1.1. Patrones generales

Para elaborar la mayoría de los cuadernillos se usaron hojas dos veces dobladas, cada una de las cuales produce cuatro hojas en cuarto u ocho páginas. Hay cuadernillos “grandes” y “pequeños”: cuadernillos 1 al 20, y cuadernillos 21 al 26, respectivamente.

Los cuadernillos “grandes” están hechos uniformemente de hojas dobles regulares, con insertos de hojas adicionales en sólo dos cuadernillos (páginas consecutivas  636-637 y 646-647 en el cuadernillo 13; páginas consecutivas 904-905, 958-959 en el cuadernillo 18). Con una excepción, los primeros veinte cuadernillos “grandes” ascienden en tamaño de doce a quince hojas dobles de la siguiente manera: Los cuadernillos 1 al 4 se componen de doce hojas dobles; los cuadernillos 5 al 12, de trece hojas dobles; los cuadernillos 14 al 16, de catorce hojas dobles; los cuadernillos 17 al 20, de quince hojas dobles. Únicamente el cuadernillo 13 se compone de dieciséis hojas dobles. La evidencia sugiere que el cuadernillo 13, originalmente hecho de quince hojas dobles, fue aumentado al incorporársele dos hojas sencillas con solapa, esto es, una hoja doble compuesta  (cuyas dos mitades no habían sido pegadas juntas), la cual se introdujo, antes de que se usara para escribir, como la decimocuarta hoja doble del cuadernillo, esto es, las páginas consecutivas 636-637 y 646-647.

De los cuadernillos “pequeños”, tres están hechos de hojas dobles y otros tres están compuestos por hojas sencillas con solapas, esto es, hojas dobles compuestas pegadas juntas antes de ser ensambladas dentro de los cuadernillos y usadas para escribir. Los cuadernillos 22, 23, y 24 están hechos de hojas dobles regulares, y los cuadernillos 21, 25, y 26 están hechos exclusivamente de hojas dobles compuestas. El cuadernillo 21 se compone de cuatro hojas dobles compuestas; el cuadernillo 22, de siete hojas dobles; el cuadernillo 23, de dos hojas dobles; el cuadernillo 24, de seis hojas dobles; el cuadernillo 25, de cuatro hojas dobles compuestas; y el cuadernillo 26, de dos hojas dobles compuestas.

1.1.2. Características especiales

Como se mencionó anteriormente, hay dos casos de hojas dobles compuestas que aparecen en cuadernillos que de otro modo se compondrían de hojas dobles regulares: la hoja doble compuesta (número catorce) en el cuadernillo 13 (páginas consecutivas 636-637 y 646-647) y la hoja doble compuesta (número dos) en el cuadernillo 18 (páginas 904-905 y 958-959).  

En el conjunto del manuscrito hay solamente siete adiciones a la estructura primaria de los cuadernillos, la cual es el arreglo de éstos según los dispuso el autor antes de que empezara a escribir. (Véase más adelante la sección 4.1 para la interpretación de estos casos).  

Dos de estas siete adiciones pueden ser descritas como compatibles con la estructura primaria de los cuadernillos en tanto que parecen haber sido introducidas en los cuadernillos en el curso de la escritura

. Constituidas por dos hojas dobles compuestas, estas adiciones son, respectivamente, las páginas consecutivas 636-637 y  646-647; y 904-905 y 958-959.

Otras cuatro adiciones resultan incompatibles con la estructura primaria de los cuadernillos en tanto que parecen haber sido añadidas o “anexadas” dentro de los cuadernillos ya existentes y “cerrados”. Sin contar la tardía adición del capítulo “Camina el autor” (véase más adelante la sección 4.2), estas cuatro adiciones “tardías” se componen de: (1) una hoja sencilla con solapa (páginas consecutivas 466-467), pegada entre dos páginas; (2) otra hoja sencilla con solapa (páginas consecutivas 474-475), cosida dentro de la primera mitad del cuadernillo probablemente para reemplazar una hoja sencilla cortada del cuadernillo en el mismo lugar; (3) una hoja doble regular (páginas consecutivas 978-981), pegadas entre dos páginas; y, finalmente, (4) una hoja sencilla (páginas consecutivas 1188-1189), que se encuentra pegada dentro de la última página del cuadernillo 26.

La única adición restante es a la vez compatible e incompatible con la estructura primaria del cuadernillo: La hoja que constituye las páginas consecutivas 1066-1067 fue adherida débilmente en el cuadernillo ya paginado y cosido; no presenta numeración ni reclamo a pie de página (“catch word”) y, más aún, la tinta húmeda de la página 1068 ha traspasado a la página 1065, revelando que estas páginas se terminaron antes de que la hoja correspondiente a las páginas consecutivas 1066-1067 fuera añadida. Al mismo tiempo, la solapa de la hoja 1066-1067 aparece en la otra mitad del cuadernillo, y esto también indica que fue añadida al cuadernillo previamente cosido.

Dicho de otro modo, estas siete adiciones tardías de hojas consisten en la introducción de hojas dobles compuestas o regulares en tres ocasiones (páginas consecutivas 978-981 y 636-637/646-647, 904-905/958-959, respectivamente) y una hoja sencilla en cuatro casos (páginas consecutivas 466-467, 474-475, 1066-1067, 1188-1189). Tal como aparecen hoy, dos de estas hojas sencillas, páginas consecutivas 466-467 y 1188-1189, han sido añadidas a los cuadernillos pegando su estrecha solapa a la página precedente y aplicando una línea delgada de goma en el borde interno de la hoja sencilla para hacer que ésta se adhiera a la página siguiente con la máxima estabilidad. Una ha sido añadida mediante pegado y cosido (páginas consecutivas 1066-1067), otra, mediante cosido (páginas consecutivas 474-475).  

Con relación a la hoja sencilla cosida en el cuadernillo 10 (páginas consecutivas 474-475), hay dos “solapas” que aparecen entre las páginas consecutivas 473 y 474. La primera solapa, que se encuentra inmediatamente después de la página 473, es mucho más estrecha que la segunda, que precede a la página 474. La primera solapa puede ser identificada como perteneciente a la hoja doble regular (la número once del cuadernillo 10), que ahora consiste sólo en esta solapa y la hoja ocupada por las páginas 484-485. La segunda solapa pertenece a la hoja usada para las páginas 474-475. Aparentemente, ésta fue en su origen una hoja doble regular, porque su borde, cortado descuidada y desigualmente, no se parece a los bordes más regularmente cortados de las hojas sencillas que han sido preparadas con gran cuidado para su montaje y uso como hojas dobles compuestas. Mientras el cosido en el cuadernillo 10 de la hoja sencilla que llegó a ser las páginas 474-475 corresponde indudablemente a la voluntad del autor, no es posible determinar cuando fue hecha esta inserción cosida. 

Véanse más adelante las secciones 4.1 y 4.3 para la descripción de los contenidos de estas hojas agregadas.

1.2. Filigranas

Las filigranas aparecen en el doblez de las hojas, y se encuentran en cincuenta por ciento de éstas. Esto es, cada hoja sin doblar usada por Guaman Poma portaba una sola filigrana, ubicada en el medio de una mitad de la hoja. Cuando la hoja fue doblada dos veces para formar dos hojas dobles in quarto, una de estas hojas dobles resultaba sin filigrana. La otra hoja doble exhibía la filigrana en su doblez, con el resultado de que la mitad de una filigrana sería visible en cada una de las dos hojas de esa hoja doble plegada. En el libro encuadernado, estas medias filigranas pueden ser vistas, aproximadamente, en las dos hojas correspondientes a cada segunda hoja doble.

Hay tres variantes de un solo tipo de filigrana, la cruz latina. La filigrana más común, la cruz latina sobre las letras GM (que es parecida al ejemplo *5692 en Briquet 1968), se halla a lo largo de los once cuadernillos “grandes”, con la excepción de las tardías adiciones de hojas hechas a estos cuadernillos luego de que fueran “cerrados”. Las unidades pertinentes son los cuadernillos 5-12 (de trece hojas dobles cada uno) y  18-20 (de quince hojas dobles cada uno, con sus respectivas añadidas posteriores de las ya mencionadas hojas dobles compuestas, hojas dobles y sencillas [sección 1.1.2]).

La segunda filigrana más común, la cruz latina sobre las letras AA (no incluida en Briquet 1968),

se halla a lo largo de los cuadernillos 1 al 4 (de doce hojas dobles cada uno), así como en el “pequeño” cuadernillo 24 (compuesto de seis hojas dobles) y en una de las inserciones de hojas sencillas (páginas consecutivas 474-475) en el cuadernillo 10.

Estas dos filigranas (la cruz latina sobre las letras GM y la cruz latina sobre las letras AA) aparecen en los cuadernillos “grandes” 13 al 17 (de dieciséis, catorce, catorce, catorce, y quince hojas dobles, respectivamente), con la excepción de la hoja doble compuesta (hoja catorce) en el cuadernillo 13, que está compuesto de dos hojas sencillas con solapas (páginas consecutivas 636-637, 646-647). Se encuentran también en los cuadernillos “pequeños” 21 y 25 (cada uno compuesto de cuatro juegos de hojas sencillas con solapas o de hojas dobles compuestas).

La tercera filigrana, la cruz latina sobre las letras IA (semejante a Briquet 1968, *5693), se halla a lo largo de los cuadernillos “pequeños” 22 y 23 (siete hojas dobles y dos hojas dobles, respectivamente, correspondientes al capítulo “Camina el autor”) y en el inserto de la otra hoja sencilla en el cuadernillo 10 (páginas consecutivas 466-467). Veremos su significado en las secciones 4.1 y 4.2, más adelante.

2. La Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real

2.1. Clasificación

Tal como lo hiciera Richard Pietschmann (1908, 1912; rpt. en Tello 1939) a principios del siglo veinte, en 1977 identifiqué también los años del primer registro de la Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real como 1784-1786 (Adorno 1979-80, 7, 19, 27, nota 16). La fuente de Pietschmann, y la mía, fue el manuscrito Catalogus manuscriptorum Bibliothecæ Regiæ scriptus et ordinatus annis 1784-86 (vol. 3, p. 616), preparado bajo la supervisión de Jón Erichsen, Director de la Biblioteca Real desde 1781 hasta 1787. Erichsen posteriormente publicó en danés un extracto de este catálogo topográfico (“shelf list”), pero el libro de Guaman Poma no se menciona entre los manuscritos españoles que Erichsen listó en las páginas pertinentes (Erichsen 1786, 82-84).  

Aunque el número de catalogación por el que conocemos el manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno, “

GkS 2232 4to”, aparece por primera vez en el catálogo manuscrito de Erichsen (véase ilustración), probablemente no fue numerado bajo su dirección sino más tarde. Por ser su obra un catálogo topográfico, deja en blanco cada segunda página, así intentando hacer posible la interpolación de adquisiciones ulteriores. Por ende, es probable que los números fueran añadidos más adelante, cuando cada ítem en la Antigua Colección Real fuera numerado en series según sus respectivos formatos de folio, cuarto, y octavo, reemplazando así los medios menos exactos de identificar los lugares de cada ítem en el anaquel mediante el número de la página del catálogo en la cual aparecían.

El catálogo de Erichsen levantado entre 1784-86 (vol. 3, pp. 606-618) fue el primero en darle a la Nueva corónica y buen gobierno una clasificación temática (véase también la sección 2.2, más adelante). Aunque los ítem en folio, en cuarto y en octavo fueron catalogados en grupos separados, todos ellos siguieron el mismo esquema de clasificación temática. En el sistema empleado por Erichsen, la categoría temática pertinente fue “historia”, y fue dividida en “universal”, “antigua”, y “reciente”. El rubro de  “historia reciente” fue luego subdividido de acuerdo con el país estudiado. Los materiales españoles y portugueses de los siglos XVI y XVII fueron clasificados juntos por la anexión del Portugal a España en los años 1580-1668. Dado que el catálogo de Erichsen anticipó por tres décadas la Independencia latinoamericana, las posesiones españolas ultramarinas, incluidos el Perú y el antiguo imperio Inca, fueron subsumidas bajo “España”. Así Erichsen ubicó el libro manuscrito de Guaman Poma dentro de la categoría de “historia española y portuguesa reciente”. Por haber otras crónicas listadas en esta categoría, es probable que el título castellano de la obra, “corónica”, determinara, al menos en parte, su clasificación bajo este rubro.

La “ historia de España”, sin embargo, fue concebida muy genéricamente en el catálogo de Erichsen, y la colección de obras entre las que aparece la de Guaman Poma es bastante heterogénea. El entorno inmediato de la Nueva corónica se compone de obras predominantemente escritas en español que varían desde obras históricas hasta trabajos de interés político, jurídico o económico. En este contexto, resulta plausible que la referencia al manejo político y económico en el título “Buen gobierno” haya apoyado también la clasificación de la obra, como la de otras tituladas de modo parecido, bajo la amplia categoría identificada como historia ibérica.

Resalto algunos de estos títulos para que el lector pueda apreciar el catálogo de Erichsen. Las obras entre las que se acomoda a la Nueva corónica y buen gobierno incluyen: crónicas de los reinados de Fernando e Isabel y de los reyes de Navarra; discursos de Carlos V y su hijo Felipe II; relatos y “papeles curiosos” sobre la armada española, y otros affaires de España y Roma; el reporte final sobre el gobierno del undécimo virrey del Perú, Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros; fragmentos de una a biografía de Don Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares y Gran Canciller de las Indias; un tratado sobre “la justicia y buen gobierno en España”; un intercambio entre el Papa y el monarca español sobre la reforma de ciertos abusos eclesiásticos; un trabajo dirigido por el fiscal del Consejo de Indias al Conde-Duque de Olivares; un discurso de Tommaso Campanella sobre la necesidad de evitar conflictos con la monarquía española; una serie de discursos sobre la restauración económica de España, dirigidos a Olivares; varios reportes diplomáticos españoles; una protesta española al Papa acerca del Portugal; otros fragmentos de una biografía de Olivares; un trabajo sobre numismática española; un tratado sobre contabilidad en las “provincias de las Indias Occidentales”; y un reporte de un embajador veneciano sobre ciertos asuntos en España (GkS 565, 566; 573, 574; 578; 589; 590; 2210; 2211; 2212; 2213; 2215; 2224-2231; 2233; 2234; y 3577, respectivamente).   

Extremadamente oportuno es el GkS 589 2°, que es un manuscrito titulado “Luz de materias de Indias” y que consiste en el reporte del Virrey Mendoza y Luna a su sucesor a finales de 1615. (Véase la sección 4.4, más adelante.) 

Si el objetivo de Guaman Poma hubiese sido la clasificación bibliográfica de su obra en una biblioteca culta en lugar de su uso en las sedes del poder en Madrid o Roma, seguramente habría estado complacido con la ubicación de su obra según el catálogo Erichsen. Como hemos visto, Guaman Poma aspiró a tener su obra considerada como una exposición sobre del pasado histórico andino y también una guía para el buen gobierno y la justicia en el presente y el futuro (páginas consecutivas 751, 991). La primera clasificación archivística de su obra reconoció su temática dual de historia y política. Aunque la obra no fuese archivada en España (“cauesa del mundo”), como lo hubiera querido Guaman Poma, su ubicación bajo el rubro bibliográfico “España” da en el blanco.

2.2. “(Re)descubrimiento” y proveniencia

Si el catálogo Erichsen de 1784-86 ofreció la primera clasificación del manuscrito de  Guaman Poma, no fue la primera noticia de la obra en los registros de la Biblioteca Real.  Por casi un siglo el catálogo manuscrito de la Biblioteca Real levantado entre 1784 y 1786 nos ha provisto de la más temprana fecha sobre la que podía ser verificada la presencia de la Nueva corónica y buen gobierno en la Antigua Colección Real. Ahora, gracias a las recientes investigaciones del historiador danés, el antiguo bibliotecario investigador en la Biblioteca Real, el Sr. Harald Ilsøe, sabemos que la Nueva corónica y buen gobierno había ya aparecido en un temprano catálogo de esa institución, fechado en 1729. En su reciente estudio sobre la historia de las colecciones de la Biblioteca Real, Ilsøe (1999, 77) anunció que este catálogo topográfico de los manuscritos, identificado como “E 20” en el archivo de la Biblioteca Real, contiene la siguiente entrada (vol. 2, p. 687, no. 46):

En skreven spansk Bog 4to med mange Figurer. sub titulo El primer nueva coronica, y buen gobierno por D. Filippe Guaman poma de Aiala. [Un manuscrito español in quarto con muchas ilustraciones. El título es El primer nueva corónica, y buen gobierno por D. Filippe Guaman poma de Aiala]

Mientras era debidamente ingresado en el catálogo de 1729, la mención de la Nueva corónica no puede ser considerada allí como dentro de una clasificación temática. Aparece bajo el número 46 al interior de una lista miscelánea cuyos tópicos, entre los ítem 40 al 54, incluyen: una disertación sobre la cábala, un trabajo sobre teoría política, un catálogo numismático, un elogio en verso al rey Frederick III de Dinamarca, una introducción a la lengua hebrea, una historia de los musulmanes, una lista de los reyes etíopes, una descripción de Venecia, una introducción al arte de la fortificación militar, varios tratados sobre el arte de la guerra, una obra sobre los Países Bajos y una exposición sobre la ley sueca. Las lenguas representadas incluyen el latín, el francés, el danés, el alemán así como el español (la obra de Guaman Poma).

Importante es notar que el año de 1729 queda como la nueva e innegable fecha antes de la cual el manuscrito autógrafo habría entrado en las reales colecciones danesas. Este hecho, en cambio, hace más plausible la especulación acerca del arribo de la Nueva corónica y buen gobierno en Dinamarca en el siglo anterior. En tales circunstancias, el número de potenciales donantes debería ser necesariamente limitado; entre ellos, se destaca Cornelius Lerche (1615-1681), quien sirvió como embajador danés en España desde 1650 hasta 1655 y desde 1658 hasta 1662.

Décadas atrás, el historiador peruano Raúl Porras Barrenechea (1948, 79) mencionó a Lerche como un posible donante, y las recientes investigaciones bibliográficas de Harald Ilsøe también nos conducen en esta dirección. Aunque, como Ilsøe reconoce, sus observaciones proveen sólo evidencia circunstancial, las considero suficientemente sugestivas y pertinentes a esta discusión así como potencialmente fructíferas para la posterior investigación sobre la proveniencia del manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real danesa. En comunicación personal dirigida a mí el 13 de mayo del 2001, el Sr. Ilsøe escribió: “Los ítem con proximidad al manuscrito de Guaman Poma en los anaqueles en 1729 indican que éste fue adquirido durante el reinado de Frederick III (1648-1670), esto es, muy probablemente antes de 1663, dado que la obra no aparece en la lista de adquisiciones (“E 8” en el archivo de la Biblioteca Real) que corresponde al período de 1663-1671”. En una carta personal del 26 de mayo del 2001, Mr. Ilsøe explica su línea de razonamiento:

Los argumentos a favor de una proveniencia durante el reinado del rey Frederick III son aún sólo evidencias circunstanciales y no pruebas. Quizá lo más importante es el siguiente hecho . . . : Excepto por las adquisiciones procedentes de las colecciones Coyet y Reitzer, las adquisiciones de manuscritos durante el reinado de Frederick IV (1699-1730) están aparentemente listadas juntas en E 20, vol. 2, pp. 562-564 (cf. Ilsøe 1999, 604 y 614-618), e indican que el manuscrito de Guaman Poma (listado en E 20, vol. 2, p. 687) fue adquirido no más tarde que ca. 1700. La cadena de evidencias circunstanciales es la siguiente: (1) La adquisición fue probablemente hecha antes de 1700, y (2) muy probablemente ocurriese bajo Frederick III, en 1663, como la fecha más tardía.  

Por lo tanto, Jørgen Reedtz (d. 1682), que fue el embajador danés en España desde 1671 hasta 1680, y Laurids Ulfeldt (1605-1659), cuya biblioteca, adquirida por la Biblioteca Real en 1662, incluía 163 libros españoles pero no manuscritos españoles, deben ser descartados como poseedores tempranos [de la Nueva Corónica]. Las adquisiciones de la biblioteca de Ulfeldt se conocen a través de un catálogo impreso (cf. Ilsøe 1999, 214-234). Es posible que el manuscrito fuera adquirido junto con la biblioteca de Joachim Gersdorff (1611-1661) en 1661 (solamente contamos con el catálogo de sus libros impresos), o que fuera un regalo bien escogido para Frederick III de parte de Lerche, cuando éste regresó de España a finales de 1662.

Habiendo sido investido con un titulo nobiliario en 1660, Lerche tenía buenas razones para expresar su gratitud al rey. El hecho de que Lerche poseyera algunos manuscritos procedentes de la biblioteca del Conde-Duque de Olivares así como un manuscrito escrito en una lengua “india” (Ilsøe 1999, 364, no. 30), otorga a su colección española una importancia con la cual ninguna otra colección traída de España a Dinamarca hasta ese momento pudiera competir. Sabemos, además, que Gersdorff adquirió libros españoles a través de Lerche, así cualquiera de las dos  posibilidades apuntan a una adquisición por parte de Lerche, quien estuvo en Madrid durante los años 1650-1662, excepto por los años 1655-1658.

El manuscrito en una lengua “india” referido por Ilsøe es una colección de sermones, “Sermones sobre los Evangelios y fiestas del año en lengua Matalzingne [sic] de las Indias”, escrito en la lengua amerindia de Matlazinca. Situada en el actual nordeste de Michoacán, México, el área fue conocida en el siglo XVI como Matalcingo (Gerhard 1993, 106); fue el lugar donde se escribieron obras misioneras españolas en lengua matlazinca, incluyendo algunas obras dramáticas sobre la vida de Cristo (Edmonson 1985, 5). La posesión por Lerche de esta colección de sermones sobre los evangelios y las fiestas litúrgicas podría o no sugerir un interés de su parte hacia la América indígena precolombina; podría haber estado coincidentemente entre otros materiales manuscritos que él reunió.

Es de gran interés que Lerche poseyera manuscritos adquiridos de la biblioteca de Don Gaspar de Guzmán (1587-1645), el Conde-Duque de Olivares y el estadista y principal ministro del rey español Felipe IV (1621-1665). Como lo mencionara Ilsøe (1999, 360-364), por lo menos seis de los cuarentaiséis manuscritos españoles e italianos listados en el catálogo para la subasta de 1682 de la biblioteca personal de Lerche derivaban de la biblioteca de Olivares. De este modo, los hallazgos e inferencias de Ilsøe mantienen vigente la conjetura de Porras Barrenechea (1948, 79) de que fue Cornelius Lerche quien adquirió el manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno en España entre 1650 y 1662.

Quizá una pieza más de evidencia circunstancial apunte a Lerche como donante. En 1993, Ilsøe anunció que Daniel Gotthilf Moldenhawer (1753-1823), el renombrado Director de la Biblioteca Real desde 1788 hasta 1823, había “descubierto” la Nueva corónica y buen gobierno más de un siglo antes de que Pietschmann y que había deseado publicar selecciones de ésta (Ilsøe 1993, 28-32). La intervención de Moldenhawer no fue gratuita; se habría percatado del valor potencial de la Nueva corónica y buen gobierno por sus propios intereses de hispanista. Moldenhawer fue el primer director de la Biblioteca Real en estar bastante familiarizado con la lengua y la cultura españolas, habiendo pasado dos períodos en España (1783-84, 1786-87), para los propósitos, respectivamente, de investigación erudita y de negociación diplomática. Reunió aproximadamente 150 documentos españoles para una historia de la Inquisición española que se propuso escribir pero nunca terminó. Esta colección de materiales inquisitoriales no fue igualada en Europa hasta veinte años después, cuando los archivos de la Inquisición española fueron abiertos como resultado de las guerras napoleónicas (Henningsen 1975-76, 249-250).

El conocimiento de Moldenhawer sobre Guaman Poma puede deducirse de su proyecto de 1809 para la publicación de un “museum” de tesoros manuscritos de la Biblioteca Real. Esta serie de volúmenes debía incluir cierta “Información y ejemplos de una crónica del Perú que incluye la historia de los Incas y la conquista de su reino, con una descripción de asuntos domésticos ilustrada con dibujos” (“Efterretning om og Prøver af en Krønike af Peru, som indbefatter Ynkaernes og dette Riges Erobrings Historie, med en ved Tegninger oplyst Beskrivelse om dets indre Mærkværdigheder”). Esta mención en 1825 del proyecto concebido por Moldenhawer en 1809 es la primera referencia impresa por parte de la Biblioteca Real acerca de la Nueva corónica y buen gobierno. Fue el sucesor de Moldenhawer, Erich Christian Werlauff (1823-1861), quien comentó el proyecto (Werlauff 1825, 352; Werlauff 1844, 333).

Ilsøe (1993) también ha encontrado mencionada la obra de Guaman Poma en el diario de August Hennings, un funcionario alemán que visitó Copenhague en 1802. Algunos extractos de su diario se publicaron en 1934. Según Hennings, Moldenhawer opinó que la Nueva corónica y buen gobierno, así como otros manuscritos españoles de la Biblioteca Real, había sido “comprada de una biblioteca dejada por un embajador español, un hombre culto que murió en Copenhague” (“aus dem angekauften Nachlasse eines in Copenhagen verstorbenen spanischen Gesandten, der ein gelehrter Mann war”). Desdichadamente, la relación de Hennings no especifica si Moldenhawer tenía en mente a un embajador proveniente de España o a un embajador danés enviado a España ni si, como Ilsøe señala, la idea de Moldenhawer sobre la  proveniencia de la Nueva corónica era conjetural o basada en evidencia documental ahora perdida. 

A pesar de este temprano descubrimiento de la obra de Guaman Poma en la Biblioteca Real, un silencio monumental prevaleció alrededor del manuscrito peruano hasta su “redescubrimiento” por Pietschmann en 1908. La única actividad probable concerniente al manuscrito entre la época de Moldenhawer y la de Pietschmann fue la reencuadernación del manuscrito durante los años finales de la dirección de Werlauff (véase la sección 2.4, más adelante). Werlauff probablemente ordenó que dicha labor se llevara a cabo porque su predecesor Moldenhawer había estimado la obra y había querido publicar selecciones de ella.

La tardía fecha (1908) para el reconocimiento permanente del códice luego de su residencia multicentenaria en la Biblioteca Real es uno de los factores que sugiere su inclusión en una colección “cerrada” poco después de su llegada a Dinamarca. La ausencia de marcas de propietarios o anotaciones de lectores sobre el manuscrito, así como su perfecto estado de conservación, apoyan simultáneamente su depósito temprano y el retiro de la circulación de mano en mano. Todas estas consideraciones se yerguen como evidencias circunstanciales que respaldan la hipótesis sobre la incorporación de la Nueva corónica y buen gobierno dentro de las más antiguas colecciones de la Biblioteca Real menos de medio siglo después de que Guaman Poma introdujera los últimos toques sobre ella en 1616.

Desde 1908 hasta 1930, sin embargo, el manuscrito dejó la Biblioteca Real por largos períodos (véase Adorno 1979-80, 19, 27, notas 17-19). El manuscrito fue primero a  Göttingen con Richard Pietschmann para la preparación de su transcripción y edición. Tras la muerte de Pietschmann en 1923, el manuscrito fue devuelto a la Biblioteca Real en 1925, pero se lo envió de nuevo a Alemania en 1927. Los herederos de Pietschmann habían convenido con el Dr. Ferdinand Hestermann, entonces miembro del Museum für Völkerkunde en Hamburgo y luego de la Universidad de Jena, en que cotejara e hiciera un tiposcrito de la transcripción de Pietschmann para que su edición crítica pudiera ser publicada (Adorno 1979-80, 19, 27, nota 19). El 25 de enero de 1930, Hestermann informó a la Biblioteca Real que había terminado su trabajo, y el manuscrito fue devuelto a la Biblioteca Real.

2.3. Cuadernillos desarreglados

1927 es un año de particular relevancia dentro de la larga estancia de la Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real. Me he enterado por ciertos documentos del archivo de la Biblioteca Real, que no estuvieron a mi disposición en 1977, que poco después de que Hestermann recibiera el códice para su cotejo, llamó la atención de la Biblioteca Real sobre tres problemas: (1) el defectuoso ordenamiento de las páginas del manuscrito; (2) la imposibilidad de desplegar el mapamundi por la ajustada encuadernación (páginas 983-984 en la numeración de Guaman Poma [páginas consecutivas 1001-1002]); y (3) el desgarramiento de las porciones superiores de tres hojas (páginas 702-703, 820-821, 822-823 en la numeración de Guaman Poma [páginas consecutivas 716-717, 834-835, 836-837]). 

El manuscrito fue entonces devuelto de Hamburgo a Copenhague, y la Biblioteca Real empezó la tarea de aflojar la encuadernación, reordenar los cuadernillos desacomodados y reforzar las tres hojas rotas con un papel transparente utilizado en aquella época para conservar manuscritos. Este mismo papel encolado, llamado “papel de China”, fue aplicado a las porciones superiores de las páginas que habían sido dañadas por cantidades excesivas de tinta que Guaman Poma les había aplicado. El lector de la edición digital puede ver directamente la ubicación de las aplicaciones en papel de China, dar cuenta de las tres hojas arrancadas y apreciar la exhibición del espectacular mapamundi, ahora enteramente abierto. El problema de reordenar los cuadernillos desacomodados del manuscrito, requiere, sin embargo, de alguna explicación.

Usando la paginación del propio Guaman Poma como guía, Hestermann resaltó en su carta a la Biblioteca Real del 18 de febrero de 1927 (Journalsager 4271) que las páginas 190-397 y 1094-1129 estaban mal ordenadas.

Se trata de los cuadernillos completos 5-8 y 22-23 (páginas consecutivas 192-399 y 1104-1139). Es imposible determinar cuando ocurrieron estos desarreglos. Con seguridad no son errores que el mismo Guaman Poma pudiera haber cometido. La Tabla 1 resume los desarreglos anteriores a 1927 y su corrección secuencial luego de esa fecha. 

Tabla 1:  Catálogo de cuadernillos desarreglados y restaurados a su secuencia correcta en 1927     

Errores anteriores a 1927 de la secuencia de cuadernillos como los describió Hestermann

Número de cuadernillo

(según Guaman Poma, y la secuencia correcta posterior a 1927)

Composición del cuadernillo = número de páginas

Numeración de las páginas consecutivas (según la edición Murra/Adorno de 1980 y la edición digital de 2001)

Paginación original de Guaman Poma

Secuencia posterior a 1927  (y la prevista por Guaman Poma)

1

q 1-4

[]

1-191

1-189

1

3

q 5

13 hojas dobles = 52 páginas

192-243

190-241

2

2

q 6-8

3 x 13 hojas dobles = 156 páginas

244-399

242-397

3

4

q 9 ff.

[]

400 ff.

398 ff.

4

1

q 21

[]

1068-1103

1058-1093

1

3

q 22

Cuadernillo entero, 7 hojas dobles = 28 páginas

1104-1131

1094-1121

2

2

q 23 (a)

primera mitad del cuadernillo = 4 páginas

1132-1135

1122-1125

3

4

q 23 (b)

segunda mitad del cuadernillo = 4 páginas

1136-1139

1126-1129

4

5

q 24 + q 25

[]

1140 ff.

1130 ff.

5

La primera ubicación errónea notada por Hestermann afectaba a los relatos de la Nueva corónica y buen gobierno sobre las instituciones de la sociedad incaica y el principio de la sección titulada “Conquista” que narra la conquista española y las subsiguientes guerras civiles entre los españoles. Dispuestos en una larga secuencia, estos bloques de los capítulos 9 al 11 (cuadernillo 5) y del 11 al 19 (cuadernillos 6-8), respectivamente, fueron hallados en orden invertido. (Para un panorama de la correlación de capítulos y cuadernillos, véase la Tabla 2, más adelante.)  

El otro error en la paginación que descubrió Hestermann correspondía al relato autobiográfico del autor acerca de su viaje final a Lima para entregar su manuscrito en la corte virreinal (“Camina el autor”, capítulo 36). Este error, que afectó a los cuadernillos 22 y 23, difiere del anterior. Primero, este no anticipado capítulo final, escrito e insertado en el manuscrito por Guaman Poma después de que hubiese llegado a Lima para entregarlo, no podía ser incorporado en su ya acabada “Tabla de la dicha corónica” porque no había lugar para una entrada adicional. Segundo, tal como Hestermann los encontró en 1927, los dos cuadernillos del capítulo “Camina el autor” fueron reunidos en un cuadernillo híbrido, habiendo sido el primero (cuadernillo 22) insertado en el medio del segundo (cuadernillo 23). La secuencia del contenido del capítulo estaba así en completa desorganización.

Este problema de la secuencia de los cuadernillos nos conduce directamente a considerar la encuadernación del manuscrito.

2.4. Encuadernaciones

¿Cuántas veces fue encuadernado el manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno? En este punto, la evidencia codicológica acerca de la paginación de Guaman Poma hace posible establecer con certeza que el cosido inicial del conjunto de cuadernillos fue terminado antes de que el manuscrito dejara las manos de Guaman Poma. Tal vez él también lo proveyera de un forro. 

Guaman Poma numeró las páginas de su manuscrito después de que sus cuadernillos fueron cosidos juntos. A lo largo del manuscrito, hay evidencia significativa de tinta, que desde un número de página mancha el lugar idéntico de la página de enfrente. Esto podría haber sido producido mientras se numeraban las páginas y se volteaban antes de que la tinta en la página anterior hubiera secado. Estas manchas de tinta pueden ser halladas comúnmente dentro de los cuadernillos, sin tener en consideración si el libro estaba ya encuadernado o si todavía consistía en cuadernillos sueltos que necesitaban ser cosidos juntos. Tales manchas de tinta tan perfectamente coincidentes no ocurrirían entre cuadernillos si el manuscrito no hubiese estado cosido. Es decir, hubiese sido casi imposible lograr que la mancha o marca en la última página de un cuadernillo y la de la primera página del siguiente se alinearan perfectamente entre sí si hubiesen estado sueltas. En la Nueva corónica y buen gobierno, sin embargo, se encuentran estos perfectos alineamientos entre cuadernillos, esto es, entre la mancha involuntaria de tinta que aparece en el verso de la última hoja de un cuadernillo y el número acabado de entintar en el recto de la primera hoja del siguiente, o viceversa, esto es, el número en el verso de la hoja que proyecta una mancha de tinta sobre el recto de la siguiente. El observador de la versión digital encontrará ejemplos visibles en los puntos de encuentro de los cuadernillos 8 y 9, 17 y 18, y 18 y 19, esto es, en las páginas consecutivas 399 y 400, 901 y 902, y 961 y 962. (Según la paginación de Guaman Poma son las páginas 397 y 398, 887 y 888, y 947 y 948, respectivamente).

Además, los números de página que Guaman Poma ingresó en su “Tabla de la dicha corónica” muestran que lo hizo de un solo tirón y que esto ocurrió en un momento no sólo posterior a su primer intento de paginar el libro cosido sino también posterior a la redacción de los títulos de  los capítulos en la “Tabla”. (La numeración en la “Tabla” es la original de Guaman Poma; no corresponde a su subsiguiente intento de repaginación descrita en la sección 3.7, más adelante.) 

La lectura detenida de los números “466”, “468”, y “712” en las páginas consecutivas 1185 y 1186 de la “Tabla” revela que Guaman Poma introdujo los números luego de que hubiera terminado de redactar el texto de la “Tabla”, que consiste en toda la serie de los títulos en prosa de cada capítulo. Insertados más tarde, los números de página o están apretados en el espacio restante entre las letras sobreescritas y los decorados, o aparecen fuera de los bordes de la caja de escritura. El número 468 lo muestra mejor que los otros: metido a la izquierda de la sobreescrita “o” que forma parte de la abreviatura guamanpomiana de “Juan” en su previamente ingresado título en prosa, el número “468” parece ser, a primera vista, el número “4680”. 

A partir de esta evidencia, podemos asegurarnos de que la secuencia de redacción es la siguiente: (1) Guaman Poma terminó una primera versión de su obra antes de la composición e incorporación del capítulo “Camina el autor”; (2) luego tuvo el manuscrito cosido; (3) subsiguientemente lo paginó; y (4) posteriormente ingresó los números de página apropiados en los espacios de la “Tabla” que antes había dejado en blanco. En un momento posterior introdujo las enmiendas finales a su manuscrito; abordaré este tema en la sección 4, más adelante.

Aparte de la primera costura del manuscrito bajo la supervisión de Guaman Poma, podemos señalar un conjunto de operaciones posteriores de encuadernación que son visiblemente distintas. Como lo noté años atrás (Adorno 1979-80, 16, 27, notas 5 y 6), la encuadernación de la que tenemos evidencia positiva, en la forma de los bordes del libro tallados y dorados, ha debido tener lugar probablemente en el siglo XVII. La evidencia de esta temprana encuadernación ha sido preservada porque los márgenes del manuscrito no fueron recortados en las siguientes encuadernaciones; el elegante acabado final, bastante raro en las encuadernaciones españolas del siglo XVII, fue dejado intacto.

Esta operación de encuadernación cortó y doró los bordes del libro y produjo también las hojas con doblez inferior y los textos truncados mencionados anteriormente en las “Observaciones preliminares”. En los bordes cortados del libro se hicieron incisiones delicadas que los atraviesan formando patrones decorativos; una delgada capa de oro fue aplicada posteriormente. Los patrones tallados en los bordes superiores e inferiores del libro son curvados, sugiriendo que el lomo del libro era redondeado en el momento de hacer las incisiones, en contraste con su achatado encuadernamiento presente. 

Esta operación, terminada en un momento y lugar no precisables luego de que el manuscrito dejara las manos de Guaman Poma, probablemente introdujo los errores en la secuencia de los cuadernillos que no sería rectificada hasta 1927. (Me refiero al cuadernillo 5 ubicado después de los cuadernillos 6-8, y el cuadernillo 22 puesto en el punto medio del cuadernillo 23.)

La tercera encuadernación, que forró el manuscrito en piel de ternero, data del reinado de Frederick VII (1848-1863) como lo indica el emblema real que aparece sobre el lomo del libro. (Véase “Binding/Encuadernación” en este sitio.) La podemos llamar la “encuadernación Werlauff”. Puesto que la condición prístina del manuscrito sugiere que no fuera tocado en casi trescientos años, podemos inferir que la encuadernación original, probablemente hecha de vitela o pergamino en el estilo español y aplicada en Lima o en Madrid, no hubiera sido particularmente fuerte y resistente. (Las aplicaciones en dorado pudieron haber sido aplicadas después de la llegada del manuscrito a Dinamarca.)  En todo caso, probablemente a partir de la información sobre el proyecto que su ilustre predecesor, D.G. Moldenhawer, tenía de publicar partes del manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno, el Director de la Biblioteca Real Erich Werlauff arregló su reencuadernación. Así el manuscrito, que Moldenhawer había juzgado digno de estudio y publicación, recibió el forro por el que lo conocemos. Dado que nadie por esa época había investigado o estudiado el manuscrito detenidamente, los errores de disposición de los cuadernillos fueron perpetuados en esta operación de mediados del siglo XIX.

Aunque la encuadernación en piel de ternero fuera hecha bajo la dirección de Werlauff en la década de 1850, el historiador norteamericano Philip Ainsworth Means describió el manuscrito en la década de 1920 como si hubiese sido encuadernado en pergamino. En el recuento de su visita a Göttingen realizada en septiembre de 1922 para ver el manuscrito bajo el cuidado de Richard Pietschmann, Means (1923, 398) reportó que “la voluminosa obra está encuadernada en pergamino antiguo”. ¿Cómo debe explicarse esto? Cuando el manuscrito fue enviado por la Biblioteca Real a Göttingen para el uso de Pietschmann, es probable que su encuadernación en cuero fuera enfundada en una cubierta especial para protegerla. En la breve visita que rindiera a Pietschmann en Göttingen para conocer el manuscrito, Means pudo o no haber tomado nota de la encuadernación y terminado el reporte de acuerdo con un recuerdo erróneo. En cualquier caso, no hay evidencia de que la Nueva corónica apareciera en un antiguo forro de pergamino en algún momento posterior a la aplicación del empaste en el período de Frederick VII en la mitad del siglo XIX. 

La mayor cantidad de información disponible corresponde a la cuarta encuadernación. Esta operación fue motivada por el anuncio que Ferdinand Hestermann hiciera a la Biblioteca Real en febrero de 1927 acerca de que las páginas del manuscrito se hallaban mal ordenadas. Podríamos conjeturar que Pietschmann había descubierto mucho antes el error en la paginación, pero que esto no le hubiese impedido continuar con la preparación de su transcripción. Para cualquiera que leyese y transcribiese el manuscrito como Pietschmann lo venía haciendo, la secuencia correcta habría sido fácilmente percibida, gracias a la presentación ordenada de los materiales por parte de Guaman Poma y su empleo de recursos de estructuración (paginación, reclamos a pie de página, etc.) que aclaraban cómo debían ser arreglados los elementos del manuscrito.

Cuando los curadores de la Biblioteca Real desencuadernaron el manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno en 1927, reordenaron sus cuadernillos y aplicaron refuerzos en papel de China. No prepararon un nuevo forro sino reaplicaron el del reinado de Frederick VII, que se encontraba aún bien preservado gracias sin duda a la funda que lo había protegido durante los años que el manuscrito había pasado en el exterior. El forro existente muestra evidencias claras del proceso de reaplicación; ha recibido un nuevo empaste, y el número de clasificación aparece escrito por la mano de la Dra. Ellen Jørgensen (1877-1941), Guardiana de Manuscritos de la Biblioteca Real entre 1914 y 1941. Los restos del empaste anterior, del período de Frederick VII, pueden aún ser vistos bajo el actual.  

Buscando restaurar la paginación proyectada del manuscrito, Hestermann identificó los problemas y la Biblioteca Real los remedió con facilidad porque el manuscrito mismo ofrecía una relación completa de cómo sus páginas debían ser ordenadas. Guaman Poma empleó cuatro herramientas de estructuración: (1) una actualización repetida de la numeración del manuscrito; (2) el uso de un reclamo al pie de cada página para señalar la palabra con que empieza el texto de la página siguiente; (3) el uso de encabezamientos sobre casi todas las páginas; y finalmente (4) la cuidadosamente preparada (aunque no actualizada) “Tabla de la dicha corónica” (páginas consecutivas 1179-1189).

Guaman Poma preparó su manuscrito para los lectores de la corte y los impresores de la imprenta real de acuerdo con su experiencia como lector de libros. En la parte superior de la caja de escritura en cada página, escribió un encabezamiento que contenía una o más palabras claves del título del capítulo; al pie de la caja de escritura en cada página, utilizó un reclamo (“catch word”). También corrigió cuidadosamente los reclamos para hacerlos corresponder con sus nuevos referentes a medida que insertaba nuevos materiales en el manuscrito. Junto con la paginación, usó estos instrumentos para indicar el emplazamiento apropiado de su tardío capítulo “Camina el autor”, para el que no quedaba espacio disponible en la “Tabla” para crear la entrada deseada. Con gran atención al detalle, modificó el reclamo de la página que debía preceder el principio de “Camina el autor”. Así, el reclamo “tratemos”, que empezaría el capítulo de los meses del año, está tachada y en su lugar se inserta “a su casa” (página consecutiva 1103), aclarando al cuidadoso encuadernador (o lector) que “Camina el autor” debía seguir al capítulo sobre los tanpu, o mesones reales, y ocupar el lugar del capítulo de los meses del año, que debe ahora seguir a “Camina el autor”.

Aunque no reproduce fielmente los últimos contenidos de su libro o su paginación final, la “Tabla” de Guaman Poma sirvió como una herramienta indispensable para determinar la secuencia proyectada de capítulos. La porción de la “Tabla” en las páginas consecutivas 1181-1182, por ejemplo, permitió a Hestermann identificar -y a la Biblioteca Real corregir- los errores de ubicación concernientes a los capítulos sobre las instituciones incaicas. (Los esfuerzos de Guaman Poma para ordenar su libro se considerarán más adelante en la sección 3.5.) 

Mientras el aspecto de las páginas y cuadernillos desordenados podría hacer que el lector se pregunte sobre el orden y la coherencia de la obra en general y sobre su entereza en particular, como lo hice anteriormente (Adorno 1979-80, 14), los desarreglos anteriores a 1927 y su remedio en dicho año nos conducen hacia la dirección opuesta, esto es, a una apreciación más profunda de la notable integridad de la obra. (Véase el apartado 4, más adelante).

2.5. La edición facsimilar de París: No hubo uso de calco

La edición digital de la Nueva corónica y buen gobierno elaborada por la Biblioteca Real revela definitivamente que no se hizo ningún uso de calco para la famosa edición facsimilar de París del año 1936. Aunque en 1979-80 especulé acerca de haber un posible calco del manuscrito antes de la publicación parisina y noté unas pocas alteraciones específicas, también observé que “la calidad de la edición facsimilar de París es excelente” (Adorno 1979-80, 19-20, 28, nota 23). Gracias a la edición digital, es ahora posible reconocer la alta calidad del facsímil impreso y rechazar definitivamente las afirmaciones, repetidas en los últimos años por Valerie Fraser (1996) y Juan Ossio (1999, 2001), de que el facsímil de 1936 sea el resultado del empleo de un calco.

Excepto por el creciente espesor de las líneas gráficas ocasionado por las repetidas reproducciones del texto de París en las ediciones modernas, la firmeza de la línea y la imperceptibilidad de las diferencias entre el manuscrito autógrafo y el facsímil de París revelan la identidad entre las imágenes del manuscrito de Guaman Poma y su sustituto parisino de 1936, entonces sin precedentes. El cuidadoso lector notará esta correspondencia no solamente en los 398 dibujos sino también a lo largo de las 800 páginas del texto en prosa. De hecho, los escasos retoques sobre el texto escrito y sobre los dibujos en el facsímil impreso revelan vivamente cuán deformante -y cuán inmediatamente reconocible- habría sido un calco completo del original.

Hay que aclarar, sin embargo, que aun no siendo la edición de París el resultado de un calco del original, ésta queda definitivamente superada por el facsímil digital por las razones expuestas a continuación.

Presento dos grupos de observaciones que son el resultado de un examen detenido de las ediciones facsimilares impresa y digital y que han sido posteriormente corroboradas por la correspondencia oficial entre el Institut d’Ethnologie de la Universidad de París y la Biblioteca Real en Copenhague. En primer lugar, considero los retoques de las imágenes fotográficas preparadas para la edición facsimilar de París, y, en segundo lugar, la aplicación de los refuerzos en papel de China sobre el manuscrito autógrafo. La colaboración París/Copenhague se llevó a cabo bajo la supervisión de Paul A. Rivet (1876-1958), Secretario General del Institut d'Ethnologie desde 1926 hasta 1941, y de Carl S. Petersen (1873-1958), Director de la Biblioteca Real desde 1924 hasta 1943.

2.5.1. “Despintando las filtraciones de tinta”

Al hacer comparaciones detalladas entre las ediciones facsimilares impresa y digital, he descubierto que la tarea monumental de preparar la edición facsimilar de 1936 consistió no en calcar el texto sino en erradicar las “filtraciones” de tinta que provenían de la cara opuesta de la hoja. La importancia y magnitud del esfuerzo para eliminar estas penetraciones indeseadas no han sido perceptibles a los lectores familiarizados sólo con el facsímil impreso u otras ediciones impresas. La nueva edición digital, sin embargo, destaca en primer lugar el problema de las filtraciones de tinta que plaga a la Nueva corónica y buen gobierno, ya que Guaman Poma escribió o dibujó sobre ambas caras de todas las hojas del manuscrito. Remediar esta situación durante la preparación de la edición de París fue un desafío enorme. 

Aunque hace dos décadas afirmé que las pruebas para la edición facsimilar fueron corregidas en París sin tener acceso al original (Adorno 1979-80, 20), ahora resulta claro que el proceso fue más complicado. La pertinente correspondencia oficial de la Biblioteca Real, que no estuvo a mi disposición en 1977, muestra que las fotografías se tomaron en el estudio fotográfico de la Biblioteca Real y se enviaron sin alteraciones a París, donde las filtraciones de tintas fueron “despintadas”. (“Retoucher” [“retocar”] es el término usado en la correspondencia francesa entre París y la Biblioteca Real.)

Algunos documentos del Institut d’Ethnologie, fotocopias de los cuales se encuentran actualmente en el archivo de la Biblioteca Real, indican que el 16 de junio de 1930 la Universidad de París contrató al impresor parisino Paul Catin para realizar el proceso de “retouche”. Catin debía ser recompensado, con un pago por página algo mayor al valor estándar por una hora de trabajo (“man-hour”), que se cotizaba en diez francos la hora, por un total de 1500 horas o 15.000 francos. En abril de 1932, sin embargo, Catin facturó a la Universidad de París por el presumiblemente completo “travaux de retouche” la suma de 36.000 francos, lo cual significaría que Catin cobró el trabajo al precio de tres horas hombre-no una- por página (1200 x 3 x 10). La bastante más alta tarifa final refleja el considerable y delicado trabajo necesario para lograr la erradicación de las densas y ubicuas filtraciones de tinta. 

La Universidad de París devolvió entonces a Copenhague las pruebas fotográficas con los resultados del proceso de “retouche” para que fueran cotejadas con el manuscrito original. El especialista en lenguas románicas de la Biblioteca Real, Hans Aage Paludan, asumió la enorme tarea de cotejar las pruebas que habían exigido el equivalente de 3.600 horas de trabajo para su corrección. El Dr. Rivet reconoció el afanoso y exitoso esfuerzo de Paludan en la presentación de la edición facsimilar de París. Rivet citó la dedicación de Paludan a la “tarea ingrata de corregir las pruebas” que había asegurado que el trabajo saliera a la luz bien: “Grâce à l’amabilité du Directeur [Carl S. Petersen] de la Bibliothèque royale de Copenhague, grâce au dévouement de Monsieur Paludan, qui a bien voulu assumer la tâche ingrate de corriger les épreuves, l’œuvre a été menée à bien” (Rivet en Guaman Poma 1936, v).

Despintar las obstrusivas filtraciones de tinta fue una tarea sumamente delicada. El desafío más difícil consistió en erradicar las penetraciones indeseadas que se encontraban en la parte superior de las hojas. Esta área era la más adversamente afectada en virtud de las pesadas concentraciones de tinta en los títulos caligráficos que Guaman Poma típicamente elaboró en el borde superior de ambas caras de la hoja. La consecuencia mayor de “despintar” estas áreas fue, naturalmente, la pérdida de los decorados y otros detalles en las letras. Ocasionalmente, el proceso tuvo que ser aplicado a páginas enteras. La descripción pictórica de la inspección general, o censo (capítulo 10), es un ejemplo oportuno; todo el espacio pictórico de la mayoría de los dibujos del capítulo ha sido impregnado por la tinta aplicada al otro lado de la hoja.  

El proceso de redibujar (también “retoucher” en francés) en la edición facsimilar fue hecho sólo donde era necesario, siempre concienzudamente, y con una mano notablemente liviana. Resumo aquí la gama de estos casos para resaltar su condición excepcional frente a la práctica general. Estas enmiendas fueron causadas precisamente por el deseo de restaurar el original antes que por la voluntad de modificarlo. 

Las consecuencias principales de volver a dibujar elementos en el facsímil de París son las siguientes (todos los números de página refieren la paginación consecutiva y no a la numeración de Guaman Poma): (1) el llenado, en las letras de los encabezamientos, de los espacios en blanco que habían sido causados por la reproducción fotográfica de las perforaciones en las letras de los títulos caligráficos de Guaman Poma; (2) la distorsión repetida de las letras particularmente grandes al volverlas a dibujar, particularmente la S, la C, y la O, con el pie de la S y C sin tocar la línea invisible sobre la que Guaman Poma escribió, y la  O, abreviada y flotante sobre ella (Fraser [1996, 285] notó el problema de la “O”); (3) el redibujado de las líneas que representan el cielo en la parte superior del espacio pictórico de varios dibujos, habiendo sido éstas borradas al despintar las imágenes que filtraban por la otra cara de la hoja; (4) el infrecuente redibujado de imágenes que aparecen en las partes superiores del campo pictórico, como las plumas del tocado del Inca (pp. 96, 260, 263), los cuernos de una figura demoníaca (p. 248), un techo (p. 306), la coronilla de la cabeza de una mujer joven (p. 225), o la porción superior de la aureola que rodea una imagen de Santa María (p. 717); y (5) el repintado de palabras bajo el título o sobre la porción superior de un espacio pictórico (e.g. quilla, o mes [ch. 11; véase la página 246]).

El reemplazo más destacable e infeliz se halla en un dibujo que pinta el castigo (pena de muerte) de los adúlteros. Oscurecido en la fotografía o cuando se despintaban las imágenes entintadas del reverso, el original guamanpomiano “DE ADVLTERAS” sobre la tercera línea fue sustituido por el sinsentido “DE ADVETEIRAS” (páginas consecutivas 308; Guaman Poma 1936, 306; Figuras 1a y 1b).

Los casos más difíciles y complejos de repintado no se encuentran en el texto gráfico sino en las porciones superiores de las páginas en prosa. Como en el caso de “DE ADVETEIRAS”, la falta de conocimiento del español por parte de los peritos franceses ocasionalmente levantó un impedimento al repintar líneas del texto en prosa de Guaman Poma. Las terceras líneas de las páginas consecutivas 401 y 415 revelan la dificultad. El signo de abreviatura sobre la letra “q” para transcribir el subordinante español “que” se reemplazó por el circunflejo francés y, de otra parte, “el moso” fue convirtió en “le moso” (Guaman Poma 1936, 399, 413; Figuras 2a y 2b). La mejor guía disponible al lector para estas mínimas reescrituras en cursiva del facsímil de París es comparar, a modo de ilustración, las líneas tres y cuatro y la secuencia de las líneas tres a seis, respectivamente, en las páginas consecutivas 395 y 397 (Guaman Poma 1936, 393, 395; Figuras 3a y 3b). En la página 395, la pesadez general y la apariencia “borrosa” de las letras cursivas, así como la amplia e inexplicable marca que aparece entre la “g” y la “o” de “Rodrigo”, son el resultado de la casi imposible tarea de despintar las imágenes entintadas desde la cara opuesta de la hoja. En este caso no se hizo ningún intento por restaurar reescribiendo el texto en prosa de Guaman Poma. En cambio, en la página 397 se nota que se hizo tal intento en las letras en cursiva porque los trazos de la pluma claramente no corresponden a los del cronista.

En este contexto, tiene que ser rechazada la afirmación de Fraser según la cual mucho del facsímil “es, de hecho, un copia, probablemente un calco sobre una transparencia (“overlay”)”(1996, 283). Los ejemplos de variación que Fraser notó entre el manuscrito original y el facsímil de París no son el resultado de un completo calco sino, en muy limitadas circunstancias, del esfuerzo por devolverle su integridad gráfica al texto que había resultado mellada por algunas pérdidas ocasionadas por el despintar de las imágenes que se habían entintado desde el reverso de la hoja.

Fraser (1996, 283) presentó algunos ejemplos que revelan, contrariamente a su hipótesis, cuán excepcionales son los casos del repintado. Uno de los que cita es el de las estrellas en la parte superior izquierda del mapamundi (página consecutiva 1001). Aquí el repintado se dio en el facsímil impreso en forma de pequeños círculos dibujados al interior de algunas de las estrellas en el firmamento.

Otros dos ejemplos de presumida modificación resultan no, como Fraser sostuvo, del uso de calcos. En cambio, provienen de un intento, en el primer caso, de suprimir imágenes y textos que habían resultado entintados desde el reverso de la hoja y, en el segundo, de dejar de realizar este procedimiento (Guaman Poma 1936, 1147, 92, respectivamente; Figuras 4a, b y 5a, b). El primer caso atañe a la ausencia de sombreado sobre algunas de las patatas de la cosecha de junio pintadas en el dibujo de dicho mes (página consecutiva 1157; Guaman Poma 1936, 1147; Figuras 4a y 4b). Fraser (1996, 283) afirmó que el “copista” “omitió el sombreado sobre algunas patatas” mientras calcaba la imagen. Esto es, sin embargo, un simple caso de leves trazos de pluma que se perdieron cuando se despintó la tinta que penetró la imagen desde la otra cara de la hoja. Un escrutinio detenido del mismo dibujo revela también que, después de que las penetraciones de tinta fueron removidas del rostro de una figura femenina arrodillada, se le redibujó (incompletamente) el ojo y se reemplazó la original línea ondulante de la cabellera que enmarca su rostro por una línea recta que parece ser el borde de una gorra. Otra vez, el repintado fue ocasionado por el esfuerzo de los técnicos franceses de restaurar los trazos de pluma que involuntariamente habían erradicado; no se trató de usar ningún calco.

En el segundo caso, el de no despintar una imagen filtrada desde la otra cara de la hoja, una pequeña cruz griega, una “cross formée”, aparece, sin motivación, sobre el fondo pictórico del dibujo de San Bartolomé (Guaman Poma 1936, 92, 93; figuras 5a y 5b). Fraser (1996, 283) interpretó esto como el resultado de que “el copista calcara la imagen del verso en el recto donde aparece sin explicación”. Al contrario, la edición digital revela que el técnico corrector del texto, aparentemente por un simple descuido, habrá dejado de despintar el entintamiento proveniente de la otra cara de la hoja.

Finalmente, hay el caso de la figura de un negro o mulato que azota a un indio, que Fraser discutió con respecto a la pericia artística de Guaman Poma (páginas consecutivas 810; Guaman Poma 1936, 796; figuras 6a y 6b). Nuevamente, la cuestión del entintamiento es pertinente. Fraser (1996, 283) afirmó que la patilla o barba “suave y aterciopelada” que aparece en la barbilla y en el labio superior de la figura, visible en el dibujo original de Guaman Poma, era “un efecto creado, quizá, humedeciendo el papel o lamiendo el ápice de la pluma”. Tal procedimiento sería muy inusual entre los característicos trazos claros y delgados de la pluma de Guaman Poma. De hecho, el efecto no fue creado por la introducción de algún humectante mientras se componía el original. Es, en cambio, una combinación de los rulos muy finamente dibujados en el original mezclados con un entintamiento procedente del reverso. Aquí, el resultado que Fraser observó no fue causado por una técnica excepcional empleada por Guaman Poma en esta única ocasión sino por la penetración de tinta procedente de la otra cara de la hoja.

Sobre todo por su carácter y limitado número, estos ejemplos revelan cuán fiel fue el facsímil de París al manuscrito que reprodujo. En la mayoría de los casos las imperfecciones presentadas fueron causadas generalmente por la imposibilidad de cubrir satisfactoriamente las filtraciones de tinta. Así varias distorsiones delgadas (y a menudo casi imperceptibles) aparecen no por una manipulación agresiva posterior al fotografiado de las imágenes sino por la reticencia a manipularlas en demasía.

2.5.2. Aplicaciones en papel de China

La segunda consideración importante, visible al que lea la edición digital, es la presencia de las franjas de papel de China encolado que han sido aplicadas a aproximadamente doscientas páginas del manuscrito autógrafo. En los bordes de las primeras y últimas hojas del códice, hay aproximadamente treinta de tales aplicaciones, las cuales sin duda fueron necesitadas por los efectos de la manipulación de Guaman Poma del códice, humedad, etc., antes de que el manuscrito fuese protegido por un forro. Aproximadamente 175 aplicaciones en papel de China se encuentran a lo largo de las vulnerables porciones superiores de las páginas fuertemente entintadas, la mayoría de las cuales se encuentran entre las páginas consecutivas 100 y 600. Asimismo, de modo no sorprendente, se hallan afectadas numerosas páginas de “Camina el autor”, que Guaman Poma escribió en Lima sobre cuadernillos sueltos que tardíamente integraría en el manuscrito (véanse las  páginas consecutivas 1105, 1106, 1108, 1110, 1113, 1116, 1134). 

Como ya se mencionó, los refuerzos en papel de China se aplicaron en Copenhague en 1927, justo tres años antes de que la Biblioteca Real tomara las fotos para la edición de París. Anteriormente, cité erróneamente estos refuerzos como si hubieran sido parcialmente responsables de oscurecer porciones de las páginas del texto parisino facsimilar (Adorno 1979-80, 19). Ahora sabemos que éste no era el caso. Transparente o casi así en 1930, el papel de China en sí mismo no afectó la calidad de las imágenes fotográficas. Un ejemplo aparece sobre la página 68 de la Nueva corónica; una franja del papel encolado se aplicó a la hoja rasgada, como se ve claramente en la edición digital. La edición facsimilar de París revela que este refuerzo transparente no amenaza ni la legibilidad del texto ni requiere que en éste se haga un retoque general (página consecutiva 68; Guaman Poma 1936, 68; Figuras 7a y 7b).

3. La biografía del autor y la composición de la obra

3.1. Nueva información biográfica sobre Guaman Poma

Los numerosos hallazgos documentales de las dos décadas pasadas han hecho posible avanzar nuestro previo conocimiento de la vida y actividades de Guaman Poma. Coordinando estos nuevos descubrimientos de archivo con el contenido de la Nueva corónica y buen gobierno, he reconstruido la trayectoria vital de Guaman Poma. (Véase mi ensayo introductorio, secciones IV y V, a la edición digital, o Adorno 2001, 27-40, 59-73.) Las afirmaciones anteriores, incluso las mías de hace dos décadas (Adorno, 1979-80, 8) acerca de que “casi nada se sabe sobre el autor Guaman Poma excepto aquello que puede ser deducido de sus propios escritos”, deben ser definitivamente descartadas.

La década de 1990 presenció un gran incremento de evidencia documental que arroja nueva luz sobre Guaman Poma y sus actividades en tanto se relaciona a la producción de la obra por la que lo conocemos. En 1991, la publicación hecha por Monseñor Elías Prado Tello y Alfredo Prado Prado del dossier de litigios concernientes a la posesión de las tierras de

Chiara en el valle de Chupas, Huamanga, nos da una imagen mucho más completa y detallada de las batallas por la posesión de tierras en las que Guaman Poma estuvo comprometido durante la década de 1590. En particular, las afirmaciones de Guaman Poma sobre sus actividades reflejan las actitudes y acciones de la élite andina provinciana desde mediados del siglo XVI en adelante. En su totalidad, estos individuos respondían ávidamente a la oportunidad de solicitar cargos y privilegios en el sistema colonial. Empezando en la década de 1550, los señores autóctonos sirvieron como subordinados de los administradores coloniales españoles y continuaron compitiendo por cargos en la burocracia colonial española luego de la reorganización de la sociedad nativa por el Virrey Francisco de Toledo (1569-1581). La documentada experiencia de Guaman Poma ofrece un vívido ejemplo de esta tendencia en tanto que sirvió en varios de los roles de intermediario desempeñados por los andinos que aprendieron español.

Pertinente a la presente investigación es el hecho de que Guaman Poma estuviera en Lima en la Real Audiencia, esto es, la más alta corte civil y criminal del virreinato, por lo menos en dos ocasiones hacia finales de la década de 1590.  En ambas oportunidades, presentó documentos que apoyaban sus reclamos y los de los miembros de su clan sobre las tierras de Chupas. Su visita a la Audiencia en 1597 se halla documentada el 11 de septiembre de aquel año, cuando el notario real, Juan Ramos Cervantes, certificó la relación de la presentación de Guaman Poma en la corte de una provisión real, de la cual Cervantes sacó una copia oficial y Guaman Poma conservó el original (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 329). Una visita subsiguiente se documenta el 6 de marzo de 1599. Nuevamente Guaman Poma llevó documentos originales para su certificación; en esta ocasión el notario real Juan de Herrera verificó su autenticidad y Guaman Poma se llevó los originales de regreso consigo (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 375). Ambas relaciones identifican a Guaman Poma como “Don Phelipe Guaman Poma”, cuya primera aparición personal en el dossier está fechada el 13 de junio de 1597 (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 360, 369). Estas exitosas visitas a la Audiencia fueron seguidas, sin embargo, por la derrota jurídica de Guaman Poma. (Véase en este sitio Adorno 1995, para un análisis de estos litigios.) 

3.2. Período de composición de la Nueva corónica y buen gobierno

Parece ahora probable que Guaman Poma empezó a escribir su obra no antes de finales de 1600, y no en fecha anterior a 1585, como yo había sostenido anteriormente (Adorno 1979-80, 16). Las nuevas evidencias documentales sugieren que se habría puesto a escribir sólo después de perder definitivamente su pleito por tierras en el área de Huamanga y después de que fuera exiliado de aquella ciudad el 19 de diciembre de 1600. Confesando estas dificultades sólo alusivamente en la Nueva corónica y buen gobierno, Guaman Poma se permitió deslizar la observación, al discutir las pretensiones y las actividades criminales de los “indios comunes”, de que se había enterado de tal desintegración social -el mundo andino se había vuelto “al revés”- cuando empezó sus peregrinaciones, esto es, “en el año que andamos de 16[0]0 y adelante” (páginas consecutivas 872, 886). 

En contraste con su extraordinaria afirmación de haber pasado veinte, si no treinta, años escribiendo su libro (página consecutiva 715), parece mucho más plausible que se hubiera dedicado al proyecto luego de su expulsión de Huamanga a finales de 1600. Sin sus tareas en Huamanga como asistente de inspector eclesiástico o funcionario menor y testigo en composiciones de tierras, probablemente dedicó mucho tiempo, por un período de diez o más años, a la investigación y composición de su libro. Resumo los argumentos pertinentes y ofrezco un análisis completo de la evidencia documental en otro lugar. (Véase la sección VI de mi ensayo en este sitio, o en Adorno 2001, 31-40, 64-73.)  El gran número de referencias que Guaman Poma hace a los años 1612 y 1613, que se encuentran desde los primeros capítulos del manuscrito en adelante, sugieren que el texto íntegro de su borrador final, terminado antes de hacer las enmiendas descritas más adelante en el apartado 4, fue preparado desde algún momento en 1612 hasta principios de 1615 (véase Adorno 2000, xvi-xvii). 

Aunque Guaman Poma anunció en una carta al rey Felipe III el 14 de febrero de 1615 que había completado su obra (Guaman Poma en Adorno 2001, 86), sabemos que no le puso los toques finales antes de los primeros meses de 1616. El dato significativo en este punto es una nota que añadió a su retrato del undécimo virrey, Don Juan de Mendoza y Luna (página consecutiva 474; Figura 8). Esta anotación revela que la tarea de Guaman Poma no la cumplió hasta después de diciembre de 1615, cuando el gobierno de Mendoza y Luna llegó a su final: “Y gouernó hasta el año de mill y seycientos y quinze años en tienpo del Rey felipo el tersero”. Montesclaros dejó el cargo el 18 de diciembre de 1615. Aunque es imposible determinar cuán extensas fueron las enmiendas de Guaman Poma en 1616, la fecha permanece como el cálculo más razonable y fiel de la enmendación final de la obra. Considero más adelante, en el apartado 4, las fases finales de los esfuerzos de Guaman Poma, desde un momento cercano al de la carta dirigida al rey en febrero de 1615 hasta un momento no especificable en 1616.

3.3. El plan general de Guaman Poma

Cuadernillo por cuadernillo, el planeamiento y ejecución del libro que hizo Guaman Poma es notable. La regularidad de los primeros veinte cuadernillos, todos “grandes”, revela que copió su obra en las páginas de los cuadernillos preparados con un patrón y arreglo bien diseñados antes de su ejecución. Como se indicó anteriormente (sección 1.1.1), se usaron hojas dos veces dobladas, de las cuales cada una produjo cuatro hojas en cuarto (ocho páginas), para fabricar la mayoría de los cuadernillos.  

Cada uno de los cuadernillos, del primero al cuarto, se compone de doce hojas dobles o 6 “pliegos” (6 x 8 = 48 páginas), que probablemente representan el modelo de construcción que Guaman Poma originalmente concibió para su obra entera. La composición de los cuadernillos finales, en la forma de hojas sencillas con solapas pegadas para componer hojas dobles, sugiere la escasez de materiales de escritura –quizás, de hecho, la provisión cada vez más limitada de éstos- y la necesidad de juntar hojas sueltas durante las etapas finales de su monumental proyecto. 

Como lo sugiere el primer cuadernillo y sus contenidos, el plan original de Guaman Poma parece haber consistido en hacer coincidir cuadernillos y capítulos, terminando un cuadernillo al concluir un capítulo. Sin embargo, pronto se debe haber dado cuenta de la dificultad de hacerlo, y obviamente se conformó con ignorar los cortes “naturales” constituidos por los comienzos y finales de los cuadernillos a medida que continuaba la redacción de esta copia final de su obra. Guaman Poma concluyó un capítulo en el verso de la última hoja de un cuadernillo en sólo tres ocasiones, sin contar la tardía adición de “Camina el autor”. Estos son los capítulos 4, 33, y 35, que se terminan al final de los cuadernillos 1, 20, y 21, respectivamente (véase la Tabla 2, abajo).

La confianza con la que Guaman Poma procedió mientras fabricaba su libro es evidente. Sugiere nuevamente que trabajó a partir de un borrador que le permitió realizar la copia final con un mínimo de vacilaciones o errores. La Tabla 2 resume los contenidos de la obra y su distribución sobre los cuadernillos, coordinando los capítulos (definidos según la tabla de contenidos preparada para la edición digital) con los cuadernillos y números de página. 

Tabla 2: Cuadernillos y capítulos de la Nueva corónica y buen gobierno

Cua-der-nillo

número de capítulo (como se diseñó para la edición digital) y sus contenidos            

número de página

    1

c. 1: El primer Nueva Corónica;
c. 2: “Cómo Dios ordenó la dicha historia”;
c. 3: las edades del mundo;
c. 4: los papas y sus reinados
 

   0-47

    2

c. 5: las edades de los indios;
c. 6 (inicio): los Incas
 

  48-95

    3

c. 6 (conclusión de): los Incas;
c. 7: las reinas, o quya
 

  96-143

    4

c. 8: los capitanes del Inca y de sus grandes señoras;
c. 9 (inicio): las ordenanzas del Inca;
 

144-191

    5

c. 9 (conclusión): las ordenanzas del Inca;
c. 10: la visita general, o censo;
c. 11 (inicio): los meses del año
 

192-243

   6

c. 11 (conclusión): los meses del año;
c. 12: los ídolos;
c. 13 (inicio): los entierros
 

244-295

   7

c. 13 (conclusión): los entierros;
c. 14: las vírgenes escogidas del Inca;
c. 15: la justicia del Inca;
c. 16: las fiestas;
c. 17: los bienes del Inca;
c. 18 (inicio): el gobierno del Inca;
 

296-347

   8

c. 18 (conclusión): el gobierno del Inca;
c. 19 (inicio): la conquista española y las guerras civiles
 

348-399

   9      

c. 19 (conclusión): la conquista española y las guerras civiles;
c. 20 (inicio): el capítulo del “buen gobierno”
 

400-451

 10

c. 20 (conclusión): el capítulo del “buen gobierno”;
c. 21 (inicio): el corregimiento
 

452-505

 11

c. 21 (continuación): el corregimiento

506-557

 12

c. 21 (conclusión): el corregimiento;
c. 22: los encomenderos de indios;
c. 23 (inicio): los padres de doctrina
 

558-609

 13

c. 23 (continuación): los padres de doctrina

610-673

 14

c. 23 (conclusión): los padres de doctrina;
c. 24: los visitadores de la iglesia;
c. 25: los negros africanos;
c. 26 (inicio): “mala reprensión” y diálogos satíricos
 

674-729

 15

c. 26 (conclusión): “mala reprensión” y diálogos satíricos;
c. 27: las sentencias de los cristianos ejemplares;
c. 28 (inicio): príncipes, señores nativos y otros cargos hereditarios andinos

730-785

 16

c. 28 (conclusión): príncipes, señores nativos y otros cargos hereditarios andinos;
c. 29: administradores locales andinos;
c. 30 (inicio): “los indios de este reino”
 

786-841

 17

c. 30 (continuación): “los indios de este reino”

842-901

 18

c. 30 (conclusión): “los indios de este reino”;
c. 31 (inicio): consideraciones morales y religiosas
 

902-961

 19

c. 31 (conclusión): consideraciones morales y religiosas;
c. 32: el diálogo de Guaman Poma con el rey;
c. 33 (inicio): este reino y sus ciudades y villas
 

962-1025

 20

c. 33 (conclusión): este reino y sus ciudades y villas;

1026-1087

 21

c. 34: “las crónicas pasadas”;
c. 35: los mesones, o tanpu, en el camino real
  

1088-1103

 22

c. 36 (inicio): el viaje del autor a Lima

1104-1131

 23

c. 36 (conclusión): el viaje del autor a Lima

1132-1139

 24

c. 37 (inicio): los meses del año

1140-1163

 25

c. 37 (conclusión): los meses del año;
“Tabla de la dicha Corónica” (inicio)
 

1164-1179

 26

“Tabla de la dicha Corónica” (conclusión)

1180-1187

 Hoja adicional

Fin de la Nueva corónica y buen gobierno

1188-1189

3.4. Composición textual

El método de composición textual de Guaman Poma en la versión final de su manuscrito consistió en trabajar página por página y desde la parte superior a la inferior en un único proceso. (La paginación, los reclamos, y las enmiendas marginales fueron añadidos posteriormente.) Para las imágenes, siempre dibujó en primer lugar el marco, empezando con el encabezamiento (“running head”) o con la primera línea del título del dibujo. Esta línea superior de texto sirvió a la vez como la línea superior del marco; líneas verticales y  horizontales formaron los otros tres lados del marco. En este sistema, el título del dibujo siempre fue hecho antes de los elementos pictóricos. Cuando el título de un dibujo aparece debajo de un encabezamiento, probablemente éste fue hecho primero como en el caso de las páginas en prosa. El mismo procedimiento se seguía para las páginas en prosa. Se repetía la misma ejecución de arriba abajo, como se revela en los títulos de algunos dibujos, donde difícilmente se acomodan las letras del título de la imagen a su encabezamiento superior. Ejemplos son la “l” corta, la “o” pequeña, la “h” doblada hacia la izquierda, y las “d” y “h” cortas en los títulos de las páginas consecutivas 844, 874, 877, y 880, respectivamente. El encabezamiento sirve uniformemente como el marco superior del texto; ocasionalmente, Guaman Poma trazó por debajo un renglón constituido por letras latinas en minúscula pero de tamaño grande. Redactó después el resto del texto, haciéndolo conformar a los límites de un marco invisible. Esto produce en las páginas de prosa márgenes tan notablemente regulares como aquellos que aparecen en las páginas de imágenes.

La relación del texto visual y el verbal está siempre definida por la prioridad del dibujo sobre la página o páginas de su acompañamiento verbal. Las variaciones en el color de tinta ocasionalmente hacen evidente este aspecto relacional, pero el discernimiento de este sistema de composición no depende de la percepción visual de diferencias en el color de la tinta. Todos los 398 dibujos de Guaman Poma, tanto si aparecen en el recto o el verso de las hojas, inician una presentación que sólo posteriormente se complementa por una o más páginas en prosa. Dos ejemplos vívidos son las páginas consecutivas 636-637 y 708-709. En el primer caso, Guaman Poma pintó un fiscal andino con un sacerdote doctrinero español; el primero le ofrece al segundo los instrumentos de escritura que había recogido a la orden del sacerdote. Este último replica que no está interesado en servir a una comunidad en la que los instrumentos para exponer sus acciones anticipadas se hallan disponibles tan fácilmente. Le dice al fiscal: “¡No busco eso, hijo, que mañana me yré luego daquí!” Guaman Poma narra pictóricamente la anécdota en el dibujo, y en la página siguiente en prosa la explica en detalle, indicando donde ocurrió y comentando largamente el incidente.

El otro ejemplo que revela cómo fue concebido el texto en prosa para complementar al texto visual se encuentra en el famoso gráfico del “Aranzel”. Aquí Guaman Poma alegoriza a los varios funcionarios del gobierno colonial como animales reales y mitológicos de rapiña de los andinos colonizados. Identificando cada bestia con un funcionario colonial, elabora estas correspondencias alegóricas en el relato en prosa en la página siguiente (páginas consecutivas 708-709).

Si el lector se detiene en cada uno de los 398 dibujos y lee los textos en prosa que los acompañan, le resultará evidente que este método -en el que el texto visual precede al texto verbal- fue, para Guaman Poma, no solamente su sistema de composición sino el meollo de la concepción de su obra. Las imágenes anticipan, dramatizan y “presentifican” los contenidos del libro; son el texto primario de la obra, no las “ilustraciones” secundarias. Guaman Poma diseñó, de hecho, la mayoría de sus capítulos alternando las páginas en prosa con las imágenes. Hay, no obstante, diferencias significativas en la cantidad de material en los textos en prosa; algunas páginas presentan espacios generosos entre las líneas de la escritura mientras otras están estrechamente ajustadas. El lector que observe estas diferencias apreciará el hecho de que los dibujos dictan el curso y el contenido de la exposición y que los espacios alternantes que asignó para sus complementos en prosa restringieron la extensión del contenido verbal que podía ser comunicado. Tuvo que limitarse al espacio disponible aun si el texto en prosa complementario era largo o corto.  

En el decisivo capítulo vigésimo de la obra, el del “Buen Gobierno”, aparecen excelentes ejemplos de cómo las imágenes estructuran la obra y de cómo los textos en prosa se ajustan al espacio que se les dejó disponible. Aquí Guaman Poma apenas encontró espacio suficiente en las páginas que había asignado entre los dibujos para su relato verbal de la administración del Virrey Francisco de Toledo, que incluía la ejecución del príncipe Inca Tupac Amaru así como sus propias recomendaciones relativas a la gobernación del pueblo andino (páginas consecutivas 447-459). Otro ejemplo es el contraste entre su presentación del ya distante segundo virrey del Perú, Don Antonio de Mendoza (1551-1552) y la del último en gobernar mientras escribía su libro, Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. La falta de información (o de interés) de Guaman Poma acerca del lejano gobierno de Antonio de Mendoza lo dejó con tanto espacio extra que en la única página dedicada a su administración hubo lugar suficiente, al final, para introducir una de sus famosas arengas contra los “tontos y encapases y pucilánimos pobres de los espanoles, soberbiosos como Lusefer”. En contraste, dado su conocimiento de primera mano sobre el gobierno de Montesclaros, Guaman Poma enfrentó un desafío serio al contraer en una sola página en prosa todo lo que tenía que decir acerca de la administración de este virrey (páginas consecutivas 439, 475; véase la sección 4.3.2, más adelante).

Hay muy pocas excepciones a este principio de componer y articular el texto visual con el verbal. Los capítulos que son exclusiva o casi exclusivamente textos en prosa se componen de diálogos, arengas de sermonero, comentarios sobre crónicas anteriores y la narración del viaje del autor a Lima (capítulos 26, 27, 31, 32, 34 y 36).

Aparte de estos procedimientos generales, se encuentran breves leyendas añadidas debajo del borde de muchos de los dibujos. El color distintivo de la tinta de estas leyendas contrasta con los otros colores de tinta en las páginas respectivas, sugiriendo que fueron introducidas en un momento posterior al de la creación de los dibujos en sí. Las páginas consecutivas 145, 196 y 198 proporcionan ejemplos de estos contrastes. Estas leyendas parecen no haber dejado manchas de tinta en las hojas de enfrente; por ende, fueron ingresadas sin duda antes de la costura del manuscrito cuando Guaman Poma podía desplegar las hojas, ingresar las leyendas y dejar que la tinta se secara antes de cerrar nuevamente el cuadernillo.

3.5. La “Tabla de la dicha corónica”

La preparación de la “Tabla” constituye la siguiente fase distintiva en la construcción de del códice de Guaman Poma. Empieza y termina en las hojas de los dos cuadernillos finales del manuscrito, empezando en el verso de la última hoja del cuadernillo 25 y ocupando todo el cuadernillo 26 (páginas consecutivas 1179-1187).  Ambos cuadernillos están hechos de hojas dobles compuestas, esto es, dos hojas sencillas con solapa, pegadas juntas, dejando así constancia de los esfuerzos de Guaman Poma para manejar los recursos que disminuían. (La hoja pegada que concluye la obra, en la cual figura la declaración de su presentación a oficiales no nombrados y una imagen del escudo de armas de Castilla y León [páginas consecutivas 1188-1189], fue probablemente añadida en un momento muy posterior, luego de acabada la redacción del manuscrito.)

Guaman Poma obviamente consideró que la “Tabla” debía ser una obra importante de diseño y caligrafía. En razón de las categorías formales que creó e intentó mantener allí, la “Tabla” es finalmente menos fiel a los contenidos de la obra que a las intenciones que el autor/artista tuvo para su creación. La “Tabla” proporciona un testimonio elocuente de las aspiraciones que Guaman Poma tuvo para esta versión de su obra en tanto objeto destinado a ser presentado ante Felipe III. Más interesante, revela las maneras múltiples y complejas con las que Guaman Poma ideó y organizó su trabajo. Exploro aquí sólo los aspectos más básicos de su manejo creativo de la convención de la tabla de contenidos y reservo para otra ocasión un análisis completo. En este momento, mi principal interés es mostrar cómo se relaciona la concepción del “buen gobierno” plasmada en la “Tabla” con la imagen que finalmente emerge sobre el gobierno de los virreyes, en particular, el del Marqués de Montesclaros. Esta concepción del “buen gobierno” puede ser accesible cuando se consideran los niveles de organización que Guaman Poma concibió para su obra. 

Hay tres niveles de la organización de la obra definidos por Guaman Poma caligráficamente. El primer nivel de organización nos ofrece dos divisiones de la obra y es provisto por su título: “El primer nueva corónica i buen gobierno”. Guaman Poma mismo se refirió a su obra como “Nueva corónica y buen gobierno” y “Corónica nueva y buen gobierno”, como formas abreviadas de su título completo. (Véanse, además de la portada de la obra, las páginas consecutivas 1138, 1188 y la sección 4.8, más adelante.)

Un segundo nivel de organización nos ofrece tres principales divisiones de la obra – Nueva corónica, Conquista, Buen Gobierno-  y es provisto por el cuerpo del trabajo junto con la “Tabla”. Añadida a los dos elementos del título de Nueva corónica y Buen gobierno y separándolos, el apartado “Conquista” se anuncia con un “CONquista” caligráfico y en negrita sobre la página 370, y se distingue de las otras dos unidades de la obra por el encabezamiento “CONQVISTA”, que aparece en cada página de este largo segmento (Figura 9a; páginas consecutivas 370-437; véase Fraser 1996, 272).  La introducción de “Conquista” como el segundo segmento de la organización tripartita de la obra está también hecha en la “Tabla”, en la cual encontramos las enormes letras “CON” que lo anuncian (Figura 9b; páginas consecutivas 1182). 

Hay aún un tercer nivel de organización que también lo sugiere la caligrafía de Guaman Poma tal como aparece en la “Tabla”, donde creó, en letras latinas en minúscula, diez segmentos gráficamente distintivos que constituyen otra forma de organización lógica de la obra. Estas unidades caligráficamente definidas y los capítulos que incluyen son: (1) la creación o “primera edad” del mundo (capítulos 1-3); (2) la historia del papado de la Iglesia católica romana (capítulo 4); (3) los orígenes o la “primera edad” de los “yndios que Dios trajo al Nuevo Mundo”(capítulo 5); (4) la “quinta edad” de los indios del mundo, esto es, la historia de los Incas (capítulos 6-18); (5) “CONquista”, o la conquista del Perú por los españoles que incluye la lista de los virreyes y otras entidades del “buen gobierno” (capítulos 19-20); (6) la “historia” de los varios grupos sociales españoles en el virreinato, dispuestos en orden jerárquico (capítulos 21-27, 31); (7) la “historia” de las varias categorías sociales andinas, también definidas de acuerdo con criterios de jerarquía y rango (capítulos 28-30); (8) la inspección de las ciudades y villas del reino (capítulo 33); (9) la lista de los mesones reales, o tanpu, sobre el camino real incaico (capítulo 35); y (10) el capítulo de los meses del año (capítulo 37).

Consistente con el sistema decimal de organización de la cultura andina, Guaman Poma organizó su obra en su nivel más profundo de acuerdo con el orden decapartito que encontramos en muchas otras ocasiones en las que tuvo que tomar decisiones creativas para su libro: las cinco edades (agustinianas) del mundo judeocristiano que son paralelas a las cinco edades del mundo andino (páginas consecutivas 22-32, 48-85); el orden decimal del censo andino por edades, presentado en el capítulo 10 (páginas consecutivas 195-236); y, al comienzo del capítulo de las “consideraciones”, su evocación de diez edades desde el pasado hasta el presente del mundo andino. Este último texto empieza con la antigua “primera edad” de los indios y concluye con la presente edad décima definida por Guaman Poma con una expresión quechua: “nuestra cristiandad emerge y aumenta” (página consecutiva 925; traducción de Jorge L. Urioste).

Es significativo que en esta organización decapartita de su obra Guaman Poma dé preeminencia a la división de la “Conquista”, pero no hay allí mención de lo que sería el “buen gobierno”: No hay una entrada con el lema “buen gobierno” en la “Tabla”, ni en referencia a los dos tercios de la obra que aparecen bajo ese título ni que anuncie su importante capítulo inaugural (capítulo 20). Los virreyes y otros funcionarios civiles y eclesiásticos que aparecen en el capítulo “buen gobierno” se ubican bajo el encabezado “CONquista”, que es la quinta entrada destacada de las diez que aparecen en la “Tabla”. En este contexto, Guaman Poma presenta a las autoridades civiles y eclesiásticas del virreinato peruano simplemente como la sucesión de conquistadores y gobernadores (legales e ilegales) que empezó con Francisco Pizarro y Diego de Almagro. A pesar de atribuirles importancia como individuos de un gran peso histórico, éste es un modo de presentación implícita y sorprendentemente negativo. Antes de que el manuscrito dejara sus manos, sin embargo, Guaman Poma reconsideraría la interpretación de la gobernación virreinal sutilmente comunicada por la “Tabla”. Corregiría el capítulo 20 para destacar los valores ejemplares de la autoridad política moral. Observamos una y otra vez que su estrategia de enmendación es hacer modificaciones con las mínimas correcciones posibles, y así será en el capítulo del “buen gobierno”. (Véanse las secciones 4.3 y 4.5, más adelante.)

3.6 “Finalización” textual

La construcción de la “Tabla”, esto es, la elaboración de sus entradas en prosa, constituye indudablemente una de las etapas finales de la redacción de su libro. Después de la laboriosamente atenta creación de la “Tabla”, Guaman Poma continuó con tareas más mecánicas: coser el libro, paginarlo, e ingresar los reclamos al pie de cada página.

Guaman Poma paginó el libro después de que fue cosido. Esto lo indican, como se mencionó (sección 2.4), las ocasionales manchas de tinta que aparecen en el verso de la hoja final de un cuadernillo, hechas después de que se ingresara el número de página en el recto de la hoja de enfrente (la primera del siguiente cuadernillo), volteándola antes de que la tinta se hubiera secado. Alternativamente, la mancha de tinta se encuentra algunas veces en el recto de la hoja, provocada por el número ingresado en el verso de la hoja de enfrente. Los reclamos muestran el mismo fenómeno en los hojas exteriores de cuadernillos, con manchas de tinta en las hojas verso causadas por los reclamos de las hojas recto de enfrente (véanse las páginas consecutivas 901 y 902 en el punto de encuentro de los cuadernillos 17 y 18 para un ejemplo). Por lo tanto, es claro que el ingreso de los reclamos también se hizo después de que el manuscrito se cosiera. Es probable que Guaman Poma redactara los reclamos y los números de páginas en dos operaciones sucesivas y sistemáticas y que constituyeran los últimos pasos en la elaboración del manuscrito antes de someterlo a su revisión final. (Véase el apartado 4.)

Una vez completada la paginación del libro, Guaman Poma continuó por ingresar los números de página en las entradas de la “Tabla”. La dificultad de ingresar tardíamente estos números, señalada por la manera como están acomodados en espacios estrechos o por su aparición fuera de la caja de escritura, revela que éste fue el paso final en la preparación de la “Tabla” (sección 2.4). Todos los números de página en la “Tabla” son los que Guaman Poma redactó en una sola oportunidad. No hizo correcciones posteriores a la adición al libro de “Camina el autor”, y por eso los números de los tres últimos capítulos resultan obsoletos.

3.7.  Repaginación de cuatro capítulos para compensar un error anterior

Mientras Guaman Poma se hallaba ingresando los números de página en la “Tabla”, probablemente descubrió que había repetido una secuencia de diez números. Subsiguientemente intentó rectificar el error, empezando en la página 986 y cambiando el número 986 en 996. Al notar esta repaginación en 1977, me pregunté si antes había habido un corto capítulo entre la página 985 y la próxima, renumerada como 996 (páginas consecutivas 1003 y 1004). Al mismo tiempo, no encontré ninguna evidencia “de páginas que hubieran sido añadidas ni arrancadas de su lugar en el manuscrito” (Adorno 1979-80, 18). El reciente examen codicológico de la Biblioteca Real confirma mi afirmación anterior: no hay, en éste o algún otro punto del manuscrito, evidencia para sugerir una inserción o una eliminación de una unidad de cinco hojas adicionales, el equivalente de diez páginas. (Solamente una hoja ha sido extirpada: véanse las secciones 4.1 y 4.3, más adelante.)

Como los lectores de la edición digital pueden apreciar, Guaman Poma originalmente numeró como 986 la página donde la modificación de diez páginas empieza. Más tarde, luego de haber ingresado los números de página en la ya preparada “Tabla”, cambió el 986 en 996 y continuó repaginando el manuscrito hasta la página 1109. Esta porción de la obra, capítulos 33, 34, 35, y parte del 37, se compone de la exposición sobre las ciudades y villas, los comentarios de “las crónicas pazadas”, el listado de los mesones, o tanpu, en el camino real, y el capítulo de los meses del año hasta la primera página de la entrada correspondiente a septiembre, que es la primera hoja del cuadernillo 25. Esta repaginación afectó sólo a las páginas consecutivas 1004-1065, 1068-1103, y 1140-1165 porque ocurrió antes de la inserción de la hoja sobre las minas de plata de Potosí y del capítulo “Camina el autor”, que ocupan las páginas consecutivas 1066-1067 y 1104-1139, respectivamente.

En este punto Guaman Poma hizo otro ajuste. Cambió el reclamo en la página 985 de “todas” (en referencia a “todas las ciudades” sobre la página 986-cum-996) a “capítulo”, que remite a “capítulo primero de las ciudades y villas”, que se encuentra en la página 987-cum-997. Mientras el reclamo cancelado sobre la página 985, “todas”, era la marca formal que denotaba el contenido de la página 986 (la nueva 996), su reemplazo por “capítulo”,  refiriendo a la página 987 (la nueva 997), debe haber sido considerado por Guaman Poma como una marca no formal sino lógica, y que significaba que el capítulo de las ciudades y villas empezaba en esa página. Su entrada en la “Tabla” para dicho capítulo lo confirma: Guaman Poma escribió “987”, no “986”, para indicar la página del inicio del capítulo de las ciudades y villas. Así consideró que la presentación en prosa de la página 986 debía ser un anuncio preliminar; para él, el capítulo propio empezaría en la página siguiente según su manera convencional: una página completa dibujada sobre la cual aparecería el título “capítulo primero de . . .” (véanse las páginas consecutivas 1004-1005, 1186).

Dado que no hay evidencia de ningún capítulo extirpado o previsto y no realizado, la única explicación posible para el reajuste por diez dígitos es el descubrimiento por Guaman Poma de una repetición inadvertida de una serie de diez números en algún punto de su libro. Existe precisamente tal caso. Aunque la repetición consecutiva de 523-532 (páginas consecutivas 527-546) no es la única secuencia de números repetida, la repetición de los números de página 154-155 (páginas consecutivas 154-157) no habría llamado su atención porque ocurre en el medio de un capítulo. En cambio, las páginas 523-532 lo habrían hecho por encontrarse en el comienzo de un capítulo, “Historia de los españoles”. Se habrá dado cuenta de la repetición de los números al momento de ingresar este capítulo en la “Tabla” (página consecutiva 1186).

Su “historia de los españoles”, cuyo título completo es “Historia de los españoles y soldados y señoras deste rreyno y de Castilla”, tiene como tema la corpulencia y pereza de estos personajes. El capítulo empieza en la página 534 ( página consecutiva 548) con el dibujo de una pareja española, grotescamente exagerada en tamaño y grosor, y es ingresado en la “Tabla” con el número 534. Las series consecutivas y duplicadas de números de páginas que ahora descubrió cerca de ese punto en el libro corresponden a: (1) la relación sobre los administradores civiles (tenientes de corregidor, jueces de provincias y notarios), mineros y administradores de minas (páginas consecutivas 527-536) y (2) el relato, hasta su antepenúltima página, de los mineros, mayordomos y españoles caminantes (páginas consecutivas 537-546). (Se encontrarán estos apartados listados en la tabla de contenidos digital; forman parte del capítulo 21, sobre el corregimiento o administración colonial de los indios.)

El intentar algún tipo de corrección de este error de paginación guarda coherencia con el posterior esfuerzo de Guaman Poma por renumerar las treintainueve páginas finales del cuerpo de su manuscrito, después de que había insertado ante éstas el capítulo “Camina el autor”. Se trata del capítulo de los meses del año y la página que contiene una admonición al cristiano lector (“OIOS Y ANIMA HVELGO”) (páginas consecutivas 1140-1178), que ahora siguen al nuevo capítulo del viaje del autor a Lima (páginas consecutivas 1104-1139). Sin embargo, en el caso de la secuencia repetida 523-532, el problema de Guaman Poma sería determinar el mejor lugar para hacer la corrección de diez páginas. Sería una tarea hercúlea empezar en la segunda de las páginas numerada como 523 (página consecutiva 537), porque esto habría requerido renumerar aproximadamente la mitad de las páginas del libro manuscrito. Resultaría mejor hacerlo algo más tarde en el libro, pero ¿bajo qué criterios? Aquí nos debemos preguntar qué páginas o secciones de su manuscrito habría querido evitar desfigurar con una torpe renumeración. Dado que este manuscrito debía ser el objeto destinado al rey, podemos adivinar que Guaman Poma habría querido que su importante “diálogo” con el monarca (capítulo 32) retuviera su integridad gráfica. Lo mismo puede decirse, aún más enfáticamente, de su deseo de mantener intacto el exquisito y cuidadosamente elaborado mapamundi.

Estas consideraciones nos conducen, después de la página verso que sigue al mapamundi y cierra su discusión (paginación de Guaman Poma 985,  página consecutiva 1003), precisamente a su página 986 (página consecutiva 1004), que anuncia el comienzo en la página siguiente del capítulo sobre las ciudades y villas. Dado el rechazo de cualquier lugar previo para el propósito, su página 986 provee un punto de partida plausible para la corrección de diez páginas. Sigue a los textos que presumiblemente quiso mantener tan prístinos como le fuera posible, y comienza la serie de cuatro capítulos que, en ese momento, concluían el libro (“las ciudades y villas”; “las crónicas pasadas”, “los mesones, o tanpu, en el camino real”; “los meses del año”). “Camina el autor” sería añadido posteriormente (véase la sección 4.2).

Como ya se mencionó, el 15 de febrero de 1615 Guaman Poma escribió una carta al rey Felipe III desde Santiago de Chipao, en la sureña provincia peruana de Lucanas donde pasó probablemente sus años de exilio, en la que anunciaba que había completado un libro que deseaba enviar al monarca. Quizá de manera arbitraria, podemos considerar esta fecha como marca de la “finalización” de la obra. Considero como arbitraria esta fecha en la medida que puede no coincidir con el momento en que Guaman Poma juzgó que su obra estaba terminada. Además, por esa fecha, podía ya haber empezado a enmendar su libro. Aparte de su repaginación de 124 páginas al final del libro, bien pudo haber hecho algunas de las otras revisiones anteriores a su partida de Lucanas hacia Lima durante el verano tardío (febrero o marzo) de 1615. La mayoría de sus enmiendas pueden ser identificadas sólo como hechas luego de la costura y paginación del manuscrito, sin tener en cuenta si fueron hechas en Lucanas o en Lima, donde pudo hallar nueva información disponible. Otras modificaciones, como las revisiones extensas que hiciera al capítulo 20, son atribuibles claramente al período posterior a su llegada a Lima en el período que corre desde la primera mitad de 1615 hasta por lo menos los primeros meses de 1616. De todos estos cambios, el más intrigante, y el menos posible de identificar respecto al lugar de su ejecución, es el retrato del Virrey Mendoza y Luna que se considerará más adelante.

4. Consideraciones finales: la coordinación de la evidencia codicológica y la textual

En la medida en que podemos conocerlas, las fases finales del trabajo de Guaman Poma son de gran interés porque revelan sus preocupaciones como autor y artista cuando en 1615 y 1616 llevaba a término su proyecto. ¿Cuáles fueron sus propósitos finales? ¿Qué intenciones nuevas o renovadas emergieron cuando el tiempo, los recursos, la energía y las oportunidades se le agotaban? Estas son preguntas que podrían serle hechas a cualquier autor, pero revisten una urgencia particular en las circunstancias de Guaman Poma, un andino hispanohablante y autoproclamado “autor y príncipe” en el temprano Perú colonial. Las preguntas y sus respuestas revelan completamente la individualidad de la autoría de Guaman Poma y la unívoca integridad de la obra que produjo. 

Respecto a las revisiones tardías, el examen codicológico de la Biblioteca Real me ha permitido extender sustancialmente mis conclusiones anteriores acerca de la enmendación que Guaman Poma emprendió sobre su manuscrito. En particular, la nueva información subraya la consistencia y coherencia con la que llevó a cabo la tarea de preparar esta versión final. Su meticulosidad revela su continuo esfuerzo para producir una obra que fuese internamente coherente y completa, corrigiendo descuidos o errores anteriores. Al mismo tiempo, tomó otras decisiones basadas en criterios artísticos. A este respecto, sus ideas fueron tan matizadas como las de cualquier autor y artista moderno que considera en conjunto las demandas de contenido y las prerrogativas de diseño. Se trata de resolver, sobre la marcha, cada nuevo problema según su importancia y a la luz de criterios complejos que a veces entran en conflicto entre sí. La demostración más impresionante de su manejo de objetivos diversos y a veces enfrentados es su repetida enmendación del capítulo 20 (páginas consecutivas 438-490), “sobre el buen gobierno”.

Reconstruyo más adelante los procedimientos de Guaman Poma durante las fases finales de la preparación de su obra según se las arreglaba con los recursos que disminuían y mientras balanceaba sus dos prioridades más importantes como autor y escriba: primero, honrar los requisitos del contenido, proveyendo nueva información importante aún al concluir su obra, y, segundo, satisfacer las demandas estéticas, creando un libro manuscrito homogéneo y armónico, digno de ser presentado a Felipe III.

La necesidad de balancear los criterios de contenido textual y belleza gráfica explica varias de las aparentes contradicciones durante las fases tardías de la ejecución de la obra. Siempre he pensado que sus tipos particulares de enmienda al manuscrito final (anotaciones marginales, hojas añadidas, etc.) podrían ser explicadas sobre la base de la disminución de los materiales de escritura. Esto se confirma hoy al descubrir que hay varios cuadernillos pequeños constituidos por hojas sencillas y que éstos se encuentran hacia el final del libro (sección 1.1). Averiguamos también que hay un solo ejemplo en todo el libro de eliminación y reemplazo de hojas después de que fuera cosido: los sucesivos retratos del Marqués de Montesclaros, que serán considerados más adelante en la sección 4.1. Todo esto muestra que Guaman Poma sólo se permitiría usar papel nuevo si el asunto le resultaba de la mayor importancia.

La amenaza de la provisión cada vez más limitada de papel le puso severas limitaciones a su libertad para escoger entre varias opciones mientras revisaba su manuscrito. Esto tuvo un considerable impacto cuando enfrentó el deseo de ponerlo al día. En aquel momento tuvo que sopesar sus prioridades según criterios de economía (¿Podría el nuevo mensaje ser limitado a una corrección en una página existente?), de contenido (¿Podría el nuevo mensaje ser comunicado completamente, y cómo podrían ser reducidas las posibilidades de malas interpretaciones?) y de estética (¿Podría aparecer la corrección menos intrusa uniendo el nuevo mensaje con el viejo?).

4.1. Las adiciones de Guaman Poma al manuscrito terminado

Después de haber terminado la composición de su obra, su enmendación fue un proceso igualmente complejo según lo demuestran varios tipos de evidencias: (1) variaciones significativas en el color de la tinta; (2) líneas y rúbricas decorativas que aparecen, a modo de colofón, en la parte inferior de varias páginas en prosa; y (3) el estilo apretado de escritura que aparece en el margen inferior de varias páginas porque Guaman Poma tuvo que dejar reposar la mano inclinándola en el borde inferior de su grueso libro ya cosido.

Algunas enmiendas se hicieron en serie y de un solo tirón. Una modificación particular a los relatos sobre los virreyes del Perú en su capítulo del “buen gobierno”, por ejemplo, fue llevada a cabo de esta manera. Se trata de las anotaciones que informan sobre los años de gobierno de cada uno de los virreyes en el margen inferior de las respectivas páginas. La diferencia en el color de la tinta respecto al cuerpo principal del texto y el estilo menos fluido de escritura revelan un solo proceso de corrección sistemática por parte de Guaman Poma. (Véanse también las secciones 4.3.1 y 4.5, más adelante.)

Estos varios medios explican las docenas de enmiendas que Guaman Poma introdujo a su obra, una vez que fuera redactada. La Tabla 3 resume sus enmiendas textuales; presento en las columnas 4-6 mis hallazgos previamente publicados (Adorno 1979-80, 17, 27, notas 9 y 11; Adorno 1980, xlvi) y en las columnas 2 y 3 los del reciente examen codicológico de la Biblioteca Real.

Tabla 3: Sumario de las enmiendas textuales y hojas añadidas y extirpadas

capítulo

Hojas añadidas a los cuader-nillos  

hojas extirpadas de los cuader-nillos

enmiendas textuales: nueva información

enmiendas textuales: modifica-ciones sustantivas

Enmiendas textuales: recomendaciones (nuevas o reiteradas) para la reforma colonial

 c 1: El primer nueva corónica

 

 

 

pp. 5, 11

 

c. 2: “Cómo Dios ordenó la dicha historia”

 

 

 

pp. 14, 15, 17, 20

 

c. 4: los papas y sus reinados

 

 

pp. 36, 38, 43

 

pp. 34, 45, 47

c. 6: los Incas

 

 

pp. 89, 97

p. 111

p. 91

c. 7: las reinas o quya

 

 

pp. 131, 133, 143

 

pp. 121, 129

c. 8: los capitanes del Ynga y de sus grandes señoras

 

 

pp. 197, 199, 201, 203, 205, 207, 209, 211, 213, 215, 218, 220, 222, 224, 226, 228, 230, 232, 234, 236

p. 168

pp. 196, 198, 200, 202, 204, 206, 208, 210, 212, 214, 217, 219, 221, 223, 225, 227, 229, 231, 233, 235

c. 11: los meses del año

 

 

pp. 239, 241, 243

 

 

c. 19: la conquista española y las guerras civiles

 

 

pp. 389, 415, 420

pp. 411, 412, 413, 414

 

c. 20: “buen gobierno”

una hoja sencilla con solapa, pp. 466-467;

otra hoja sencilla con solapa, pp. 474-475

una hoja sencilla, quitada de entre pp. 473 y 474

pp. 438, 440, 446, 464, 466-467, 468, 470, 472, 474

 

pp. 459, 477-478, 483, 485, 487, 488

c. 21: corregimiento

 

 

 

 

pp. 535, 547, 549-550, 551, 553, 555

c. 23: los padres de doctrina

una hoja doble com-puesta (no pegada), pp. 636-637 y 646-647

 

p. 687

 

pp. 639, 643-644, 649, 651, 688, 691

c. 25: los negros africanos

 

 

 

 

pp. 717, 724, 725

c. 26: “mala reprensión” y diálogos satíricos

 

 

 

 

pp. 727, 731

c. 28: príncipes, señores principales y otros cargos hereditarios andinos

una hoja doble compues-ta, pp. 904-905, comple-tada en pp. 958-959

 

 

 

pp. 753, 755, 759, 761, 763, 765, 767, 769, 771, 773

c. 30: “los indios de este reino”

 

 

 

 

pp. 857, 869, 909-910, 921

c. 31:  considera-ciones morales y re-ligiosas

pp. 958-959, una hoja doble compues-ta, comple-tada en pp. 904-905

 

 

 

 

c. 32: diálogo de Guaman Poma con el rey

una hoja doble regular, pp. 978-981

 

 

 

pp. 977, 978-981, 981-982, 987-988

c. 33: este reino y sus ciudades y villas

una hoja sencilla con solapa, pp. 1066-1067

 

p. 1008

 

pp. 1005-1006, 1007, 1083-1084

c. 36: el viaje del autor a Lima

 

 

pp. 1104-1139

 

 

Resumidas en la Tabla 3, estas siete adiciones de hojas a los cuadernillos ya ensamblados están constituidas del modo siguiente (véase también la sección 1.1.2):

Tabla 4: Hojas añadidas al manuscrito después de redactarse

 

número de cuadernillo

paginación (páginas consecutivas)

                             

variantes de hojas y modos de incorporación (= integradas en el cuadernillo antes de la costura o añadidas después)

1

10

466-467

hoja sencilla con solapa, añadida mediante pegado

2

10

474-475

hoja sencilla con solapa, añadida mediante costura

3

13

636-637 + 646-647

dos hojas sencillas con solapa no pegadas juntas, i.e., una hoja doble compuesta; integrada antes de la costura

4

18

904-905 + 958-959

dos hojas sencillas con solapas, i.e., una hoja doble compuesta (sólo una solapa está parcialmente visible después de la encuadernación), integrada antes de la costura

5

19

978-981

hoja doble, añadida mediante pegado

6

20

1066-1067

hoja sencilla con solapa, integrada  en el cuadernillo previamente cosido mediante costura y pegado

7

26

1188-1189

hoja sencilla con solapa, añadida mediante pegado

Sigue una descripción de los contenidos de estas siete inserciones, presentada según el número de entrada en la columna izquierda, de arriba:

(1) Guaman Poma insertó una hoja sencilla con solapa para acomodar la presentación de Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, como virrey del Perú (páginas consecutivas 474 y 475; véase la Figura 8). Esta hoja insertada en el cuadernillo 10 (capítulo 20) reemplaza una hoja cortada del mismo lugar en el manuscrito (véase la sección 4.3, más adelante). Guaman Poma introdujo esta nueva hoja después de que había cosido y paginado todo el manuscrito y preparado la “Tabla de la dicha corónica”. En la “Tabla” se encuentra su ingreso previo del nombre de Montesclaros; lo había identificado como el noveno virrey del Perú y había marcado el número de página (“470”) de su entrada (véase la página consecutiva 1185). Numeró la nueva hoja, según lo había hecho con la anterior, ya extirpada, como 470-471 (páginas consecutivas 474-475). Esta hoja fue incorporada en el manuscrito mediante pegado. 

(2) Subsiguientemente Guaman Poma insertó otra hoja sencilla en su galería de virreyes (capítulo 20, cuadernillo 10). Esta segunda adición, también hecha después de que había cosido y paginado el manuscrito y preparado la “Tabla”, precede la entrada de Montesclaros en el orden secuencial de paginación del libro encuadernado, pero la sigue en la secuencia de sus enmiendas textuales. Fue hecha claramente después de que el autor había llegado a Lima con su manuscrito. Significativamente, el autor nunca paginó esta hoja insertada, la cual lleva la misma filigrana que el capítulo “Camina el autor”,  escrito también después de que Guaman Poma arribara a Lima (véase la sección 4.2, más adelante). Esta consiste en una cruz latina sobre las iniciales IA (véase la sección 1.2, más arriba). El contenido de esta hoja insertada es el relato de la previamente ignorada administración de Don Fernando de Torres y Portugal (1586-1589) ( páginas consecutivas 466-467; Figura 10). La tardía introducción de la entrada de Torres y Portugal se evidencia también por el hecho de que no aparece en el listado de virreyes que trae la “Tabla” (véase la página consecutiva 1185). Esta hoja fue unida al manuscrito mediante costura. 

La inserción del relato sobre Torres y Portugal en el manuscrito encuadernado trae como consecuencia el cambio en el listado numérico que Guaman Poma subsiguientemente hizo en los cuatro retratos de los virreyes que lo seguían (páginas consecutivas 468, 470, 472, 474). Así, en el reemplazo de la hoja dedicada a Montesclaros mencionado arriba, donde Guaman Poma inicialmente lo había identificado como el noveno virrey, ahora tachó “noveno” y escribió “décimo”. Guaman Poma evidentemente decidió no introducir esta corrección en la “Tabla”, donde dejó intactas las entradas de los cuatro últimos virreyes según su primera y única redacción.  Sabemos que Guaman Poma insertó la nueva hoja al momento de la escritura de “Camina el autor” en Lima porque los dos ingresos llevan la misma filigrana y son los únicos identificados por ella en todo el manuscrito.

(3) Antes de la costura y paginación de su manuscrito, Guaman Poma insertó en el aún no encuadernado cuadernillo 13 una hoja doble compuesta, esto es, dos hojas sencillas con solapas (no pegadas juntas). Simétricamente arreglada en la estructura del cuadernillo, esta adición vino a constituir las páginas consecutivas 636-637 y 646-647. Sin duda, Guaman Poma hizo esta inserción de dos hojas anticipando la necesidad por espacio adicional al elaborar su largo capítulo sobre los curas doctrineros del Perú (capítulo 23). Parece haber intentado que su “prólogo” llenara las dos páginas finales del cuadernillo

13 (páginas consecutivas 672-673), pero usó también una tercera página, que era la primera hoja del cuadernillo 14, para completarlo (página consecutiva 674). Así empezó esta nueva sección sobre los funcionarios eclesiásticos nativos, introducida por un dibujo, en el verso (página consecutiva 675). (Esta unidad se identifica como la subsección final del capítulo 23, que trata sobre los asistentes andinos de la doctrina, en la tabla de contenidos digital.)

(4) También antes de la costura y paginación del manuscrito, Guaman Poma añadió al cuadernillo 18 una hoja doble compuesta, esto es, dos hojas sencillas, simétricamente dispuestas en el cuadernillo (páginas consecutivas 904-905 y 958-959). En este caso, sólo una solapa queda parcialmente visible. Dos de las cuatro páginas adicionales llegaron a ser parte de su capítulo sobre “los indios de este reino”; las otras dos pertenecen al capítulo de las “consideraciones” morales y religiosas (los capítulos 30 y 31, respectivamente). Añadidas al cuadernillo aún no encuadernado, estas hojas se insertaron antes de la redacción de dichos capítulos ya que el contenido y la forma de ambas presentaciones son continuos con -y están completamente integrados a- las exposiciones en las que aparecen.

(5) En el cuadernillo 19, Guaman Poma añadió una hoja doble a su “diálogo” con el rey Felipe III (páginas consecutivas 978-981). Hizo esta adición después de coser y paginar el manuscrito; la pegó dentro del manuscrito encuadernado y la dejó sin numerar. Los números “962b” y “962c” que aparecen en las páginas consecutivas 978 y 980 presentan foliación en lugar de la característica paginación de Guaman Poma. Estos números fueron introducidos por otra mano, probablemente durante el proceso de desencuadernar el manuscrito y arreglar los cuadernillos dislocados en 1927 (sección 2.3, atrás). En esta adición de cuatro páginas Guaman Poma reiteró uno de sus temas recurrentes: abusos perpetrados por sacerdotes. En este caso, se trata de los que exigían el pago de tributos a las comunidades andinas como salario. Guaman Poma utilizó estas páginas para arengar contra los sacerdotes que vinieron al Perú con el fin de ganar “más plata que ánimas”, como asevera frecuentemente (páginas consecutivas 20, 889, 914, 979).

(6) En el cuadernillo 20, Guaman Poma añadió una hoja sencilla para extender su vigoroso comentario sobre las minas de plata de Potosí (páginas consecutivas 1066 y 1067). Sobre el recto (1066) dibujó el escudo de armas de La Plata, que era la sede de la Real Audiencia, y sobre el verso (1067) presentó un texto en prosa que enfatizaba el rol central que las minas de Potosí jugaban en las fortunas de España como “flor y ojo, por mejor desir, es llamalle corasón deste reyno”.

Guaman Poma hizo esta adición después de coser y paginar el manuscrito, y la dejó sin numerar. La introducción tardía de esta inserción está atestiguada por el hecho de que, cuando renumeró los últimos capítulos de su manuscrito para ajustar su error de diez páginas en la paginación, estas páginas, al igual que el capítulo “Camina el autor”, fueron excluidas (sección 3.7, atrás). Podemos inferir que las páginas consecutivas 1066-1067 y 1104-1139 no fueron parte del proyecto de renumeración porque Guaman Poma las añadió al manuscrito aún más tarde. 

La introducción de la hoja 1066-1067 es única en el manuscrito porque, a pesar de ser una adición muy tardía, fue sin embargo “integrada” dentro del manuscrito ya cosido porque su solapa aparece en la otra mitad del cuadernillo. Dado que la ausencia de paginación y de reclamo sugiere que la añadidura o injerto de la hoja se hizo dentro del cuadernillo terminado, y que, paradójicamente, la aparición de la solapa de la hoja en la otra mitad del cuadernillo sugiere su integración dentro del mismo antes de la costura, sólo podemos concluir que el mismo Guaman Poma metió (pero no pegó) la hoja dentro del cuadernillo y que ésta fue integrada al cuadernillo, mediante cosido y pegado, en una operación posterior a la encuadernación original de Guaman Poma.

(7) Tras la “Tabla de la dicha corónica” Guaman Poma añadió una hoja sencilla, pegándola a la última página del cuadernillo 26 (páginas consecutivas 1188-1189).  Aunque la punta exterior superior de la hoja se ha gastado, es probable que no haya tenido un número de página dado que sigue la no paginada “Tabla”. Guaman Poma usó esta hoja para concluir su libro, y es probable que la añadiera al manuscrito ya paginado y encuadernado. Sobre el recto (1188; Figura 11) creó un típico colofón que identifica al autor de la obra por su nombre, títulos, origen y procedencia: “Don Felipe Guaman Poma de Ayala, príncipe, autor, de las Indias del reyno del Pirú, de la ciudad y medio de San Cristóbal de Suntunto, Nueva Castilla, de la provincia de los Andamarcas, Soras, Lucanas de la corona real”. Compuso a continuación una dedicatoria que quedó en blanco respecto a la fecha y los destinatarios: “De la ciudad de los Reys de Lima, corte real y cabesa del Pirú, se presentó ante los señores...”. Las palabras “los señores” fueron posteriormente canceladas.

Sobre el verso dibujó el escudo de armas de Castilla y León (1189; Figura 12). Representado en versiones más pequeñas en la portada y en la página consecutiva 1065, este escudo de armas se embellece aquí, como en la página 1065, con el lema latino “Ego fulcio columnas eius” (“Yo fortifico sus columnas”), que hace referencia a cómo las “Indias del Perú” sostenían a España económicamente por la producción minera (véase también la sección 4.3.2, más adelante). 

Aquí (página 1189) el libro manuscrito se termina, pero no los esfuerzos finales de su autor.

4.2. La tardía introducción de los cuadernillos 22 y 23, “Camina el autor”

La inserción tardía más notable al manuscrito, el capítulo “Camina el autor”, detalla el viaje final de Guaman Poma para entregar su manuscrito en la corte virreinal. Veinte años atrás juzgué que este capítulo era una introducción tardía al manuscrito sobre la base de tres factores: (1) sus referencias textuales a los eventos que ocurrieron después de la llegada de Guaman Poma a Lima, (2) su ausencia de la “Tabla de la dicha corónica”, y (3) el hecho de que Guaman Poma hubiese renumerado las páginas del capítulo siguiente sobre los meses del año (Adorno 1979-80, 27, nota 13). Hoy, la nueva evidencia codicológica completa el análisis: “Camina el autor” (capítulo 36) es el inquilino exclusivo de dos cuadernillos, numerados como el 22 y el 23 (páginas consecutivas 1104-1131 y 1132-1139, respectivamente). Como se mencionó antes, estos cuadernillos pequeños y la hoja sencilla con el relato sobre el Virrey Torres y Portugal tienen en común una filigrana que no se encuentra en ninguna otra parte del manuscrito (véase la sección 1.2, arriba). 

Si en Lima Guaman Poma revisó su capítulo titulado “buen gobierno”, añadiéndole la entrada sobre Don Fernando de Torres y Portugal, también en Lima escribió “Camina el autor”, concluyéndolo con un relato de cómo en esa ciudad alquiló una casa y pagó veinte reales de renta mensual: “Y en la dicha ciudad alquiló una casa y le pagó por cada mes ueynte rreales como pobre y para otros pobres que trayya concigo por amor de Dios” (página consecutiva 1136). Este relato autobiográfico era una unidad independiente, un capítulo hecho de dos cuadernillos no ligados al manuscrito. Este vulnerable capítulo fue preparado más cuidadosamente que ningún otro. Su vulnerabilidad gira en torno a: (1) la imposibilidad de introducirlo en la “Tabla” terminada; (2) su dependencia de una ya utilizada secuencia de numeración, “1094-1129”, que previamente correspondió al capítulo de los meses del año, el cual debía ahora seguirlo; y (3) la precariedad de su inserción ante el capítulo final de un manuscrito “cerrado”.

Sin duda anticipando el riesgo de un malemplazamiento o pérdida de su importante relato sobre las revelaciones de su viaje a Lima, Guaman Poma buscó una solución para mantener unido el conjunto de sus páginas más allá de sus medios usuales de paginación y reclamos a pie de página. Así escribió sobre los márgenes superiores de todas sus páginas un continuado encabezamiento narrativo. Este no solamente resume el contenido del capítulo sino también destaca la posición de abogado y testigo que Guaman Poma tomó a lo largo de su obra. Si bien el empleo de este recurso no le es original, es el único caso tan extenso en su obra (páginas consecutivas 1104-1139):

Camina el autor por la cie[r]ra con mucha nieve, i pasa por Castrovireina, Chocllo Cocha, Guanca Bilca, Valle de Xauxa, y provincia de Uarochirí. El dicho autor Ayala, servi[e]ndo a su Magestad treinta años, dejando sus hijos i perder mucha hazienda, sólo en servicio de Dios y de su Magestad, favor de los pobres de Jesucristo. Anduvo en el mundo llorando en todo el camino hasta presentarse en los Rei[e]s de Lima ante Su Magestad i Su Real Audiencia, de presentarse i cumplil [sic] con la dicha Corónica deste reino, conpuesto por Don Felipe Guaman Poma de Ayala.

Aunque esta medida pueda proveer los medios para mantener los dos cuadernillos de este capítulo en su apropiado orden secuencial (en lo cual fracasa en algún momento de la historia del manuscrito, como vimos anteriormente en la sección 2.3), no podría garantizar su apropiado lugar permanente al interior del manuscrito. En otras palabras, el encabezamiento provee medios internos capaces de ordenar el capítulo en sí mismo e identificarlo como parte de una crónica escrita por Guaman Poma, pero no puede describir su propio emplazamiento en el conjunto de la obra. 

¿Cuál pudo haber sido el propósito de Guaman Poma al crear este recurso narrativo del “relato dentro del relato” o, mejor, “relato del relato”?  Aunque no había más espacio para insertar la mención de este nuevo capítulo en su “Tabla”, Guaman Poma muy probablemente creó este cuidadosamente confeccionado encabezamiento pensando que pudiera ser introducido en la versión impresa de la “Tabla” si su libro fuera publicado. Dado que fue compuesto por frases completas, tiene una elasticidad sintáctica que permite su uso, total o parcialmente, como una entrada en una proyectada versión impresa de la “Tabla de la dicha corónica”. 

La importancia del capítulo “Camina el autor” se halla en las devastadoras revelaciones que contiene acerca de lo que Guaman Poma encontró en su camino a Lima, particularmente las campañas de extirpación de idolatrías llevadas a cabo por Francisco de Ávila y también la presencia de viajeros, ladrones y vagabundos a cada paso. Una vez en Lima, la vida disipada de los andinos que habitaban en la ciudad ganó especialmente su severa condena. Se preocupaba por los hombres desligados de sus responsabilidades y comunidades étnicas y por las mujeres que mantenían concubinato con españoles u otros individuos.

La lectura detenida de “Camina el autor”, junto con la de las docenas de anotaciones al pie de las páginas, particularmente en el Buen gobierno, revela que las observaciones y experiencias que lo inspiraron a escribir este capítulo también resultaron en las enmiendas posteriores e insistentes que se encuentran a lo largo de su obra (véase la Tabla 3, más arriba).  Las evidencias filológicas y textuales respaldan mi afirmación: La “q” que reemplaza la “c” en varios pero no todos los casos en “Camina el autor” se halla también en las anotaciones marginales tardías, por ejemplo: “cinqüenta” y “qüenta”; “qumple” y “qura” (páginas consecutivas 525, 1115; 725, 1107).  Esta distintiva variación ortográfica apunta a la producción simultánea o casi simultánea de “Camina el autor” y de los textos marginales.

La creación simultánea y tardía de este capítulo narrativo y de las anotaciones marginales se confirma también por las correspondencias temáticas. Recomienda, por ejemplo, que los jesuitas, quienes previamente habían sido el objeto de su elogio, deberían ahora alejarse de la sociedad laica y vivir separados del mundo (páginas consecutivas 483, 1122). Su enmendación tardía sobre la peste en las ciudades es obviamente otra entrada posterior a su llegada a Lima, como también lo son sus advertencias de que a los andinos no se les debería permitir convertirse en mendigos en las ciudades porque “se hazen borrachos”, su admonición de que los andinos deberían vestir su propio atuendo tradicional en vez de ropa europea, y su cita de las ordenanzas del Virrey Toledo que prohibían a los españoles vivir en las comunidades andinas (páginas consecutivas 1083-1084; 857, 1138; 553, 1125; y 921, 1125-1126, respectivamente). “Camina el autor” fue una contribución mayor de Guaman Poma tardíamente concebida para su obra; el hecho de que sus nuevas revelaciones provocaran reiteraciones de sus puntos centrales en las anotaciones marginales subraya la importancia que el autor confirió al relato de sus experiencias en el camino rumbo a Lima y en la capital.

Uno podría suponer que Guaman Poma habría deseado presentar como el capítulo final de su obra la narración de este viaje y su devastadora mirada de los males del colonialismo en la ciudad y el campo. Pero tal no es el caso. Sobre bases materiales, fue imposible hacer de “Camina el autor” el capítulo conclusivo porque la “Tabla de la dicha corónica”, que habría debido seguirlo, empieza al final de un cuadernillo y continúa en el siguiente, sin dejar sitio para pegar ninguna inserción. Pudo, en cambio, ubicar los dos cuadernillos de “Camina el autor” después del cuadernillo 21 (al final del capítulo 35), que termina convenientemente en una página verso.

Sobre bases textuales, la ubicación de “Camina el autor” como el capítulo penúltimo del libro le pareció bien a Guaman Poma. El precedente capítulo 35, que lista los mesones (tanpu) en el camino real, provee un contexto apropiado para el relato del viaje que Guaman Poma emprendió desde las serranías andinas hasta la costa y para sus afirmaciones concernientes a los cortos viajes que lo precedieron. Adicionalmente, Guaman Poma concluye “Camina el autor” con una serie de observaciones y recomendaciones menores; está claro que no intentó que fuera una nueva conclusión para su obra. Para tal propósito, ya había creado su presentación final, “Ojos i ánima huelgo”.

Ocupando una posición prominente en un recto (página consecutiva 1178), “Ojos i ánima huelgo” ofrece una atronadora admonición al lector:

Ues aquí, cristianos del mundo, unos llorarán, otros se rreyrá, otros maldirá, otros encomendarme a Dios, otros de puro enojo se deshará, otros querrá tener en las manos este libro y corónica para enfrenar su ánima y consencia y corasón y bibirá en la ley de Dios de los Dies Mandamientos. . . . Y ací esta corónica es para todo el mundo y cristiandad; hasta los ynfieles se deue uello para la dicha buena justicia y pulicía y ley del mundo.

Esta declaración profética del destino imaginado del libro había sido formulada por Guaman Poma específicamente para cerrar su obra y allí debía permanecer. Su carácter exhortativo era crucial para los propósitos del autor, como resulta evidente por otras adiciones tardías a su obra, particularmente, el reemplazo del retrato del Virrey Mendoza y Luna en el capítulo del “buen gobierno” (sección 4.1; véase también la sección 4.3.2, más adelante).

4.3. Una hoja cortada y reemplazada:  El gobierno de Montesclaros y el Buen gobierno

Entre las adiciones y correcciones de Guaman Poma al texto de la terminada Nueva corónica y buen gobierno, hay solamente un caso de eliminación y reemplazo de una hoja en el manuscrito: los retratos sucesivos de Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. Esto ocurre entre las páginas consecutivas 473 y 476 tal como lo demuestran las dos “solapas”, la segunda de las cuales pertenece a la hoja sencilla añadida que constituye las páginas consecutivas 474 y 475 (sección 1.1.2).
Esta segunda solapa formaba parte de la nueva hoja sencilla y por lo tanto le permitió a Guaman Poma agregar la hoja al ya “cerrado” cuadernillo de una manera que hizo posible su posterior ligazón segura por cosido.

El cuadernillo 10, dentro del cual se hicieron los insertos de las hojas sencillas que constituyen las páginas 466-467 y 474-475, no es en ningún otro aspecto inusual; exhibe la estructura de cuadernillo frecuentemente repetida de trece hojas y todas sus otras hojas son parte de la estructura primaria de cuadernillo (sección 1.1.1). Dado que estos insertos son ocurrencias anómalas dentro de un cuadernillo regular, demandan nuestra atención.

La estructura codicológica y los contenidos del capítulo sobre el “buen gobierno” revelan que éste fue elaborado en tres fases: primero, las hojas del cuadernillo se escribieron, dibujaron y ensamblaron; segundo, se insertó la nueva hoja de las páginas 474 y 475, reemplazando la anteriormente extirpada hoja “474/475” y tercero, se añadió la hoja sencilla que constituye las páginas 466 y 467. (Véanse las Figuras 8 y 10, respectivamente.) El orden y la claridad de los pasos de este ensamblaje en tres partes se confirman, significativamente, por las respectivas apariciones de la primera, segunda y tercera filigranas en estos tres distintos contextos (sección 1.2).

De este repetido empeño sobre el capítulo del “buen gobierno” resulta claro que el tópico del gobierno virreinal cobró siempre mayor importancia para Guaman Poma; a medida que trabajaba en él, hacía correcciones según recibía nueva información y reajustaba sus objetivos inmediatos. Para preparar el escenario para el relato completo de su excepcional enmienda de este capítulo, debemos observar en detalle el nivel del compromiso de Guaman Poma con las actividades de la administración virreinal en su más alto nivel.

4.3.1. El rol del virrey

Cuando Guaman Poma preparaba su “Tabla de la dicha corónica” (véanse las páginas consecutivas 1184 y 1185), tomó en cuenta los contenidos pero no el título del capítulo 20, “del buen gobierno”. Como hemos visto anteriormente en la sección 3.5, sus entradas se componían de la sucesión de los virreyes como una continuación de la lista de conquistadores y primeros gobernantes (oficiales y no oficiales) del Perú, todos listados bajo el encabezamiento “CONquista”, el quinto segmento en la decapartita división de la obra que presenta en la “Tabla” (véase Figura 9b). A través de la enmendación de su obra, particularmente por el reemplazo del texto sobre el Marqués de Montesclaros, nos damos cuenta de que Guaman Poma modificó las connotaciones implícitamente negativas acerca del gobierno virreinal expresadas en la “Tabla” con el propósito de resaltar y elevar el rol de los virreyes.

Como las entradas de la “Tabla” lo indican, el capítulo 20 se compone de las jerarquías civiles y eclesiásticas del gobierno colonial español. Primero aparece la jerarquía civil, esto es, un incompleto pero detallado listado de los virreyes del Perú, desde el primero, Blasco Núñez Vela (1544-1546), hasta el undécimo, el Marqués de Montesclaros (1607-1615). Después viene la jerarquía eclesiástica de arzobispos y obispos, los funcionarios de la Inquisición, los superiores de las órdenes religiosas y los ermitaños. Guaman Poma concluye el capítulo retornando al tópico de la gobernación civil, dibujando un cuadro de los oficiales de la Real Audiencia, esto es, los “presidentes, jueces, real consejo de su majestad en este reino”. Lo continúa con un texto en prosa que lamenta el estado actual de la gobernación y termina el capítulo con un particularmente breve “prólogo” dirigido al Papa y al Rey (páginas consecutivas 488-490). Considerados en conjunto, los contenidos de este capítulo son paradójicos. Guaman Poma relata conductas presumiblemente ejemplares de parte de la mayoría de los oficiales virreinales a la vez que termina el capítulo con un mordaz relato de las injusticias sufridas por los andinos y un requerimiento directo al Papa y al Rey sobre sus responsabilidades para remediarlas.

En este vacío entre la gobernación colonial ideal y la práctica colonial real que Guaman Poma resalta, el rol del virrey es clave. El rey puede salvar al Perú sólo al nombrar individuos confiables que le informen del estado de las cosas en sus jurisdicciones. Así, es el virrey quien debe implementar las políticas de la corona. El virrey debe administrar y velar por la justicia con absoluta integridad. La óptica de Guaman Poma sobre este punto es evidente en su enfática aprobación de los viajes de inspección del virrey a los territorios gobernados. Con tales criterios, no nos sorprende que el retrato guamanpomiano de los virreyes es completamente serio; ellos nunca son el blanco de su sátira, aun al ser el objeto de su afilada crítica por acciones específicas. Así, a pesar de nuestra común tendencia a enfatizar el compromiso conceptual de Guaman Poma con la monarquía, su foco en la práctica se concentra en el rol del virrey. Observamos esto en el hecho de que la discusión de Guaman Poma sobre el gobierno virreinal es más específica que genérica, ofreciendo precisiones notables a pesar de omitir alguno u otro de los virreyes de su relato.

Es verdad que en su desfile de virreyes Guaman Poma omitió en conjunto la década de 1560, saltando el gobierno del cuarto virrey, Diego López de Zúñiga y Velasco, Conde de Nieva (1561-1564), y así como el del licenciado Lope García de Castro (1564-1569), quien gobernó como “gobernador, capitán general, y presidente de la Real Audiencia” tras el asesinato del Conde de Nieva en febrero de 1564 (Adorno 1980, xlii). A pesar de su escasa familiaridad con este temprano período del gobierno virreinal, Guaman Poma demostró un conocimiento pormenorizado y aun considerable de los virreyes posteriores quienes habían estado, de una u otra manera, más cerca de su experiencia personal. Resulta útil revisar estos casos en la medida en que revelan las intenciones de Guaman Poma para “enderezar las cosas”, particularmente respecto a la presentación del último virrey que gobernaba mientras escribía su libro. Su terca persistencia revela también su deseo por enfatizar en general la importancia de los personajes de la real administración civil.

Los recuerdos más vívidos de Guaman Poma corresponden a los Virreyes Francisco de Toledo (1569-1581) y Luis de Velasco (1596-1604). A Toledo lo alabó por su viaje de inspección general al virreinato que el mandatario realizara al principio de su administración. Así Guaman Poma describió los eventos del viaje del virrey de Lima a Cuzco al final de 1570, incluyendo su visita a Huamanga, de la cual Guaman Poma parece haber sido testigo de vista. Elogió a Toledo por su legislación que prohibía a los españoles vivir entre los andinos, y lo alabó por otras leyes que fijaron el carácter y la cantidad de los tributos por pagar. Otras dos acciones del gobierno de Toledo ganaron, no obstante, su desaprobación y condena. La primera de éstas es el programa de reducciones instituido para reubicar y acercar a las comunidades andinas a las áreas donde se necesitaba la mano de obra indígena (ciudades coloniales, minas de plata y de azogue). El segundo es la captura y ejecución, por mandato de Toledo, del último príncipe Inca sobreviviente, Tupac Amaru ( páginas consecutivas 446-454; Figura 13). (Para el tratamiento de estos eventos por Guaman Poma, véase Adorno 2001, 34-35, 67-68.) 

Luis de Velasco es aun más vívidamente recordado por Guaman Poma. Retrata a Velasco con el detalle personal de usar anteojos y describe algunas de sus acciones, tal como su defensa naval de Chile contra los ingleses (páginas consecutivas 470-471; Figura 14). Adicionalmente, en su carta al rey de febrero de 1615, Guaman Poma identifica a Velasco, Marqués de Salinas, como un virrey anterior del Perú y el actual presidente del Consejo de Indias en Madrid, quien sería capaz de responder por él: “La [entera noticia] tiene de mi persona del tiempo que gobernó este reino” (Guaman Poma en Adorno 2001, 86).

Dado que Velasco gobernó desde 1596 hasta 1604, es probable que Guaman Poma se presentase ante él al comparecer ante la Real Audiencia en Lima durante el período de su litigio, en alguna o en ambas visitas de 1597 y 1599 (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 375, 360, 369).  Porras Barrenechea (1948, 33) conjeturó anteriormente que Guaman Poma estuvo en la capital alrededor de 1600 o 1601 en razón de su afirmación de haber informado a Velasco acerca de la necesidad de que los corregidores prestaran atención a los pedidos y quejas levantadas por las comunidades andinas bajo su jurisdicción. Guaman Poma afirmó que el virrey respondió imponiendo una multa de cien pesos a los infractores (página consecutiva 832). La documentación histórica confirma la aseveración de Guaman Poma: la ordenanza de Velasco del 31 de julio de 1601 sobre los corregidores estableció precisamente tal pena.

Un contrapunto a estos recuerdos se encuentra en el silencio inicial de Guaman Poma sobre Don Fernando de Torres y Portugal, el séptimo virrey, quien en 1586 había otorgado las tierras de Chupas en Huamanga a los Chachapoyas contra quienes la familia de Guaman Poma y su clan habían entablado la ya mencionada larga serie de pleitos. Cuando Guaman Poma empezó a participar en los litigios durante la década de 1590, ya se habría enterado de que fue Torres y Portugal quien había hecho la concesión a los Chachapoyas (Adorno 1993, 68).  Aun si la omisión inicial del gobierno de Torres y Portugal en la obra de Guaman Poma pudiera ser explicada sobre esa base, su eventual retrato laudatorio y su relato adyacente parecen contradecir tal interpretación. Por eso, suponer un simple descuido por parte de Guaman Poma al omitir a Torres y Portugal sigue siendo la mejor explicación.

El preciso relato descriptivo e interpretativo que hace Guaman Poma del Virrey Mendoza y Luna sigue estrechamente el patrón acuñado para Toledo y Velasco. Incluye una insistencia aún más pronunciada en la especificidad de los asuntos del virrey porque contiene el elemento de lo que entonces le era inmediato.

4.3.2. El Marqués de Montesclaros de Guaman Poma: virrey presente y ejemplar

Guaman Poma muestra un conocimiento de las acciones documentadas de Montesclaros que no pudo escribir antes de 1609 y que corresponde a una época en la que Montesclaros se hallaba en pleno ejercicio de su cargo sin vislumbrar la transición a un sucesor. (Esto recalca, de nuevo, la importancia de la década de 1610 como el marco de la redacción de esta versión final de la obra. La característica notable del retrato guamanpomiano de Montesclaros es que proyecta grandes logros para la administración de este virrey, lo cual nos permite fechar el reemplazo de la entrada de Montesclaros bien antes de 1615, cuando terminó su mandato (y del cual Guaman Poma hará referencia en una tardía adición al pie de la página) (páginas consecutivas 474-475; Figura 15). La información que Guaman Poma presenta respecto de las acciones pasadas de Montesclaros, así como las observaciones predictivas que hace acerca de los futuros logros de éste y su posible reputación histórica, hacen posible sugerir la reelaboración textual como una explicación para el reemplazo de la hoja. 

Guaman Poma empezó su relato de Montesclaros de acuerdo con la manera convencional que empleó en el caso de los virreyes anteriores, caracterizando las acciones del individuo generalmente en pretérito: “gouernó pacíficamente y faboreció a los prencipales y a los demás yndios pobres”. Luego describió las acciones realizadas por Montesclaros, que examinaremos en detalle más adelante. En este punto, sin embargo, Guaman Poma (página consecutiva 475) varió el molde e introdujo una evaluación del gobierno de Montesclaros en un modo predictivo:

Y a hecho otras obras muy sanctas en seruicio de Dios y de Su Magestad como hombre cristiano y cauallero y principal. Y adelante hará otras obras muy grandes y buenas por donde creserá más el servicio de Dios y de Su Magestad, por donde otros caualleros ciguirá el camino uerdadero y derecho. Otros bizorreys tendrán enbidia de que este cristianícimo a dado tanto fabor a los pobres yndios de las dichas minas. De ello multiplicará la hazienda de Su Magestad ci no se acaua de murir los yndios. Dios y Su Magestad le agradeserá escriuiendo toda su santa buena obra y serbicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad; que será memoria en este rreyno y en el mundo deste cauallero cristianícimo.

El cambio que Guaman Poma hace en este retrato, sustituyendo el pretérito por el futuro verbal, es único. Indica que Montesclaros se encontraba gobernando cuando Guaman Poma escribió este texto y, más allá de ello, que quería cambiar su relato usual de las acciones pasadas para resaltar la conducta ejemplar de Montesclaros como un modelo viable, digno de imitarse en el futuro. Aun si las “otras obras muy grandes y buenas” que Guaman Poma anunciara para Montesclaros fueran solamente metafóricas, esto es, que sus acciones pasadas fueran a proveer a otros de ejemplos por seguir, o si las grandes acciones futuras de Montesclaros fueran a llevarse a cabo después de que entregara la gobernación a su sucesor, la mirada hacia el futuro queda clara.

En su deseo de aprovachar las posibilidades didácticas que el caso de este virrey le presentaba, Guaman Poma probablemente decidió desechar su borrador previo, creado e ingresado en la hoja 11 del cuadernillo 10 antes de que el manuscrito fuese cosido y paginado, reemplazándolo con este texto -único en su tipo- que se orienta hacia el futuro.  Guaman Poma cortó la hoja vieja y presumiblemente cosió esta nueva en su reemplazo. (Unida al cuadernillo durante las sucesivas encuadernaciones, la nueva hoja se halla aún crudamente cosida en el cuadernillo cerrado).

Montesclaros había asumido formalmente su puesto en Lima el 21 de diciembre de 1607 y la presente versión del texto de Guaman Poma tiene como protagonistas las acciones que tuvieron lugar en 1608 y 1609. Guaman Poma hace referencia a los viajes de inspección personal del virrey a las minas de azogue de Huancavelica, que ocurrieron en 1608, así como a las minas de Chocllococha, en la región de Castrovirreina, que tuvieron lugar antes del final de marzo en 1609 (véase Latasa Vassallo 1997, 424-426, 494):

Y por mandado de su Magestad [el Marqués de Montesclaros] becitó las minas de Chocl[l]o Cocha, minas de plata, y Guanca Bilca, minas de azogue. Con su persona los uido a uista de ojos todo el trauajo y mala uentura -tanta muerte- de los yndios azogados y de auerse despobládose este dicho rreyno del Pirú y de cómo se a de despoblarse más adelante. De ello auía de enformar a su Magestad de todo ello. Ya faborecido, escrito a su Magestad, enformándolo todo en fabor de los pobres yndios, para que se ponga en rremedio (página consecutiva 475).

Aquí Guaman Poma se muestra estar muy bien informado, pues su relato se corrobora con los registros documentales. La visita de Montesclaros a las minas de plata de Castrovirreina (Chocllococha) efectivamente había sido mandada por un decreto real, como lo escribe Guaman Poma; el documento fue expedido en Madrid el 12 de diciembre de 1606. Posteriormente, luego de su inspección en 1608 de las minas de Huancavelica, Montesclaros presentó, como lo indica Guaman Poma, un largo informe al rey fechado el 14 de enero de 1609. En efecto, Montesclaros preparó un reporte formal el 29 de marzo de 1609, después de su viaje de inspección a las minas de Castrovirreina (Latasa Vassallo 1997, 426, nota 1; 494, notas 457 y 460).

Guaman Poma personalmente conoció y frecuentó las regiones mineras de Castrovirreina y Huancavelica a las que hace referencia. Mencionó, por ejemplo, que había oído un sermón pronunciado allí el miércoles de ceniza de 1614 y que había parado allí más tarde, en su ruta a Lima, donde “sus bazallos le conoció y le abrasó y le contó de toda su miseria y trabajos que tenía en la dicha su provincia y de las dichas minas” (páginas consecutivas 1114 y 1123). Su conocimiento del área se demuestra por sus referencias a Huancavelica y a sus provincias de Angaraes, Tayacaja, y Castrovirreina. Además de estos sitios, también mencionó, en el curso de su escritura, los asentamientos de Chocllococha, Angaraes, Huaytará, Santiago de los Chocorvos, San Pedro de Tambopata, Acara (Acoria), y San Cristóbal, así como al grupo étnico de los Yauyos. Porras Barrenechea (1948, 31, 32, nota 19) cita estos lugares como evidencia del conocimiento íntimo que Guaman Poma tenía de la zona. Huancavelica fue una de las cuatro áreas en los Andes de la actual circunscripción central y sureña del Perú para las que las referencias de Guaman Poma son suficientemente detalladas para confirmar su conocimiento y experiencias de ellas; las otras son Huamanga y la provincia de Lucanas en su jurisdicción, y, adyacente a Lucanas, la provincia de Aymaraes (véase Adorno 2001).

El (anticipado) rol histórico que Guaman Poma asignó a Montesclaros refleja su propia preocupación permanente sobre la explotación y destrucción de los trabajadores andinos en las minas. Los pareceres de Guaman Poma pueden ser resumidos de la manera siguiente: Dedicó una sección prominente en el capítulo sobre la administración indiana colonial, corregimiento, al tema de la minería, iniciando este subcapítulo interno con un dibujo de la tortura de los señores nativos por parte de los mineros y de los jueces, y continuando por revisar la conducta de la completa gama de los funcionarios mineros, desde los nativos andinos ascendidos a intermediarios hasta los mayordomos españoles, quienes eran responsables por el tratamiento de los trabajadores andinos y las condiciones en las minas (páginas consecutivas 529-539; Figura 16). Sus enmiendas al manuscrito reiteran asimismo la diversidad y profundidad de sus preocupaciones acerca de la destrucción humana causada en las minas, la necesidad de regular las condiciones y compensaciones de los mineros andinos y la enorme ganancia económica que la producción minera proveía a la corona española (páginas consecutivas 535, 977, 1005, 1066-67; véase la sección 4.1, item 6, más arriba). Adicionalmente, Guaman Poma elogió al antecesor de Montesclaros, Don Gaspar de Zúniga y Acevedo (“Don Carlos Monterrey”) (1604-1606), por haber comenzado “a faboreser a los yndios pobres, que le pesaua de que los yndios se muriese súpitamente cin confesarse en las minas, y que se muriesen asogados” (página consecutiva 473).

Todas estas intervenciones apoyan la importancia de estas preocupaciones en la presentación guamanpomiana del Virrey Mendoza y Luna como “muy cristianícimo, gran limosnero y caritatibo amigo de los pobres”. Alabando a Montesclaros por haber visto “a uista de ojos” las dificultades padecidas por los andinos y por haber escrito al rey, “enformando de todo en fabor de los pobres yndios”, Guaman Poma revela su apreciación de la comprensión del virrey sobre los asuntos críticos del día. El interés de Montesclaros por reformar los abusos de las minas y por buscar controles más eficaces constituye, como lo vio Guaman Poma, la más importante contribución potencial del virrey al gobierno colonial de los Andes.

Guaman Poma hizo que su presentación comunicara el hecho de que la escribió al tiempo en que Montesclaros se hallaba en pleno ejercicio del cargo. “El hará más y será un modelo para otros” es un mensaje único en la entera Nueva corónica y buen gobierno. Nadie, salvo Montesclaros, es presentado con este presentido rol orientado al futuro. Creo que esta importante concepción, excepcional entre los retratos de todos los otros personajes ejemplares andinos o europeos de la obra, fue la causa por la cual Guaman Poma reconsiderase y rehiciese su relato del undécimo virrey cuyo período en el cargo, irónicamente, vio llegar a término. Aunque Guaman Poma no será el primer autor en la historia en fracasar al cumplir con una auto impuesta fecha límite para la terminación de su obra, es claro que anticipó una fecha temprana de culminación y que Montesclaros debía ser el modelo viviente y real del virrey ejemplar que Guaman Poma deseaba recomendar al rey Felipe III.

¿Cuándo hizo Guaman Poma el reemplazo de la entrada? La tuvo que haber terminado después de que el manuscrito estuviera encuadernado, pues de otra manera habría sustituido una entera hoja doble o, después de haber cortado la entrada insatisfactoria de Montesclaros, habría pegado la hoja sencilla reemplazante en la restante hoja sencilla ocupada por las páginas consecutivas 484-485. Más allá del hecho de que el reemplazo fue hecho después de que Guaman Poma inicialmente “terminara” su libro, es imposible determinar con certeza si lo preparó en Lucanas o más tarde en Lima. Dado el conocimiento que Guaman Poma tenía del área minera, no necesitó las nuevas fuentes de información de las que Lima lo podría haber provisto. La región minera de Huancavelica y Castrovirreina era para Guaman Poma un asunto de conocimiento íntimo. Por lo tanto, pudo haber tomado la decisión de resaltar de esta manera a Montesclaros en cualquier momento después de haber terminado el libro en Lucanas y antes de hacer sus revisiones finales en Lima el año de 1616.

La atención que Guaman Poma otorga a Montesclaros nos invita a echar un vistazo a los propios escritos del virrey.

4.4. Don Juan de Mendoza y Luna: Luz de materias de Indias (GkS 589, 2°)

La valoración de Guaman Poma sobre los más graves problemas que el virreinato enfrentaba concuerdan con aquéllos subrayados por Montesclaros en el reporte final sobre su gobierno en el Perú (Adorno 1979-80, 21, 28, nota 29). Fechada el 12 de diciembre de 1615, el informe del virrey a su sucesor, Don Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache, advertía acerca de los aspectos del gobierno en los que Montesclaros mismo había fracasado. Consideraba una amplia gama de asuntos complejos e importantes respecto al gobierno del Perú y analizaba la peculiaridad del gobierno peruano en cuanto a sus mutuamente dependientes pero diferenciadas “repúblicas”, una de indios, la otra de españoles.

El memorial de Montesclaros provee al lector un útil “calibrador” para apreciar el poder y la coherencia de la crítica de Guaman Poma sobre los asuntos coloniales, no solamente sobre minería sino también sobre un amplio espectro de asuntos económicos y sociales. El virrey firmó su reporte quizá sólo meses antes de que Guaman Poma terminara de corregir su obra en 1616, y la coincidencia de perspectiva entre el virrey y el auto nombrado consejero real hace oportuna una investigación más profunda de las afirmaciones de Guaman Poma de haber trabajado en las “casas y palacios del buen gobierno”. El informe de Montesclaros en sus necesarias copias múltiples y el códice único de Guaman Poma podrían haber viajado a España en el mismo envío diplomático.

Una copia del manuscrito de Montesclaros, contemporánea a su época de composición y titulada “Luz de materias de Indias”, ha sido parte de la Antigua Colección Real de la Biblioteca Real de Copenhague desde hace mucho tiempo (GkS 589, 2º). En el catálogo de Jón Erichsen de 1784-86, aparece aproximadamente en el mismo lugar en el catálogo topográfico que el manuscrito de Guaman Poma, separados solamente por sus respectivos formatos de folio o cuarto. El memorial de

Montesclaros fue adquirido por la Biblioteca Real en 1721 como parte de la biblioteca privada del abogado, historiador y coleccionista danés Christian Reitzer (1665-1736), que fuera profesor de derecho en la Universidad de Copenhague interesado en la entonces naciente disciplina de ciencias políticas. (Ilsøe 1999, 313-402, estudia la adquisición de la biblioteca de Reitzer y transcribe la entrada correspondiente al manuscrito de Montesclaros tal como aparece en el catálogo Reitzer de 1721 [381, no. 142].)

Hace dos décadas sugerí (Adorno 1980, xliii-xliv) que la presencia del relato de Montesclaros en la Antigua Colección Real hacía plausible la adquisición (o donación) de la Nueva corónica y buen gobierno por su interés en el “buen gobierno” y en la administración civil y eclesiástica antes que por su potencial interés como curiosidad bibliográfica. Hoy, la lectura detenida de las entradas en folio, cuarto y octavo clasificadas en el catálogo de Erichsen de 1784-86 como “historia española y portuguesa reciente” confirma que el título dual de la obra, “corónica” y “buen gobierno”, habría sido razón suficiente para acomodarlo dentro del grupo heterogéneo de obras que incluía tratados sobre “justicia y buen gobierno” en España, su restauración económica y el estado de la contabilidad en sus dominios de ultramar (véase la sección 2.1, más arriba).

Las actuales investigaciones históricas sobre los coleccionistas daneses de los siglos XVII y XVIII y las más tempranas adquisiciones de la Biblioteca Real también confirman que la realeza de Dinamarca, los funcionarios de altos cargos y los coleccionistas privados tuvieron un gran interés en los asuntos políticos de España desde su perspectiva ideológica en la Europa protestante del norte. La adquisición del manuscrito de Montesclaros y otros documentos hispánicos depositados ahora en la Biblioteca Real continuaron una tradición que incluyó la adquisición o donación, probablemente varias décadas antes, del manuscrito de Guaman Poma (véase la sección 2.2, más arriba).

El memorial de Montesclaros se halla disponible en versión digital en este sitio.

4.5. El papel central del capítulo 20

La significación temática en la Nueva corónica y buen gobierno del gobierno “presentificado” de Montesclaros forma parte de la historia que la evidencia codicológica revela más ampliamente. Esto es, si el régimen de Montesclaros fue el punto culminante y “viviente” de la presentación ejemplar de Guaman Poma de la buena gobernación civil, fue, sin embargo, parte de una estructura mucho más amplia de modelos para la reforma colonial que propuso Guaman Poma.

De las cinco clases de enmiendas textuales reseñadas en la Tabla 3, sólo el capítulo 20, “del buen gobierno”, ha sido enmendado según cuatro de ellas: hojas añadidas, una hoja extirpada, textos complementados con nueva información y textos aumentados por nuevas o reiteradas recomendaciones para la reforma. A través de su construcción y repetida actualización y corrección, el capítulo “del buen gobierno” destaca el propósito principal de la obra que Guaman Poma anunciaba desde Santiago de Chipao en febrero de 1615. Todas las adiciones de hojas al manuscrito terminado, así como la única extirpación de una de éstas, aparecen en el Buen gobierno. Más que cualquier otra clase de evidencia o argumento, estas enmiendas subrayan la notable importancia de esta muy larga porción del libro y su capítulo inaugural en su orientación hacia el futuro, específicamente en referencia a aquellos personajes que representaban la autoridad del monarca a quien la Nueva corónica y buen gobierno estaba dirigida. 

Como hemos estado “acompañando a Guaman Poma” en el curso de la preparación de su obra, hemos visto que, según continuaba su trabajo sobre este capítulo central “del buen gobierno”, descubrió sus errores y omisiones previas. Insatisfecho con su relato original sobre Montesclaros, reemplazó su retrato pictórico y verbal. Tras descubrir su omisión del gobierno de Don Fernando de Torres y Portugal, añadió una hoja sencilla al cuadernillo para acomodar la presentación de éste como el sexto virrey (en realidad, era el séptimo) y aumentó en uno el número correspondiente en la secuencia de cada uno de los cuatro virreyes siguientes. Posteriormente, al descubrir que no había tenido en cuenta la administración del Conde de Nieva, ingresó dicha información en el margen inferior de su retrato del virrey Don Antonio de Mendoza (página consecutiva 438). A continuación añadió, al pie de sus respectivos retratos, una anotación sobre la duración del gobierno de cada virrey sucesivo. Así los incluyó a todos menos el gobierno de Lope García de Castro; concluyó señalando que el ejercicio de Mendoza y Luna como virrey terminó en 1615. Sabemos por la evidencia de las filigranas en las posteriormente agregadas hojas del retrato del Virrey Torres y Portugal y de “Camina el autor” que Guaman Poma hizo estas correcciones finales no en la provincia de Lucanas sino en Lima, cerca o en la corte virreinal, mientras se preparaba a entregar su manuscrito.

Visto en conjunto, el proceso de incansable enmendación al que Guaman Poma sometió su galería de virreyes apoya el argumento acerca de sus roles notablemente importantes en la promoción del buen gobierno. La evidencia codicológica subraya la esperanza de Guaman Poma de que el monarca recibiría con gusto la evaluación de sus súbditos que ocupaban las más altas jerarquías en la gobernación indiana y de que sería apropiado, además, que el principesco vasallo andino del rey los honrara. De esta manera, la evidencia codicológica apoya la formulación conceptual de la obra como una “carta al rey” en la que el tema de la reforma gubernamental es dominante y el papel del virrey en ella emerge y ocupa una posición de primacía. 

Para Guaman Poma, tomar en cuenta sus prioridades emergentes e implementarlas a través de inserciones tardías en su obra no fue una tarea sencilla. Se trató no sólo de las presiones de tiempo que sentía, “teniendo de edad de ochenta años”, como indica al comienzo de “Camina el autor” (página consecutiva 1106), sino también de la escasez y reducción de recursos materiales disponibles. Esta situación se revela no por lo que dice sino por lo que hace, juntando hojas sencillas para crear hojas dobles sobre las cuales escribir. Pasemos ahora a considerar los dilemas de última hora que Guaman Poma tuvo al balancear sus desiderata textuales frente a sus limitaciones materiales.

4.6. El autor y artista como su propio escriba

La consideración de la evidencia codicológica que el manuscrito autógrafo presenta adelanta una dimensión enteramente nueva acerca de la redacción de su obra por parte de Guaman Poma. Mientras que estamos familiarizados con Guaman Poma como un artista que también juega el rol de autor, o viceversa, la investigación codicológica nos enseña qué significa que ese autor y artista se sirva a sí mismo como su propio escriba. Dado que toma innumerables y difíciles decisiones, descubrimos no la impericia de un hombre andino amateur, sino a un autor y artista en pleno control de sus propios medios.

Fue como su propio escriba que Guaman Poma tuvo que lidiar con el desafío de los decrecientes recursos materiales. Si pensamos en el deber que el escriba tiene de tomar decisiones frente a la disminución de papel, podríamos entender mejor varias contradicciones aparentes en el manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno. Podemos apreciar por qué algunos textos fueron actualizados y aumentados y otros no. Al repasar las tardías adiciones de hojas y sus contenidos reseñados en la sección 4.1, el lector atento no se sorprenderá de que los entonces actualísimos temas de la conducta de los curas de la doctrina (que ocupa el capítulo más largo en el libro), el maltrato de la sociedad andina y la administración de la minería potosina, junto con los capítulos que sintetizan éstas y otras preocupaciones (las “consideraciones” morales, el diálogo con el rey) hayan sido los beneficiarios de los limitados recursos adicionales. A la luz de esto, se infiere que debe haber constituido un gran reto la adquisición de dieciocho hojas sencillas, o nueve dobles, para producir las treintaiséis páginas de “Camina el autor”.

Al mismo tiempo, actualizar la “Tabla de la dicha corónica” habría requerido dos hojas dobles, pero Guaman Poma no emprendió esa revisión.  La evidencia sugiere que en la fase final de su trabajo, le otorgó una importancia menor a la precisión de la información presentada en la “Tabla”. Asimismo, como una consecuencia posible de su decisión de no actualizarla, puso menos cuidado en mantener la precisión global de la paginación en el cuerpo del libro. Es posible tanto que pospusiese una relectura completa de la paginación y que luego se encontrara incapaz de completarla, como que decidiera no hacer correcciones ulteriores, sabiendo que sus propios números de página no se reproducirían en ninguna versión impresa de su manuscrito. (La paginación, como hemos visto anteriormente, fue meramente uno de los medios con que Guaman Poma intentó garantizar la inteligibilidad de la secuencia apropiada de los contenidos de su códice.) Cualquiera que haya sido el caso, la menor prioridad que ahora otorgaba a la paginación dejó espacio para sus consideraciones estéticas.

Por extraño que parezca, los más egregios “errores” de Guaman Poma en la paginación podrían ser el resultado de sus predilecciones estéticas. Este fenómeno sirve como una demostración final de su tratamiento de las prioridades en conflicto en un momento de escasez de materiales. Tal como su sensibilidad gráfica, en cuanto a ser autor, lo previno, en su rol de escriba, de desfigurar  la “Tabla” con repetidas capas de correcciones, esta misma sensibilidad anuló su deseo de alcanzar un conteo pedantemente preciso en cuanto a la paginación. Así, como vimos más arriba respecto al ajuste de 986-cum-996 y su consiguiente repaginación, Guaman Poma consciente pero silenciosamente “pasó por alto” la incorrecta numeración de cientos de hojas, desde la 537 hasta la 1003, y, en las 124 páginas que renumeró (páginas consecutivas 1004-1178, exceptuando las páginas 1066-1067 y 1104-1139 sobre Potosí y “Camina el autor”), su actividad no consistió en añadir nuevos y fácilmente legibles números de página, sino más bien en “injertar” los dígitos correctos en los números de página existentes, haciendo tan pocas eliminaciones y manchas como le fuera posible.

Guiado más por principios estéticos que aritméticos, Guaman Poma ejecutó llana y correctamente la conversión de los viejos números de página a los nuevos. Dado que lo hizo más o menos mecánicamente, más por su propio beneficio como redactor que para la conveniencia de cualquier lector futuro -y, por ende, sin la precisión redundante que caracteriza de otra manera sus escritos- produjo toda una serie de números de página que fueron “erróneamente escritos”, acabando en unos números híbridos e imposibles, tales como “11010” y “11102” en lugar de 1110 y 1112, creados por la errónea inserción de un cero (véanse las páginas consecutivas 1120 y 1122). No obstante, los últimos dígitos son invariablemente correctos. Al mismo tiempo, los dígitos correspondientes a las decenas de los millares, que imprecisamente sustituyen los números en los millares, tienden a obedecer primero y antes que nada al principio estético de hacer las correcciones lo menos intrusas posible, absteniéndose de borrar los números existentes y de escribir sobre ellos cuando fuera posible. Así, por ejemplo, en la página consecutiva 1146, queriendo aumentar en 10 unidades la cifra de 1090, Guaman Poma cambió la cifra a 11010 (en lugar de 1100), añadiendo un “1” al frente y transformando el “9” en “1”. Posteriormente sumó 36 unidades a este nuevo número. Esta operación dio como resultado el guarismo 11036, cuya escritura obligó a Guaman Poma a sobreescribir el antiguo “9”, que recién se había transformado en “1”, con un “3” y a extender el círculo del último “0” para convertirlo en un “6”. En todas estas instancias, Guaman Poma mantiene la cuenta correcta en los últimos dígitos mientras que se abstiene de borrar la parte incorrecta de la cifra, quedando una versión final a mitad de camino entre el ingreso primero y la corrección última.

4.7. Sellando el texto, cerrando el libro: los cálculos de la portada

Luego de la inserción del capítulo “Camina el autor”, Guaman Poma intentó calcular el volumen de su obra. Realizó cuatro intentos sucesivos por cerrar y “sellar” su libro, ingresando sus resultados en la portada. Por varios años estas anotaciones fueron comúnmente mal entendidas como si fuesen una declaración por parte de Guaman Poma de que su libro hubiese sido concebido para aquéllos que eran ciegos, esto es, iletrados (“pliegos” se leyó como “ciegos”) y para aquéllos que podían ver (“fojas” se leyó como “ojos”). Durante mi examen del manuscrito autógrafo en 1977, pude corregir este error popular. Guaman Poma estuvo, de hecho, tabulando la cuenta de páginas de su manuscrito. Sus cálculos, sin embargo, son más complejos de lo que anteriormente informaba en Adorno1980 (vol. 1., p. xxxviii, nota 14; vol. 3, p. 1126, nota 1).  

Su anuncio del número de “fojas” (= dos páginas) y “pliegos” (= ocho páginas) que constituyeron el manuscrito le ofreciera información práctica a un potencial impresor pero a la vez sirviera como una noticia que pretendiera prevenir la expansión, reducción o modificación del libro cuando llegara a las manos de otros. Aunque su introducción y consiguiente corrección de estos cálculos violaron sus criterios estéticos y estropearon la belleza de su portada, estos “sellos” producidos sucesivamente son, en efecto, la signatura final que puso Guaman Poma a su libro.

Los cálculos de la portada constituyen ese raro caso en el que las imágenes en el Internet están mejor acondicionadas cuando van acompañadas por una fotografía de alta resolución, producida en este caso por el atelier fotográfico de la Biblioteca Real y reproducida en un tamaño de 70 x 100 cm.

La clave para interpretar estos cálculos depende de reconocer que constituyen una secuencia; no son afirmaciones paralelas de un único statu quo. Los cuatro cálculos diferentes exhiben, en cada una de las cuentas así como entre ellas, varios cambios en el color de la tinta. Las cuentas ubicadas en el margen superior de la portada, que se leen sucesivamente como 579 y 597 “fojas”, rinden 1158 y 1194 páginas (véase ilustración). Los cálculos en el margen inferior, que se leen sucesivamente como 144 y 146 “pliegos”, o unidades de ocho, rinden, respectivamente, 1152 y 1168 páginas. La lectura de estas anotaciones en la fotografía de alta resolución preparada por la Biblioteca Real revela, aun más claramente que la edición digital, la sobreimposición de “ssays” sobre “quatro”, y el “6” sobre el “4”, que modifica “144” a “146” en la cuenta de los pliegos al pie de la página. 

La secuencia “5979” en las cuentas del margen superior puede ser desmontada de la siguiente manera:  parece que la primera entrada fue “quinientas y siete[n]ta y 9 oxas”, aumentada, por claridad, por la introducción de la frase “579 fojas”, sumando, en este cálculo de palabras y cifras, 579 hojas, o 1158 páginas. El segundo cálculo da “quinientas y nobenta y siete oxas – 597 fojas”, con el segmento “nobe” sobreescribiendo el “siete” de “siete[n]ta” para producir “nobenta”, con cifras para “7” reemplazando probablemente aquéllas del “9” previo (éstas son ilegibles). Corrigiendo el cálculo numérico, se insertó un “9” entre el “5” y el “7” de “579” y se introdujo una mancha marrón para cancelar el “9” de “579”, transformando así ese número y frase de “579 fojas” a “597 fojas”.

Dado que Guaman Poma nunca numeró las nueve páginas de su “Tabla”, se esperaría que sus cuentas se refieran sólo al cuerpo de su obra (véase ilustración).

El cálculo de 579 hojas o 1158 páginas correspondió a un momento anterior al ajuste de diez páginas que Guaman Poma introdujo en su página 986. En ese momento, sin embargo, tenía el libro ya cosido, las páginas numeradas, los apropiados números de página registrados en su  “Tabla”, y escrito el capítulo “Camina el autor”. El total de 1158 páginas se calculó tomando su paginación inicial del libro hasta el capítulo 35 (los mesones en el camino real), esto es, la página 1083 (página consecutiva 1103), y añadiendo unidades de 36 y 39, respectivamente, que corresponden a los capítulos “Camina el autor” y “los meses del año”: 1083 + 36 + 39 = 1158. 

Después de que Guaman Poma hizo en Lima un ajuste de diez páginas a la paginación de su libro (véase la sección 3.7, arriba), recalculó su paginación total. Añadiendo 10 al total previo de 1158 páginas le dio por resultado 1168 páginas. Dividiendo ese número entre 8 para obtener el número de pliegos de ocho páginas, debió haber conseguido el resultado  incorrecto de 144, esto es, 144 “pliegos”, o unidades de ocho. Repitiendo el ejercicio de dividir 1168 entre 8, consiguió al número correcto de 146; por lo tanto, corrigió “144 pliegos” a “146 pliegos”.

Su cuarta y última cuenta de  “597 fojas”, que le dio por resultado 1194 páginas, debió haberse hecho en un momento aun más tardío. Quizás tratando apresuradamente de “sellar” su libro y olvidando que ya había incorporado dentro de sus cálculos los dos cuadernillos aún sueltos de dieciocho páginas del capítulo “Camina el autor”, sumó de nuevo 18 a su cálculo anterior de 579 hojas y obtuvo un total de 597 hojas. Así este sobrestimado del volumen del manuscrito puede atribuirse a que Guaman Poma contó dos veces el capítulo “Camina el autor”. No refleja ninguna intención potencial de añadir al libro otro capítulo suplementario de dieciocho hojas, puesto que no hay ninguna evidencia de tal inserción adicional en ninguno de sus intentos de repaginación. Aunque su cálculo final de 597 hojas fuese incorrecto, representa la culminación de un proceso por el cual Guaman Poma preparó su obra para un futuro incierto al cerrarla, por última vez, en 1616.

4.8. La “Primera de las nuevas corónicas”

Aunque no sabemos en que momento Guaman Poma modificó el título de su obra de “El primero i nueva corónica i buen gobierno” a “El primer nueva corónica i buen gobierno” (véase ilustración), podemos especular que podría haber tenido lugar al término -o casi al término- de sus revisiones y enmiendas finales. Fue en estas revisiones finales que intentó reforzar los objetivos orientados al futuro de su programa de remedios y que pudo haber sentido que su interés había cambiado fuertemente en esa dirección: El Virrey Mendoza y Luna apareció como un ejemplo viviente de gobierno justo. A través de su retrato y de otras adiciones a la obra, Guaman Poma enfatizó la importancia de la minería para la economía española y la amenaza de destrucción que planteaba a la sociedad andina. La conducta de los sacerdotes cristianos en el Perú fue también objeto de su intensa preocupación, y “Camina el autor” añadió un lamento indignado y horrorizado acerca de las campaña de extirpación de idolatrías de Francisco de Avila en Huarochirí. Este último capítulo también renovó la protesta de Guaman Poma sobre los efectos devastadores del mestizaje sobre la composición racial, étnica y social del Perú andino. La narración de la historia, una de las dos metas gemelas del libro, viene a ser, relativamente hablando, eclipsada por su pareja equivalente, el desenmascaramiento de los abusos coloniales y la exposición de propuestas para la reforma administrativa.

Podemos imaginar que fue en este punto cuando Guaman Poma reconsideró el balance entre las dos partes de su obra. Dejando aparte las revisiones tardías y las hojas insertadas, la cuenta absoluta de páginas revela que el Buen gobierno excedió el volumen de la Nueva corónica por varios cientos de páginas y que ocupó finalmente dos tercios de la obra. ¿Decidió Guaman Poma que el balance había cambiado, dando primacía al tratado de buen gobierno sobre su narración de la historia andina?  Si éste fuera el caso, entonces “historia” no sería más una pareja equivalente, de interés en sí misma, sino una herramienta en una obra más amplia.

Esta “herramienta” podría servir para establecer su credibilidad como consejero principesco al rey, demostrando su propia base de conocimiento sobre la sociedad a la que deseaba servir como abogado. Guaman Poma pudo también, como he demostrado en otro lugar (Adorno [1986] 2000, caps. 1 y 2), “reescribir la historia” para hacer que su curso cuadre con las metas que perseguía para la reparación de las quejas personales y sociales y para el retorno de la soberanía andina. A este respecto, quizá encontrara que su crónica no debía ser descrita como “primera y nueva” en la cual “primera” y “nueva” tuvieran valores equivalentes,  sino más bien como la “primera crónica nueva”, o la “primera de las nuevas crónicas”, que proclamaba su primacía en una nueva jerarquía de valores no sólo históricos sino destacadamente políticos. Esto sugiere, en parte, que Guaman Poma vio su obra como la inauguración de un nuevo punto de partida en la literatura cronística que corregiría las anteriores versiones de la historia incaica y de la conquista española del Perú escritas por autores europeos. Su revisión crítica de las crónicas previas (capítulo 34) corrobora esta interpretación del críptico título de su obra en la medida en que el relato de las “corónicas pazadas” incluye una implícita (pero no sutil) defensa de su propia obra. Es decir, señala las lagunas y los errores de las crónicas anteriores, dando a entender que su propia obra llenaría esas lagunas y corregiría los errores de datos y de interpretación.

La noción de “novedad” historiográfica como la combinación de dos entidades genéricamente distintas había sido sugerida por el jesuita José de Acosta con cuyas obras Guaman Poma estaba familiarizado. Acosta ([1590]1962, 13) llamó “nueva” a su propia Historia natural y moral de las Indias porque era en parte “historia y en parte filosofía”. Con o sin Acosta como guía (Guaman Poma se refirió a otras obras de Acosta, pero no a la Historia que contiene la aseveración), la noción de “novedad” como algo que era un híbrido o resultado de una mixtura no le sería desconocida a Guaman Poma. 

En el caso de Guaman Poma, la “primera de las nuevas crónicas” pudo ser interpretada, por lo menos en parte, como la historia que directamente sirvió a la causa de la justicia. Y esa causa ha tomado forma en la elaboración y enmendación del Buen gobierno. Es en este sentido que la identificación de la obra de Guaman Poma como un arbitrio merece una mención.

4.8.1. El primer nueva corónica y buen gobierno como arbitrio                                 

Hoy el interés que la obra de Guaman Poma despierta se halla en el dominio cultural, esto es, en su conocimiento de las instituciones y convenciones de la cultura andina de la mano de su manejo de aquéllas de la cultura española y europea. Una de las áreas hace tiempo mencionada pero insuficientemente desarrollada en el “lado” europeo del repertorio cultural de Guaman Poma es la relación de su obra con aquellas de consejería al rey sobre asuntos políticos, administrativos y económicos (Adorno 1974, 151-155). Las propuestas de Guaman Poma para la reforma constituyen la columna vertebral de su libro, destacando sus contenidos en relación con la tradición literaria de regimiento de príncipes. Aunque en la obra de Guaman Poma se han identificado elementos que representan una variedad de convenciones artísticas y géneros literarios europeos, desde la biografía renacentista hasta los sermones de la contrarreforma (Adorno [1986] 2000), el modelo que mejor sirve para clasificarla de acuerdo a los criterios de su tiempo es, al final, el arbitrio. Enfatizo “al final” porque, como lo he indagado a lo largo de esta monografía, la definición de la obra cobró forma como un proceso dinámico. Hemos visto que Guaman Poma trabajó sin parar para desarrollar y enmendar sus contenidos, enfatizando siempre más la acción remedial e identificando a los oficiales que la debían de llevar a cabo.

Arbitrio fue el nombre dado en la primera mitad del siglo XVII a los tratados que ofrecían propuestas para la reforma fiscal con la finalidad de salvar a España de la ruina económica hacia la que se estaba desplomando. Los autores de tales obras fueron llamados, no siempre halagüeñamente, arbitristas. Bajo esta rúbrica se encontraban abogados, clérigos, mercaderes, oficiales reales o “meros aventureros”, de los cuales todos se veían como hombres de especial responsabilidad social. Sus acercamientos variaron desde abogar por la reforma económica o fiscal hasta proponer nuevas actitudes mentales consideradas necesarias si debieran generarse nuevas fuentes de riqueza (Guaman Poma concuerda con estas características). Sostiene el historiador británico John Elliott (1986, 88-89), cuya descripción del fenómeno aquí sigo, que sin importar cuán grave fuera la valoración de los arbitristas sobre la situación a la mano, todos ellos estuvieron “imbuidos en la creencia de que algo debía y podía hacerse”.

Si la clasificación de arbitrio puede ser propuesta con credibilidad por razones del contenido de la Nueva corónica y buen gobierno, como lo hemos hecho antes, tanto más se lo puede hacer tomando en cuenta la construcción y enmendación del manuscrito. Todas las propuestas de Guaman Poma para la reforma fueron dirigidas al rey Felipe III y, en el fondo, todas sus recomendaciones para el mejoramiento político, eclesiástico y social debían tener como efecto no sólo justicia para el pueblo andino (la primera causa de Guaman Poma) sino también el mayor bienestar económico de la monarquía española (su más insistente argumento retórico). Así, la noción de arbitrio subraya el interés potencial de la Nueva corónica y buen gobierno en su concentración en asuntos gubernamentales y administrativos.

Tal caracterización otorga sentido a las docenas de “prólogos” de la obra (Adorno 1974). Estos textos fácilmente se descartan como meramente desconcertantes o mal ubicados, desde una perspectiva histórico literaria, por su ubicación al final de los capítulos a los que acompañan. Tomando en cuenta toda la obra, desde la presentación en la Nueva corónica de las políticas imperiales incaicas hasta la del doloroso panorama del Buen gobierno sobre los grupos sociales y étnicos que conformaban el hispánico “reino de las Indias del Perú”, los “prólogos” exhortativos de Guaman Poma se yerguen como la mejor evidencia para revelar que la obra fue, como lo indica su título, dedicada a persuadir al lector- desde el rey hasta todos sus vasallos coloniales- a abrazar la causa del “buen gobierno”, esto es, de la justicia. (Se puede acceder fácilmente a los prólogos de la Nueva corónica y buen gobierno en la edición digital a través de la tabla de contenidos.)

Si los contenidos de los prólogos cumplen con el propósito de Guaman Poma de demandar una toma de conciencia y una lanzada a la acción remediadora por parte de sus lectores, la construcción y enmendación del libro lo corroboran y confirman. En todas sus dimensiones, la intrincada organización y la estratificada construcción de la obra de Guaman Poma, desde su articulación de imagen y prosa hasta la de capítulos y prólogos, revelan la complejidad y coherencia de su concepción, como autor y artista, y su éxito como su propio escriba. A este respecto, la coordinación de la evidencia codicológica y la textual da lucidez sobre aspectos de la concepción de la obra, ahora congelados en el tiempo, y especialmente sobre su enmendación sistemática, en aras de registrar sus correcciones y expansiones. La evidencia codicológica en conjunción con el testimonio textual da voz al proceso silencioso pero dinámico a través del cual la Nueva corónica y buen gobierno ofrece un relato de su ensamblaje material y de su realización sustantiva. En conjunto, estos dos procedimientos que se apoyan mutuamente convierten el artefacto muerto en un texto viviente y le permiten ejecutar el acto jurídicamente imposible de ser un “testigo de sí mismo”, esto es, un libro que narra la historia de su propia hechura.

Agradecimientos

Quisiera agradecer al Sr. Harald Ilsøe, historiador y antiguo Bibliotecario Investigador de la Biblioteca Real, por su generosidad intelectual al compartir conmigo su impresionante conocimiento de la historia de las colecciones de su institución. En numerosas ocasiones y con gran detalle ha respondido a mis preguntas desde la amplitud de su pericia bibliográfica, por lo cual le estoy profundamente agradecida. Nuestros intercambios fueron posibles gracias al Sr. Ivan Boserup, Guardián del Departamento de Manuscritos y Libros Raros, quien guió nuestra conversación y, en efecto, hizo las veces mías a larga distancia y en danés. También me proporcionó información en respuesta a mis incontables preguntas sobre asuntos codicológicos y ha sido un interlocutor sumamente valioso en todos los puntos interpretativos de esta monografía. Al Dr. Karen Skovgaard-Petersen, Investigadora Principal en la Biblioteca Real, le expreso mi agradecimiento por su completa y penetrante lectura del borrador casi terminado. Al Sr. Erland Kolding Nielsen, Director General de la Biblioteca Real, le extiendo mi más profunda gratitud por la generosidad con la que puso a mi disposición los notables recursos de la biblioteca.

 

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Nota
Este trabajo se publicó en inglés en la revista de investigación de la Biblioteca Real de Copenhague, Fund og Forskning 41 (2002): 7-106. Fue reimpreso en Rolena Adorno e Ivan Boserup, New Studies of the Autograph Manuscript of Felipe Guaman Poma de Ayala's Nueva corónica y buen gobierno (Copenhague: Museum Tusculanum, 2003). Está disponible en inglés en el sitio de la Biblioteca Real (www.kb.dk/elib/mss/poma/), junto con los surveys codicológicos pertinentes.

Esta traducción al español es de José Cárdenas Bunsen, con la colaboración de la autora.