Rolena Adorno
Yale University (Connecticut, EEUU)
Don Felipe Guaman
Poma de Ayala, el autor y artista de El primer nueva
corónica y buen gobierno (terminada en 1615 y enmendada en 1616),
fue una persona de grandes aspiraciones: tuvo la esperanza de que su
crónica de 1200 páginas fuera guardada como testimonio de los hechos
pasados y como guía para alcanzar justicia; y especificó que debería
ser conservada “en el archibo del mundo como del cielo, en el catedral
de Roma para memoria y en la cauesa de nuestra cristiandad de nuestra
España, adonde rrecide [su] Sacra Católica Real Magestad” (Guaman Poma
751; véase 991). Su deseo más inmediato fue la publicación de su
manuscrito bajo el patrocinio de Felipe III, rey de España, quien lo
haría imprimir para “selebrar y hazer ynmortal la memoria y nombre de
los grandes señores antepasados, nuestros agüelos, como lo merecieron
sus hazañas” (Guaman Poma 7). Escrita con muchos propósitos, la obra de
Guaman Poma sólo sería impresa trescientos años después y, tras la
publicación de numerosas ediciones (París, Oruro (Bolivia), Ciudad de
México, Caracas, Madrid, Lima), su verdadero alcance global se
conseguiría en los albores del nuevo milenio con la digitalización del
manuscrito autógrafo por la Biblioteca Real de Copenhague.
La edición digital del manuscrito de Guaman Poma (GkS 2232
4to) es una de las maravillas de la era del Internet. Su frescura e
inmediatez ganan entusiastamente nuevos lectores, y su completa
accesibilidad invita a los estudiosos y especialistas a emprender
nuevas investigaciones. Desde esta perspectiva, y como complemento del
proyecto de digitalización, pensé actualizar la revisión del manuscrito
autógrafo que hice en 1977, publicada originalmente en el volumen
correspondiente a los años 1979-80 de la revista
Esta
articulación de la evidencia codicológica con la textual ha rendido
numerosos e importantes resultados. En primer lugar, resalta y refuerza
la caracterización de la autoría de la obra como la empresa, unívoca en
concepción y ejecución, de un solo individuo. Aunque adelanté esta
hipótesis en mi anterior investigación del manuscrito (Adorno 1979-80,
17, 27, nota 8), la presente coordinación de la evidencia codicológica
y la textual revela cómo la obra fue sistemáticamente creada,
corregida, aumentada, puesta al día y terminada por una sola mano. En
segundo lugar, esta coordinación de la evidencia material y textual
muestra por primera vez cómo enfrentó Guaman Poma la escasez de
recursos materiales durante las etapas finales de su trabajo y cómo
balanceó las necesidades de la precisión informativa con los requisitos
del diseño gráfico. En tercer lugar, en relación con las tres grandes
divisiones de la obra (la Nueva
corónica de la historia de la
civilización andina, la “Conquista”, o relato de la conquista española
del Perú, y el Buen
gobierno, o tratado sobre la
reforma colonial), el doble análisis codicológico/textual pone en
evidencia la creciente importancia que Guaman Poma concediera al Buen gobierno. En particular, revela la importancia de su capítulo
inicial (el vigésimo capítulo de la obra) y el estratégico rol
histórico que Guaman Poma asignó a Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués
de Montesclaros, undécimo virrey del Perú (1607-1615). Este resultado
de la investigación nos permite volver a insistir en la concepción
final de la obra de Guaman Poma como un tratado de “buen gobierno”, es
decir, como un arbitrio, -uno entre tantos otros de la época-, cuya
finalidad era la reforma de la administración
real española.
Esta investigación se divide en cuatro apartados. Por el
carácter acumulativo del análisis, he incluido referencias cruzadas
entre sus cuatro partes, que podemos resumir del siguiente modo:
1.
Sumario del examen codicológico del manuscrito por la
Biblioteca Real
En este apartado reviso
los nuevos hallazgos concernientes a los cuadernillos, las filigranas y
otras características físicas del manuscrito autógrafo.
2. La Nueva corónica y buen gobierno en la Biblioteca
Real
Aquí examino la historia
del manuscrito en la Biblioteca Real: su clasificación en la Antigua
Colección Real, su “redescubrimiento” y proveniencia, y su reproducción
facsimilar hecha por el Institut d’Ethnologie en París con la
asistencia de la Biblioteca Real de Copenhague. Esta discusión
establece una nueva fecha para la adquisición del manuscrito por parte
de la institución danesa. Asimismo se reexaminan el carácter y la
calidad de la edición facsimilar de París, gracias a la cual el libro
de Guaman Poma llegó a ser bien conocido desde 1936 hasta la aparición,
en 1980, de las ediciones de la Nueva corónica y buen gobierno
preparadas por John Murra y yo, y por Franklin Pease.
3. La biografía del autor y la
composición de la obra
Aquí ofrezco una
reconsideración de los recientes avances en la información concerniente
a la vida de Guaman Poma y a la génesis de su obra. Sobre la base de
las pruebas codicológicas analizo el proceso de la composición de la
obra y su primera finalización.
4.
Consideraciones finales: La coordinación de la evidencia codicológica y
la textual
A través del escrutinio de
las enmiendas finales que Guaman Poma introdujo a su manuscrito,
exploro en este apartado las relaciones necesariamente estrechas entre,
por un lado, la evidencia codicológica del manuscrito y, por otro, la
formulación conceptual y la redacción formal de la obra. En
particular, pongo a prueba la capacidad de los nuevos datos
codicológicos para revelar o apoyar la evidencia textual sobre las
crecientes preocupaciones de Guaman Poma a medida que llegaba al
término de su proyecto y cerraba su libro por última vez. Los
resultados de este análisis modifican la imagen de Guaman Poma como un
hombre andino de ideas utópicas que quería convertir a su hijo en “príncipe de las Indias”; al contrario,
revelan al abogado sensato y bien informado que propone una amplia
reforma administrativa dirigida a aliviar el trabajo abrumador y las
demandas tributarias que pendían sobre la población andina.
Estudiar las sucesivas modificaciones del manuscrito a la luz
de sus contenidos transforma el artefacto estático en un testimonio
viviente. Es por esta razón que he descrito el libro de Guaman Poma
como un “testigo de sí mismo”.
La
edición facsimilar digital y el análisis del manuscrito:
Junto con el peritaje codicológico del manuscrito llevado a cabo por la
Biblioteca Real, mi fuente para el presente análisis fue la edición
facsimilar digital. Su calidad extraordinariamente alta hace de su
consulta un necesario complemento a este ensayo y la fuente apropiada
para cualquier análisis futuro del manuscrito de la Nueva corónica
y buen gobierno. La edición digital permite ver numerosos detalles
de los textos prosísticos y gráficos de Guaman Poma que, de otra
manera, pasarían inadvertidos. Asimismo la digitalización ha demostrado
ser indispensable en descifrar las ocasionales capas de escritura
sobreimpuesta por Guaman Poma y en identificar las modifaciones
introducidas en la edición facsimilar impresa de París. A pesar de que
ésta sigue siendo consultada, ha sido definitivamente superada por la
nueva edición digital, que debe reemplazarla para cualquier consulta
seria.
El ejemplo del título de la obra en la portada ilustra esta
afirmación. Invisible en cualquier facsímil impreso pero perceptible en
la edición digital es el primer título del manuscrito, El primero i
nueva corónica i buen gobierno. En la edición digital se puede
observar que la “o” de “primero” y la primera conjunción “i” fueron
suprimidas cuando Guaman Poma introdujo, con tinta negra, motivos
decorativos que las obscurecieron (véase “portada” en este sitio). Su título final
corregido, El primer nueva corónica i buen gobierno, es más
conciso. (Interpreto el significado de esta modificación en la sección 4.8, más adelante.)
En la misma portada Guaman Poma anotó algunas series de
cálculos secuenciales sobre el volumen de su obra. Sólo en los casos
más raros, como éste, las imágenes digitales del sitio resultaron
inadecuadas para descifrar el texto. La dificultad se resolvió
complementándolas con imágenes fotográficas de alta resolución. (Véase
la sección 4.7 para las series de cálculos y el análisis de su
secuencia.)
Paginación
(no foliación):
(1) La paginación de Guaman Poma: Guaman Poma numeró
las páginas de su manuscrito, empezando de forma no convencional por
asignar el número uno en el verso de una página (el reverso de la
portada). Cometió ciertos errores al repetir inadvertidamente algunas
secuencias de números (154-155, 523-532) y otros al producir números de
cinco dígitos cuando compuso o corrigió los números de cuatro dígitos
(los 1000 y los 1100). (Véanse la sección 4.6, más adelante, y
“Pagination Survey of Copenhague, Royal Library,
GkS 2232 4to” en este sitio.) (Nota: Es un error referirse a las hojas
del manuscrito como ‘folios’, porque Guaman Poma optó por el sistema
moderno de la paginación; la referencia a sus páginas como folios
introduce errores no atribuibles a él.)
El adjetivo “consecutiva”
refiere a la corrección secuencial de la paginación de Guaman Poma tal
como la creamos para las ediciones de la Nueva corónica y buen
gobierno publicadas en 1980 por John Murra y yo, y por Franklin
Pease. Es la paginación reproducida en el facsímil digital de la
Biblioteca Real y la empleo en este ensayo. Empieza por el comienzo no
convencional de Guaman Poma al numerar como primera página el verso de
la portada.
Guaman Poma dividió su obra
en capítulos pero no los numeró. Su “Tabla de la dicha corónica”
difiere del cuerpo del texto en la medida que la “Tabla” omite ciertos
capítulos o secciones de capítulos y reorganiza la presentación de
otros dentro de un formato diferente (véase la sección 3.5, más
adelante). Las referencias a capítulos que cito en adelante remiten a
los títulos descriptivos y numerados de los capítulos que John Charles
y yo creamos en versión bilingüe español-inglés bajo el nombre “Tabla
de contenidos/Table of contents” para la edición digital. Esta es más
completa que cualquier otro índice, incluyendo el “Índice general” que
John V. Murra y yo preparamos para la edición de 1980. A lo largo de
este ensayo, cito la “Tabla de la dicha corónica” de Guaman Poma bajo
su propia denominación, a veces abreviada en “Tabla”, y utilizo “tabla
de contenidos” para referirme al índice de capítulos tal como se lo
encuentra en la edición digital.
El término básico, una “hoja
(sencilla)”, remite a una unidad de papel que produce dos páginas,
recto y verso, como aparecen en el códice encuadernado.
Al
describir la hechura física del libro manuscrito, utilizo las
siguientes distinciones:
(1) Una “hoja doble (regular)” es una unidad de papel
que produce cuatro páginas. Aproximadamente el noventa y seis por
ciento del códice está hecho de tales hojas dobles. En un único caso,
una hoja doble regular no se halla integrada al cuadernillo cosido,
habiendo sido posteriormente agregada.
(2) Una “hoja sencilla con
solapa” es una unidad de papel que produce dos páginas. La solapa es
una pequeña extensión, doblada sobre la hoja, que ocupa toda su
longitud vertical y hace posible añadir con seguridad la hoja al
cuadernillo, sea pegándola o cosiéndola.
(3) Tales “hojas sencillas con solapa” pueden aparecer
en pares, y pegadas una a la otra a lo largo de la solapa,
convirtiéndose, por ende, en lo que llamo “hojas dobles compuestas
(pegadas)”. Tres cuadernillos, que ocupan aproximadamente el tres por
ciento del volumen del códice, están hechos enteramente de tales hojas
dobles compuestas (pegadas).
(4) Además de haber sido ordenadas y pegadas en pares,
las “hojas sencillas con solapa” pueden aparecer en parejas no pegadas
y funcionar como “hojas dobles compuestas no pegadas” (en dos
ocasiones), o solas. En este último caso, que se trata de una sola hoja
sin pareja, esta “hoja sencilla con solapa” está añadida y
posteriormente integrada a la estructura del cuadernillo (un único
caso) o simplemente añadida, sin integrarse, al cuadernillo completo
(tres casos). Véanse la sección 1.1 y la Tabla 4, más adelante.
Hojas
dobladas al pie y textos truncados:
Los tres lados del libro han
sido cortados uniformemente al prepararlos para ser dorados. A pesar de
que los números de varias páginas en la parte superior del libro han
sido truncados o del todo eliminados por este procedimiento, se tomó el
cuidado necesario para evitar dañar, en los márgenes inferiores del
libro, las líneas de texto que ocasionalmente se extendían más allá del
habitual margen inferior. Estas porciones de texto fueron preservadas
haciendo cortes verticales de tijera en las hojas en el margen interior
del libro lo más cerca posible a la costura, y doblando sobre sí misma
la parte inferior de la página para que el libro pudiera ser cortado en
su lado inferior sin riesgo de extirpar texto valioso. Algunas páginas
fueron inevitablemente descuidadas en el proceso, y el corte del libro
truncó los contenidos textuales en la parte inferior de algunas
páginas. La página consecutiva 43 provee un ejemplo de texto truncado;
la página consecutiva 420, una muestra de una hoja doblada en la parte
inferior y exitosamente preservada.
Es evidente que el códice de
la Nueva corónica y buen gobierno ha sido sometido a varios
procesos de encuadernación. La evidencia física del libro apunta a, por
lo menos, cuatro operaciones durante los casi cuatrocientos años de su
existencia. (Véase la sección 2.4, más adelante.) En el curso de estas
intervenciones, algunos elementos se ensamblaron incorrectamente y
otros, que previamente habían sido débilmente adjuntados al manuscrito,
fueron asegurados de modo más efectivo, pegándolos (en tres casos:
páginas consecutivas 466-467, 978-981, 1188-1189), cosiéndolos (en dos
casos: páginas consecutivas 474-475 y 1104-1139), o combinando ambos
procedimientos (en un solo caso: páginas consecutivas 1066-1067).
Podemos
estar seguros, sin embargo, de que todos los elementos están hoy día
ubicados en su lugar correspondiente dentro del manuscrito. Esto se
debe al hecho de que Guaman Poma dejó todas las claves posibles para su
apropiado arreglo secuencial en cada fase de su trabajo. En virtud de
esta afortunada situación, la comprensión del proceso de redacción y
enmendación de la obra por Guaman Poma no depende de saber si una
costura o pegado particular fue hecho por él o por los posteriores
encuadernadores quienes cumplieron exitosamente sus intenciones.
El
manuscrito se compone de veintiséis cuadernillos además de una sola
hoja adicional. El papel usado por Guaman Poma exhibe tres variantes de
la filigrana en cruz latina descrita por Briquet (vol. 1, pp. 332 ff.
[no vol. III, p. 332, como se señala en Adorno 1979-80, 26, nota 3]).
Resumo a continuación los resultados de esta investigación. (Véase
“Codicological Survey of Copenhagen, Royal Library, GkS 2232 4to -
Quires, Sheets, and Watermarks” en este sitio.)
Para elaborar la mayoría de los
cuadernillos se
usaron hojas dos veces
dobladas, cada una de las cuales produce cuatro hojas en cuarto u ocho
páginas. Hay cuadernillos “grandes” y “pequeños”: cuadernillos 1 al 20,
y cuadernillos 21 al 26, respectivamente.
Los
cuadernillos “grandes” están hechos uniformemente de hojas dobles
regulares, con insertos de hojas adicionales en sólo dos cuadernillos
(páginas consecutivas 636-637 y 646-647 en
el cuadernillo 13; páginas consecutivas 904-905, 958-959 en el
cuadernillo 18). Con una excepción, los primeros veinte cuadernillos
“grandes” ascienden en tamaño de doce a quince hojas dobles de la
siguiente manera: Los cuadernillos 1 al 4 se componen de doce hojas
dobles; los cuadernillos 5 al 12, de trece hojas dobles; los
cuadernillos 14 al 16, de catorce hojas dobles; los cuadernillos 17 al
20, de quince hojas dobles. Únicamente el cuadernillo 13
se compone de dieciséis hojas dobles. La evidencia sugiere que el
cuadernillo 13, originalmente hecho de quince hojas dobles, fue
aumentado al incorporársele dos hojas sencillas con solapa, esto es,
una hoja doble compuesta (cuyas dos
mitades no habían sido pegadas juntas), la cual se introdujo, antes de
que se usara para escribir, como la decimocuarta hoja doble del
cuadernillo, esto es, las páginas consecutivas 636-637 y 646-647.
De los cuadernillos “pequeños”, tres están hechos de hojas
dobles y otros tres están compuestos por hojas sencillas con solapas,
esto es, hojas dobles compuestas pegadas juntas antes de ser
ensambladas dentro de los cuadernillos y usadas para escribir. Los
cuadernillos 22, 23, y 24 están hechos de hojas dobles regulares, y los
cuadernillos 21, 25, y 26 están hechos exclusivamente de hojas dobles
compuestas. El cuadernillo 21 se compone de cuatro hojas dobles
compuestas; el cuadernillo 22, de siete hojas dobles; el cuadernillo
23, de dos hojas dobles; el cuadernillo 24, de seis hojas dobles; el
cuadernillo 25, de cuatro hojas dobles compuestas; y el cuadernillo 26,
de dos hojas dobles compuestas.
1.1.2.
Características especiales
Como se mencionó
anteriormente, hay dos casos de hojas dobles compuestas que aparecen en
cuadernillos que de otro modo se compondrían de hojas dobles regulares:
la hoja doble compuesta (número catorce) en el cuadernillo 13 (páginas
consecutivas 636-637 y 646-647) y la hoja doble compuesta (número dos)
en el cuadernillo 18 (páginas 904-905 y 958-959).
En el
conjunto del manuscrito hay solamente siete adiciones a la estructura
primaria de los cuadernillos, la cual es el arreglo de éstos según los
dispuso el autor antes de que empezara a escribir. (Véase más adelante
la sección 4.1 para la interpretación de estos casos).
Dos de estas siete adiciones pueden ser descritas como
compatibles con la estructura primaria de los cuadernillos en tanto que
parecen haber sido introducidas en los cuadernillos en el curso de la
escritura
Otras cuatro adiciones resultan incompatibles con la
estructura primaria de los cuadernillos en tanto que parecen haber sido
añadidas o “anexadas” dentro de los cuadernillos ya existentes y
“cerrados”. Sin contar la tardía adición del capítulo “Camina el autor”
(véase más adelante la sección 4.2), estas cuatro adiciones “tardías” se componen de: (1) una hoja sencilla con solapa
(páginas consecutivas 466-467), pegada entre dos páginas; (2) otra hoja
sencilla con solapa (páginas consecutivas 474-475), cosida dentro de la
primera mitad del cuadernillo probablemente para reemplazar una hoja
sencilla cortada del cuadernillo en el mismo lugar; (3) una hoja doble
regular (páginas consecutivas 978-981), pegadas entre dos páginas; y,
finalmente, (4) una hoja sencilla (páginas consecutivas
1188-1189), que se encuentra pegada dentro de la última página del
cuadernillo 26.
La única adición restante es a la vez
compatible e incompatible con la estructura primaria del cuadernillo:
La hoja que constituye las páginas consecutivas 1066-1067 fue adherida
débilmente en el cuadernillo ya paginado y cosido; no presenta
numeración ni reclamo a pie de página (“catch word”) y, más aún, la
tinta húmeda de la página 1068 ha traspasado a la página 1065,
revelando que estas páginas se terminaron antes de que la hoja
correspondiente a las páginas consecutivas 1066-1067 fuera añadida. Al
mismo tiempo, la solapa de la hoja 1066-1067 aparece en la otra mitad
del cuadernillo, y esto también indica que fue añadida al cuadernillo
previamente cosido.
Dicho de otro modo, estas siete
adiciones tardías de hojas consisten en la introducción de hojas dobles
compuestas o regulares en tres ocasiones (páginas consecutivas 978-981
y 636-637/646-647, 904-905/958-959, respectivamente) y una hoja
sencilla en cuatro casos (páginas consecutivas 466-467, 474-475,
1066-1067, 1188-1189). Tal como aparecen hoy, dos de estas hojas
sencillas, páginas consecutivas 466-467 y 1188-1189, han sido añadidas
a los cuadernillos pegando su estrecha solapa a la página precedente y
aplicando una línea delgada de goma en el borde interno de la hoja
sencilla para hacer que ésta se adhiera a la página siguiente con la
máxima estabilidad. Una ha sido añadida mediante pegado y cosido
(páginas consecutivas 1066-1067), otra, mediante cosido (páginas
consecutivas 474-475).
Con
relación a la hoja sencilla cosida en el cuadernillo 10 (páginas
consecutivas 474-475), hay dos “solapas” que aparecen entre las páginas
consecutivas 473 y 474. La primera solapa, que se encuentra
inmediatamente después de la página 473,
es mucho más estrecha que la segunda, que precede a la página 474. La
primera solapa puede ser identificada como perteneciente a la hoja
doble regular (la número once del cuadernillo 10), que ahora consiste
sólo en esta solapa y la hoja ocupada por las páginas 484-485. La
segunda solapa pertenece a la hoja usada para las páginas 474-475.
Aparentemente, ésta fue en su origen una hoja doble regular, porque su
borde, cortado descuidada y desigualmente, no se parece a los bordes
más regularmente cortados de las hojas sencillas que han sido
preparadas con gran cuidado para su montaje y uso como hojas dobles
compuestas. Mientras el cosido en el cuadernillo 10 de la hoja sencilla
que llegó a ser las páginas 474-475 corresponde indudablemente
a la voluntad del autor, no es posible determinar cuando fue hecha esta
inserción cosida.
Véanse más adelante las secciones 4.1 y 4.3 para la
descripción de los contenidos de estas hojas agregadas.
1.2.
Filigranas
Las filigranas aparecen en el
doblez de las hojas, y se encuentran en cincuenta por ciento de éstas.
Esto es, cada hoja sin doblar usada por Guaman Poma portaba una sola
filigrana, ubicada en el medio de una mitad de la hoja. Cuando la hoja
fue doblada dos veces para formar dos hojas dobles in quarto,
una de estas hojas dobles resultaba sin filigrana. La otra hoja doble
exhibía la filigrana en su doblez, con el resultado de que la mitad de
una filigrana sería visible en cada una de las dos hojas de esa hoja
doble plegada. En el libro encuadernado, estas medias filigranas pueden
ser vistas, aproximadamente, en las dos hojas correspondientes a cada
segunda hoja doble.
Hay tres variantes
de un solo tipo de filigrana, la cruz latina. La filigrana más común,
la cruz latina sobre las letras GM (que es parecida al ejemplo *5692 en
Briquet 1968), se halla a lo largo de los once cuadernillos “grandes”,
con la excepción de las tardías adiciones de hojas hechas a estos
cuadernillos luego de que fueran “cerrados”. Las unidades pertinentes
son los cuadernillos 5-12 (de trece hojas dobles cada
uno) y 18-20 (de quince hojas dobles cada uno, con sus
respectivas añadidas posteriores de las ya mencionadas hojas dobles
compuestas, hojas dobles y sencillas [sección 1.1.2]).
La segunda filigrana más común, la cruz latina sobre las
letras AA (no incluida en Briquet 1968),
Estas dos
filigranas (la cruz latina sobre las letras GM y la cruz latina sobre
las letras AA) aparecen en los cuadernillos “grandes” 13 al 17 (de
dieciséis, catorce, catorce, catorce, y quince hojas dobles,
respectivamente), con la excepción de la hoja doble compuesta (hoja
catorce) en el cuadernillo 13, que está compuesto de dos hojas
sencillas con solapas (páginas consecutivas 636-637, 646-647). Se
encuentran también en los cuadernillos “pequeños” 21 y 25 (cada uno
compuesto de cuatro juegos de hojas sencillas con solapas o de hojas
dobles compuestas).
La tercera
filigrana, la cruz latina sobre las letras IA (semejante a Briquet
1968, *5693), se halla a lo largo de los cuadernillos “pequeños” 22 y
23 (siete hojas dobles y dos hojas dobles, respectivamente,
correspondientes al capítulo “Camina el autor”) y en el inserto de la
otra hoja sencilla en el cuadernillo 10 (páginas consecutivas 466-467).
Veremos su significado en las secciones 4.1 y 4.2, más adelante.
2.1.
Clasificación
Tal como lo hiciera Richard Pietschmann (1908, 1912; rpt. en Tello
1939) a principios del siglo veinte, en 1977 identifiqué también los
años del primer registro de la Nueva corónica y buen
gobierno en la Biblioteca Real como 1784-1786 (Adorno 1979-80, 7,
19, 27, nota 16). La fuente de Pietschmann, y la mía, fue el manuscrito
Catalogus manuscriptorum Bibliothecæ Regiæ scriptus
et ordinatus annis 1784-86 (vol. 3, p. 616),
preparado bajo la supervisión de Jón
Erichsen, Director de la Biblioteca Real desde 1781 hasta 1787. Erichsen posteriormente publicó en danés un
extracto de este catálogo topográfico (“shelf list”), pero el libro de
Guaman Poma no se menciona entre los manuscritos españoles que Erichsen
listó en las páginas pertinentes (Erichsen 1786, 82-84).
Aunque el número de catalogación por el que conocemos el
manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno, “
El catálogo de Erichsen levantado entre 1784-86 (vol. 3, pp.
606-618) fue el primero en darle a la Nueva corónica y buen gobierno
una clasificación temática (véase también la sección 2.2, más
adelante). Aunque los ítem en folio, en cuarto y en octavo fueron
catalogados en grupos separados, todos ellos siguieron el mismo esquema
de clasificación temática. En el sistema empleado por Erichsen, la
categoría temática pertinente fue “historia”, y fue dividida en
“universal”, “antigua”, y “reciente”. El rubro de “historia
reciente” fue luego subdividido de acuerdo con el país estudiado. Los
materiales españoles y portugueses de los siglos XVI y XVII fueron
clasificados juntos por la anexión del Portugal a España en los años
1580-1668. Dado que el catálogo de Erichsen anticipó por tres décadas
la Independencia latinoamericana, las posesiones españolas
ultramarinas, incluidos el Perú y el antiguo imperio Inca, fueron
subsumidas bajo “España”. Así Erichsen ubicó el libro manuscrito de
Guaman Poma dentro de la categoría de “historia española y portuguesa
reciente”. Por haber otras crónicas listadas en esta categoría, es
probable que el título castellano de la obra, “corónica”, determinara,
al menos en parte, su clasificación bajo este rubro.
La “
historia de España”, sin embargo, fue concebida muy genéricamente en el
catálogo de Erichsen, y la colección de obras entre las que aparece la
de Guaman Poma es bastante heterogénea. El entorno inmediato de la Nueva
corónica se compone de obras predominantemente escritas en español
que varían desde obras históricas hasta trabajos de interés político,
jurídico o económico. En este contexto, resulta plausible que la
referencia al manejo político y económico en el título “Buen gobierno”
haya apoyado también la clasificación de la obra, como la de otras
tituladas de modo parecido, bajo la amplia categoría identificada como
historia ibérica.
Resalto algunos de estos títulos para que el lector pueda
apreciar el catálogo de Erichsen. Las obras entre las que se acomoda a
la Nueva corónica y buen gobierno incluyen: crónicas de los
reinados de Fernando e Isabel y de los reyes de Navarra; discursos de
Carlos V y su hijo Felipe II; relatos y “papeles curiosos” sobre la
armada española, y otros affaires de España y Roma; el reporte
final sobre el gobierno del undécimo virrey del Perú, Don Juan de
Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros; fragmentos de una a biografía
de Don Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares y Gran Canciller de
las Indias; un tratado sobre “la justicia y buen gobierno en España”;
un intercambio entre el Papa y el monarca español sobre la reforma de
ciertos abusos eclesiásticos; un trabajo dirigido por el fiscal del
Consejo de Indias al Conde-Duque de Olivares; un discurso de Tommaso
Campanella sobre la necesidad de evitar conflictos con la monarquía
española; una serie de discursos sobre la restauración económica de
España, dirigidos a Olivares; varios reportes diplomáticos españoles;
una protesta española al Papa acerca del Portugal; otros fragmentos de
una biografía de Olivares; un trabajo sobre numismática española; un
tratado sobre contabilidad en las “provincias de las Indias
Occidentales”; y un reporte de un embajador veneciano sobre ciertos
asuntos en España (GkS 565, 566; 573, 574; 578; 589; 590; 2210; 2211;
2212; 2213; 2215; 2224-2231;
2233; 2234; y 3577, respectivamente).
Si el objetivo de Guaman Poma hubiese sido la clasificación
bibliográfica de su obra en una biblioteca culta en lugar de su uso en
las sedes del poder en Madrid o Roma, seguramente habría estado
complacido con la ubicación de su obra según el catálogo Erichsen. Como
hemos visto, Guaman Poma aspiró a tener su obra considerada como una
exposición sobre del pasado histórico andino y también una guía para el
buen gobierno y la justicia en el presente y el futuro (páginas consecutivas 751, 991). La primera
clasificación archivística de su obra reconoció su temática dual de
historia y política. Aunque la obra no fuese archivada en
España (“cauesa del mundo”), como lo hubiera querido Guaman Poma, su
ubicación bajo el rubro bibliográfico “España” da en el blanco.
2.2.
“(Re)descubrimiento” y
proveniencia
Si el catálogo Erichsen de
1784-86 ofreció la primera clasificación del manuscrito de
Guaman Poma, no fue la primera noticia de la obra en los
registros de la Biblioteca Real. Por casi
un siglo el catálogo manuscrito de la Biblioteca Real levantado entre
1784 y 1786 nos ha provisto de la más temprana fecha sobre la que podía
ser verificada la presencia de la Nueva corónica y buen gobierno en
la Antigua Colección Real. Ahora, gracias a las recientes
investigaciones del historiador danés, el antiguo bibliotecario
investigador en la Biblioteca Real, el Sr. Harald Ilsøe, sabemos que la
Nueva corónica y buen gobierno había ya aparecido en un
temprano catálogo de esa institución, fechado en 1729. En su reciente
estudio sobre la historia de las colecciones de la Biblioteca Real,
Ilsøe (1999, 77) anunció que este catálogo topográfico de los
manuscritos, identificado como “E 20” en el archivo de la Biblioteca
Real, contiene la siguiente entrada (vol. 2, p. 687, no. 46):
En
skreven spansk Bog 4to med mange Figurer. sub titulo El
primer nueva coronica, y buen gobierno por D. Filippe Guaman poma de
Aiala. [Un manuscrito español in quarto con muchas
ilustraciones. El título es El primer nueva corónica, y buen
gobierno por D. Filippe Guaman poma de Aiala]
Mientras era debidamente ingresado en el catálogo de 1729, la
mención de la Nueva corónica no puede ser considerada allí
como dentro de una clasificación temática. Aparece bajo el número 46 al
interior de una lista miscelánea cuyos tópicos, entre los ítem 40 al
54, incluyen: una disertación sobre la cábala, un trabajo sobre teoría
política, un catálogo numismático, un elogio en verso al rey Frederick
III de Dinamarca, una introducción a la lengua hebrea, una historia de
los musulmanes, una lista de los reyes etíopes, una descripción de
Venecia, una introducción al arte de la fortificación militar, varios
tratados sobre el arte de la guerra, una obra sobre los Países Bajos y
una exposición sobre la ley sueca. Las lenguas representadas incluyen
el latín, el francés, el danés, el alemán así como el español (la obra
de Guaman Poma).
Importante
es notar que el año de 1729 queda como la nueva e innegable fecha antes
de la cual el manuscrito autógrafo habría entrado en las reales
colecciones danesas. Este hecho, en cambio, hace más plausible la
especulación acerca del arribo de la Nueva corónica y buen gobierno
en Dinamarca en el siglo anterior. En tales circunstancias,
el número de potenciales donantes debería ser necesariamente limitado;
entre ellos, se destaca Cornelius Lerche (1615-1681), quien sirvió como
embajador danés en España desde 1650 hasta 1655 y desde 1658 hasta
1662.
Décadas atrás, el historiador peruano Raúl Porras Barrenechea
(1948, 79) mencionó a Lerche como un posible donante, y las recientes
investigaciones bibliográficas de Harald Ilsøe también nos conducen en
esta dirección. Aunque, como Ilsøe reconoce, sus observaciones proveen
sólo evidencia circunstancial, las considero suficientemente sugestivas
y pertinentes a esta discusión así como potencialmente fructíferas para
la posterior investigación sobre la proveniencia del manuscrito de la Nueva
corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real danesa. En
comunicación personal dirigida a mí el 13 de mayo del 2001, el Sr.
Ilsøe escribió: “Los ítem con proximidad al manuscrito de Guaman Poma
en los anaqueles en 1729 indican que éste fue adquirido durante el
reinado de Frederick III (1648-1670), esto es, muy probablemente antes
de 1663, dado que la obra no aparece en la lista de adquisiciones (“E
8” en el archivo de la Biblioteca Real) que corresponde al período de
1663-1671”. En una carta personal del 26 de mayo del 2001, Mr. Ilsøe
explica su línea de razonamiento:
Los argumentos a favor de una proveniencia durante
el reinado del rey Frederick III son aún sólo evidencias
circunstanciales y no pruebas. Quizá lo más importante es el siguiente
hecho . . . : Excepto por las adquisiciones procedentes de las
colecciones Coyet y Reitzer, las adquisiciones de manuscritos durante
el reinado de Frederick IV (1699-1730) están aparentemente listadas
juntas en E 20, vol. 2, pp. 562-564 (cf. Ilsøe 1999, 604 y 614-618), e
indican que el manuscrito de Guaman Poma (listado en E 20, vol.
2, p. 687) fue adquirido no más tarde que ca. 1700. La cadena de
evidencias circunstanciales es la siguiente: (1) La adquisición fue
probablemente hecha antes de 1700, y (2) muy probablemente ocurriese
bajo Frederick III, en 1663, como la fecha más tardía.
Por lo tanto, Jørgen Reedtz (d. 1682), que fue el
embajador danés en España desde 1671 hasta 1680, y Laurids Ulfeldt
(1605-1659), cuya biblioteca, adquirida por la Biblioteca Real en 1662,
incluía 163 libros españoles pero no manuscritos españoles, deben ser
descartados como poseedores tempranos [de la Nueva Corónica].
Las adquisiciones de la biblioteca de Ulfeldt se conocen a través de un
catálogo impreso (cf. Ilsøe 1999, 214-234). Es posible que el
manuscrito fuera adquirido junto con la biblioteca de Joachim Gersdorff
(1611-1661) en 1661 (solamente contamos con el catálogo de sus libros
impresos), o que fuera un regalo bien escogido para Frederick III de
parte de Lerche, cuando éste regresó de España a finales de 1662.
Habiendo sido investido con un titulo nobiliario en
1660, Lerche tenía buenas razones para expresar su gratitud al rey. El
hecho de que Lerche poseyera algunos manuscritos procedentes de la
biblioteca del Conde-Duque de Olivares así como un manuscrito escrito
en una lengua “india” (Ilsøe 1999, 364, no. 30), otorga a su colección
española una importancia con la cual ninguna otra colección traída de
España a Dinamarca hasta ese momento pudiera competir. Sabemos, además,
que Gersdorff adquirió libros españoles a través de Lerche, así
cualquiera de las dos posibilidades
apuntan a una adquisición por parte de Lerche, quien estuvo en Madrid
durante los años 1650-1662, excepto por los años 1655-1658.
El
manuscrito en una lengua “india” referido por Ilsøe es una colección de
sermones, “Sermones sobre los Evangelios y fiestas del año en lengua
Matalzingne [sic] de las Indias”, escrito en la lengua amerindia
de Matlazinca. Situada en el actual nordeste de Michoacán, México, el
área fue conocida en el siglo XVI como Matalcingo (Gerhard 1993, 106);
fue el lugar donde se escribieron obras misioneras españolas en lengua
matlazinca, incluyendo algunas obras dramáticas sobre la vida de Cristo
(Edmonson 1985, 5). La posesión por Lerche de esta colección de
sermones sobre los evangelios y las fiestas litúrgicas podría o no
sugerir un interés de su parte hacia la América indígena precolombina;
podría haber estado coincidentemente entre otros materiales manuscritos
que él reunió.
Es de gran interés que Lerche poseyera manuscritos adquiridos
de la biblioteca de Don Gaspar de Guzmán (1587-1645), el Conde-Duque de
Olivares y el estadista y principal ministro del rey español Felipe IV
(1621-1665). Como lo mencionara Ilsøe (1999, 360-364), por lo menos
seis de los cuarentaiséis manuscritos españoles e italianos listados en
el catálogo para la subasta de 1682 de la biblioteca personal de Lerche
derivaban de la biblioteca de Olivares. De este modo, los hallazgos e
inferencias de Ilsøe mantienen vigente la conjetura de Porras
Barrenechea (1948, 79) de que fue Cornelius Lerche quien adquirió el
manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno en España entre
1650 y 1662.
Quizá una
pieza más de evidencia circunstancial apunte a Lerche como donante. En
1993, Ilsøe anunció que Daniel Gotthilf Moldenhawer (1753-1823), el
renombrado Director de la Biblioteca Real desde 1788 hasta 1823, había
“descubierto” la Nueva corónica y buen gobierno más de un siglo
antes de que Pietschmann y que había deseado publicar selecciones de
ésta (Ilsøe 1993, 28-32). La intervención de Moldenhawer no fue
gratuita; se habría percatado del valor potencial de la Nueva
corónica y buen gobierno por sus propios intereses de hispanista.
Moldenhawer fue el primer director de la Biblioteca Real en estar
bastante familiarizado con la lengua y la cultura españolas, habiendo
pasado dos períodos en España (1783-84, 1786-87), para los propósitos,
respectivamente, de investigación erudita y de negociación diplomática.
Reunió aproximadamente 150 documentos españoles para una historia de la
Inquisición española que se propuso escribir pero nunca terminó. Esta
colección de materiales inquisitoriales no fue igualada en Europa hasta
veinte años después, cuando los archivos de la Inquisición española
fueron abiertos como resultado de las guerras napoleónicas (Henningsen
1975-76, 249-250).
El conocimiento de Moldenhawer sobre Guaman Poma puede
deducirse de su proyecto de 1809 para la publicación de un
“museum” de tesoros manuscritos de la Biblioteca Real. Esta serie de
volúmenes debía incluir cierta “Información y ejemplos de una crónica
del Perú que incluye la historia de los Incas y la conquista de su
reino, con una descripción de asuntos domésticos ilustrada con dibujos”
(“Efterretning om og Prøver af en Krønike af Peru, som indbefatter
Ynkaernes og dette Riges Erobrings Historie, med en ved Tegninger
oplyst Beskrivelse om dets indre Mærkværdigheder”). Esta mención en
1825 del proyecto concebido por Moldenhawer en 1809 es la primera
referencia impresa por parte de la Biblioteca Real acerca de la Nueva
corónica y buen gobierno. Fue el sucesor de Moldenhawer, Erich
Christian Werlauff (1823-1861), quien comentó el proyecto (Werlauff
1825, 352; Werlauff 1844, 333).
Ilsøe
(1993) también ha encontrado mencionada la obra de Guaman Poma en el
diario de August Hennings, un funcionario alemán que visitó Copenhague
en 1802. Algunos extractos de su diario se publicaron en 1934. Según
Hennings, Moldenhawer opinó que la Nueva corónica y buen gobierno,
así como otros manuscritos españoles de la Biblioteca Real, había sido
“comprada de una biblioteca dejada por un embajador español, un hombre
culto que murió en Copenhague” (“aus dem angekauften Nachlasse eines in
Copenhagen verstorbenen spanischen Gesandten, der ein gelehrter
Mann war”). Desdichadamente, la relación de Hennings no especifica si
Moldenhawer tenía en mente a un embajador proveniente de España o a un
embajador danés enviado a España ni si, como Ilsøe señala, la idea de
Moldenhawer sobre la proveniencia de la Nueva
corónica era conjetural o basada en evidencia documental ahora
perdida.
A pesar de este temprano descubrimiento de la obra de Guaman
Poma en la Biblioteca Real, un silencio monumental prevaleció alrededor
del manuscrito peruano hasta su “redescubrimiento” por Pietschmann en
1908. La única actividad probable concerniente al manuscrito entre la
época de Moldenhawer y la de Pietschmann fue la reencuadernación del
manuscrito durante los años finales de la dirección de Werlauff (véase
la sección 2.4, más adelante). Werlauff probablemente ordenó que dicha
labor se llevara a cabo porque su predecesor Moldenhawer había estimado
la obra y había querido publicar selecciones de ella.
La tardía fecha (1908) para el reconocimiento permanente del
códice luego de su residencia multicentenaria en la Biblioteca Real es
uno de los factores que sugiere su inclusión en una colección “cerrada”
poco después de su llegada a Dinamarca. La ausencia de marcas de
propietarios o anotaciones de lectores sobre el manuscrito, así como su
perfecto estado de conservación, apoyan simultáneamente su depósito
temprano y el retiro de la circulación de mano en mano. Todas estas
consideraciones se yerguen como evidencias circunstanciales que
respaldan la hipótesis sobre la incorporación de la Nueva corónica
y buen gobierno dentro de las más antiguas colecciones de la
Biblioteca Real menos de medio siglo después de que Guaman Poma
introdujera los últimos toques sobre ella en 1616.
Desde 1908
hasta 1930, sin embargo, el manuscrito dejó la Biblioteca Real por
largos períodos (véase Adorno 1979-80, 19, 27, notas 17-19). El
manuscrito fue primero a Göttingen con
Richard Pietschmann para la preparación de su transcripción y edición.
Tras la muerte de Pietschmann en 1923, el manuscrito fue devuelto a la
Biblioteca Real en 1925, pero se lo envió de nuevo a Alemania en 1927.
Los herederos de Pietschmann habían convenido con el Dr. Ferdinand
Hestermann, entonces miembro del Museum für Völkerkunde en Hamburgo y
luego de la Universidad de Jena, en que cotejara e hiciera un
tiposcrito de la transcripción de Pietschmann para que su edición
crítica pudiera ser publicada (Adorno 1979-80, 19, 27, nota 19). El 25
de enero de 1930, Hestermann informó a la Biblioteca Real que había
terminado su trabajo, y el manuscrito fue devuelto a la Biblioteca Real.
1927 es un año de particular
relevancia dentro de la larga estancia de la Nueva
corónica y buen gobierno en la Biblioteca Real. Me he enterado por
ciertos documentos del archivo de la Biblioteca Real, que no estuvieron
a mi disposición en 1977, que poco después de que Hestermann recibiera
el códice para su cotejo, llamó la atención de la Biblioteca Real sobre
tres problemas: (1) el defectuoso ordenamiento de las páginas del
manuscrito; (2) la imposibilidad de desplegar el mapamundi por
la ajustada encuadernación (páginas 983-984 en la numeración de Guaman
Poma [páginas consecutivas 1001-1002]); y (3) el desgarramiento de las
porciones superiores de tres hojas (páginas 702-703, 820-821, 822-823
en la numeración de Guaman Poma [páginas consecutivas 716-717, 834-835,
836-837]).
El
manuscrito fue entonces devuelto de Hamburgo a Copenhague, y la
Biblioteca Real empezó la tarea de aflojar la encuadernación, reordenar
los cuadernillos desacomodados y reforzar las tres hojas rotas con un
papel transparente utilizado en aquella época para conservar
manuscritos. Este mismo papel encolado, llamado “papel de China”, fue
aplicado a las porciones superiores de las páginas que habían sido
dañadas por cantidades excesivas de tinta que Guaman Poma les había
aplicado. El lector de la edición digital puede ver directamente la
ubicación de las aplicaciones en papel de China, dar cuenta de las tres
hojas arrancadas y apreciar la exhibición del espectacular mapamundi,
ahora enteramente abierto. El problema de reordenar los cuadernillos
desacomodados del manuscrito, requiere, sin embargo, de alguna
explicación.
Usando la paginación del propio Guaman Poma como guía,
Hestermann resaltó en su carta a la Biblioteca Real del 18 de febrero
de 1927 (Journalsager 4271) que las páginas 190-397 y 1094-1129 estaban
mal ordenadas.
Tabla 1: Catálogo
de cuadernillos desarreglados y restaurados a su secuencia correcta en
1927
Errores
anteriores a 1927 de la secuencia de cuadernillos como los describió
Hestermann |
Número de
cuadernillo (según
Guaman Poma, y la secuencia correcta posterior a 1927) |
Composición
del cuadernillo = número de páginas |
Numeración
de las páginas consecutivas (según la edición Murra/Adorno de 1980 y la
edición digital de 2001) |
Paginación
original de Guaman Poma |
Secuencia
posterior a 1927 (y la prevista por Guaman
Poma) |
1 |
q 1-4 |
[] |
1-191 |
1-189 |
1 |
3 |
q 5 |
13 hojas
dobles = 52 páginas |
192-243 |
190-241 |
2 |
2 |
q 6-8 |
3 x 13
hojas dobles = 156 páginas |
244-399 |
242-397 |
3 |
4 |
q 9 ff. |
[] |
400 ff. |
398 ff. |
4 |
1 |
q 21 |
[] |
1068-1103 |
1058-1093 |
1 |
3 |
q 22 |
Cuadernillo
entero, 7 hojas dobles = 28 páginas |
1104-1131 |
1094-1121 |
2 |
2 |
q 23 (a) |
primera
mitad del cuadernillo = 4 páginas |
1132-1135 |
1122-1125 |
3 |
4 |
q 23 (b) |
segunda
mitad del cuadernillo = 4 páginas |
1136-1139 |
1126-1129 |
4 |
5 |
q 24 + q 25 |
[] |
1140 ff. |
1130 ff. |
5 |
La primera ubicación errónea notada por Hestermann afectaba a los
relatos de la Nueva corónica y buen gobierno sobre las
instituciones de la sociedad incaica y el principio de la sección
titulada “Conquista” que narra la conquista española y las
subsiguientes guerras civiles entre los españoles. Dispuestos en una
larga secuencia, estos bloques de los capítulos 9 al 11 (cuadernillo 5) y del 11 al 19
(cuadernillos 6-8), respectivamente, fueron hallados en orden
invertido. (Para un panorama de la correlación de capítulos y
cuadernillos, véase la Tabla 2, más adelante.)
El otro error en
la paginación que descubrió Hestermann correspondía al relato
autobiográfico del autor acerca de su viaje final a Lima para entregar
su manuscrito en la corte virreinal (“Camina el autor”, capítulo 36).
Este error, que afectó a los cuadernillos 22 y 23, difiere del
anterior. Primero, este no anticipado capítulo final, escrito e
insertado en el manuscrito por Guaman Poma después de que hubiese
llegado a Lima para entregarlo, no podía ser incorporado en su ya
acabada “Tabla de la dicha corónica” porque no había lugar para una
entrada adicional. Segundo, tal como Hestermann los encontró en 1927,
los dos cuadernillos del capítulo “Camina el autor” fueron reunidos en
un cuadernillo híbrido, habiendo sido el primero (cuadernillo 22)
insertado en el medio del segundo (cuadernillo 23). La secuencia del
contenido del capítulo estaba así en completa desorganización.
Este problema de la secuencia de los cuadernillos nos conduce
directamente a considerar la encuadernación del manuscrito.
¿Cuántas veces fue encuadernado el manuscrito de la Nueva
corónica y buen gobierno? En este punto, la evidencia codicológica
acerca de la paginación de Guaman Poma hace posible establecer con
certeza que el cosido inicial del conjunto de cuadernillos fue
terminado antes de que el manuscrito dejara las manos de Guaman Poma.
Tal vez él también lo proveyera de un forro.
Guaman Poma
numeró las páginas de su manuscrito después de que sus cuadernillos
fueron cosidos juntos. A lo largo del manuscrito, hay evidencia
significativa de tinta, que desde un número de página mancha el lugar
idéntico de la página de enfrente. Esto podría haber sido producido
mientras se numeraban las páginas y se volteaban antes de que la tinta
en la página anterior hubiera secado. Estas manchas de tinta pueden ser
halladas comúnmente dentro de los cuadernillos, sin tener en
consideración si el libro estaba ya encuadernado o si todavía consistía
en cuadernillos sueltos que necesitaban ser cosidos juntos. Tales
manchas de tinta tan perfectamente coincidentes no ocurrirían entre
cuadernillos si el manuscrito no hubiese estado cosido. Es decir,
hubiese sido casi imposible lograr que la mancha o marca en la última
página de un cuadernillo y la de la primera página del siguiente se
alinearan perfectamente entre sí si hubiesen estado sueltas. En la Nueva
corónica y buen gobierno, sin embargo, se encuentran estos
perfectos alineamientos entre cuadernillos, esto es, entre la mancha
involuntaria de tinta que aparece en el verso de la última hoja de un
cuadernillo y el número acabado de entintar en el recto de la primera
hoja del siguiente, o viceversa, esto es, el número en el verso de la
hoja que proyecta una mancha de tinta sobre el recto de la siguiente.
El observador de la versión digital encontrará ejemplos visibles en los
puntos de encuentro de los cuadernillos 8 y 9, 17 y 18, y 18 y 19, esto
es, en las páginas consecutivas 399 y 400, 901 y 902, y 961 y 962.
(Según la paginación de Guaman Poma son las páginas 397 y 398, 887 y
888, y 947 y 948, respectivamente).
Además, los números de página que Guaman Poma ingresó en su “Tabla
de la dicha corónica” muestran que lo hizo de un solo tirón y que esto
ocurrió en un momento no sólo posterior a su primer intento de paginar
el libro cosido sino también posterior a la redacción de los títulos de los capítulos en la “Tabla”. (La numeración en
la “Tabla” es la original de Guaman Poma; no corresponde a su
subsiguiente intento de repaginación descrita en la sección 3.7, más
adelante.)
La lectura
detenida de los números “466”, “468”, y “712” en las páginas
consecutivas 1185 y 1186 de la “Tabla” revela que Guaman Poma introdujo
los números luego de que hubiera terminado de redactar el texto de la
“Tabla”, que consiste en toda la serie de los títulos en prosa de cada
capítulo. Insertados más tarde, los números de página o están apretados
en el espacio restante entre las letras sobreescritas y los decorados,
o aparecen fuera de los bordes de la caja de escritura. El número 468
lo muestra mejor que los otros: metido a la izquierda de la
sobreescrita “o” que forma parte de la abreviatura guamanpomiana de
“Juan” en su previamente ingresado título en prosa, el número “468”
parece ser, a primera vista, el número “4680”.
A partir de esta evidencia, podemos asegurarnos de que la secuencia
de redacción es la siguiente: (1) Guaman Poma terminó una primera
versión de su obra antes de la composición e incorporación del capítulo
“Camina el autor”; (2) luego tuvo el manuscrito cosido; (3)
subsiguientemente lo paginó; y (4) posteriormente ingresó los números
de página apropiados en los espacios de la “Tabla” que antes había
dejado en blanco. En un momento posterior introdujo las enmiendas
finales a su manuscrito; abordaré este tema en la sección 4, más
adelante.
Aparte de la
primera costura del manuscrito bajo la supervisión de Guaman Poma,
podemos señalar un conjunto de operaciones posteriores de
encuadernación que son visiblemente distintas. Como lo noté años atrás
(Adorno 1979-80, 16, 27, notas 5 y 6), la encuadernación de la que
tenemos evidencia positiva, en la forma de los bordes del libro
tallados y dorados, ha debido tener lugar probablemente en el siglo
XVII. La evidencia de esta temprana encuadernación ha sido preservada
porque los márgenes del manuscrito no fueron recortados en las
siguientes encuadernaciones; el elegante acabado final, bastante raro
en las encuadernaciones españolas del siglo XVII, fue dejado intacto.
Esta operación de encuadernación cortó y doró los bordes del libro y
produjo también las hojas con doblez inferior y los textos truncados
mencionados anteriormente en las “Observaciones preliminares”. En los
bordes cortados del libro se hicieron incisiones delicadas que los
atraviesan formando patrones decorativos; una delgada capa de oro fue
aplicada posteriormente. Los patrones tallados en los bordes superiores
e inferiores del libro son curvados, sugiriendo que el lomo del libro
era redondeado en el momento de hacer las incisiones, en contraste con
su achatado encuadernamiento presente.
Esta operación,
terminada en un momento y lugar no precisables luego de que el
manuscrito dejara las manos de Guaman Poma, probablemente introdujo los
errores en la secuencia de los cuadernillos que no sería rectificada
hasta 1927. (Me refiero al cuadernillo 5 ubicado después de los
cuadernillos 6-8, y el cuadernillo 22 puesto en el punto medio del
cuadernillo 23.)
La tercera encuadernación, que forró el manuscrito en piel de
ternero, data del reinado de Frederick VII (1848-1863) como lo indica
el emblema real que aparece sobre el lomo del libro. (Véase
“Binding/Encuadernación” en este sitio.) La podemos llamar la
“encuadernación Werlauff”. Puesto que la condición prístina del
manuscrito sugiere que no fuera tocado en casi trescientos años,
podemos inferir que la encuadernación original, probablemente hecha de
vitela o pergamino en el estilo español y aplicada en Lima o en Madrid,
no hubiera sido particularmente fuerte y resistente. (Las aplicaciones
en dorado pudieron haber sido aplicadas después de la llegada del
manuscrito a Dinamarca.) En todo caso,
probablemente a partir de la información sobre el proyecto que su
ilustre predecesor, D.G. Moldenhawer, tenía de publicar partes del
manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno, el Director de
la Biblioteca Real Erich Werlauff arregló su reencuadernación. Así el
manuscrito, que Moldenhawer había juzgado digno de estudio y
publicación, recibió el forro por el que lo conocemos. Dado que
nadie por esa época había investigado o estudiado el manuscrito
detenidamente, los errores de disposición de los cuadernillos fueron
perpetuados en esta operación de mediados del siglo XIX.
Aunque la
encuadernación en piel de ternero fuera hecha bajo la dirección de
Werlauff en la década de 1850, el historiador norteamericano Philip
Ainsworth Means describió el manuscrito en la década de 1920 como si
hubiese sido encuadernado en pergamino. En el recuento de su visita a Göttingen realizada en septiembre de 1922 para ver el manuscrito bajo el cuidado de
Richard Pietschmann, Means (1923, 398) reportó que “la voluminosa obra
está encuadernada en pergamino antiguo”. ¿Cómo debe explicarse esto?
Cuando el manuscrito fue enviado por la Biblioteca Real a Göttingen
para el uso de Pietschmann, es probable que su encuadernación en cuero
fuera enfundada en una cubierta especial para protegerla. En la breve
visita que rindiera a Pietschmann en Göttingen para conocer el
manuscrito, Means pudo o no haber tomado nota de la encuadernación y
terminado el reporte de acuerdo con un recuerdo erróneo. En cualquier
caso, no hay evidencia de que la Nueva corónica apareciera en
un antiguo forro de pergamino en algún momento posterior a la
aplicación del empaste en el período de Frederick VII en la mitad del
siglo XIX.
La mayor cantidad de información disponible corresponde a la cuarta
encuadernación. Esta operación fue motivada por el anuncio que
Ferdinand Hestermann hiciera a la Biblioteca Real en febrero de 1927
acerca de que las páginas del manuscrito se hallaban mal ordenadas.
Podríamos conjeturar que Pietschmann había descubierto mucho antes el
error en la paginación, pero que esto no le hubiese impedido continuar
con la preparación de su transcripción. Para cualquiera que leyese y
transcribiese el manuscrito como Pietschmann lo venía haciendo, la
secuencia correcta habría sido fácilmente percibida, gracias a la
presentación ordenada de los materiales por parte de Guaman Poma y su
empleo de recursos de estructuración (paginación, reclamos a pie de
página, etc.) que aclaraban cómo debían ser arreglados los elementos
del manuscrito.
Cuando los
curadores de la Biblioteca Real desencuadernaron el manuscrito de la Nueva
corónica y buen gobierno en 1927, reordenaron sus cuadernillos y
aplicaron refuerzos en papel de China. No prepararon un nuevo forro
sino reaplicaron el del reinado de Frederick VII, que se encontraba aún
bien preservado gracias sin duda a la funda que lo había protegido
durante los años que el manuscrito había pasado en el exterior. El
forro existente muestra evidencias claras del proceso de reaplicación;
ha recibido un nuevo empaste, y el número de clasificación aparece
escrito por la mano de la Dra. Ellen Jørgensen (1877-1941), Guardiana
de Manuscritos de la Biblioteca Real entre 1914 y 1941. Los restos del
empaste anterior, del período de Frederick VII, pueden aún ser vistos
bajo el actual.
Buscando restaurar la paginación proyectada del manuscrito,
Hestermann identificó los problemas y la Biblioteca Real los remedió
con facilidad porque el manuscrito mismo ofrecía una relación completa
de cómo sus páginas debían ser ordenadas. Guaman Poma empleó cuatro
herramientas de estructuración: (1) una actualización repetida de la
numeración del manuscrito; (2) el uso de un reclamo al pie de cada
página para señalar la palabra con que empieza el texto de la página
siguiente; (3) el uso de encabezamientos sobre casi todas las páginas;
y finalmente (4) la cuidadosamente preparada (aunque no actualizada)
“Tabla de la dicha corónica” (páginas consecutivas 1179-1189).
Guaman Poma preparó su manuscrito para los lectores de la corte y
los impresores de la imprenta real de acuerdo con su experiencia como
lector de libros. En la parte superior de la caja de escritura en cada
página, escribió un encabezamiento que contenía una o más palabras
claves del título del capítulo; al pie de la caja de escritura en cada
página, utilizó un reclamo (“catch word”). También corrigió
cuidadosamente los reclamos para hacerlos corresponder con sus nuevos
referentes a medida que insertaba nuevos materiales en el manuscrito.
Junto con la paginación, usó estos instrumentos para indicar el
emplazamiento apropiado de su tardío capítulo “Camina el autor”, para
el que no quedaba espacio disponible en la “Tabla” para crear la
entrada deseada. Con gran atención al detalle, modificó el reclamo de
la página que debía preceder el principio de “Camina el autor”. Así, el
reclamo “tratemos”, que empezaría el capítulo de los meses del año,
está tachada y en su lugar se inserta “a su casa” (página consecutiva
1103), aclarando al cuidadoso encuadernador (o lector) que “Camina el
autor” debía seguir al capítulo sobre los tanpu, o mesones
reales, y ocupar el lugar del capítulo de los meses del año, que debe
ahora seguir a “Camina el autor”.
Aunque no
reproduce fielmente los últimos contenidos de su libro o su paginación
final, la “Tabla” de Guaman Poma sirvió como una herramienta
indispensable para determinar la secuencia proyectada de capítulos. La
porción de la “Tabla” en las páginas consecutivas 1181-1182, por
ejemplo, permitió a Hestermann identificar -y a la Biblioteca Real
corregir- los errores de ubicación concernientes a los capítulos sobre
las instituciones incaicas. (Los esfuerzos de Guaman Poma para ordenar
su libro se considerarán más adelante en la sección 3.5.)
Mientras el aspecto de las páginas y
cuadernillos desordenados podría hacer que el lector se pregunte sobre
el orden y la coherencia de la obra en general y sobre su entereza en
particular, como lo hice anteriormente (Adorno 1979-80, 14), los
desarreglos anteriores a 1927 y su remedio en dicho año nos conducen
hacia la dirección opuesta, esto es, a una apreciación más profunda de
la notable integridad de la obra. (Véase el apartado 4, más adelante).
2.5.
La edición facsimilar de París: No hubo uso de calco
La edición digital de la Nueva corónica y buen gobierno elaborada por la Biblioteca Real revela definitivamente que no
se hizo ningún uso de calco para la famosa edición facsimilar de París
del año 1936. Aunque en 1979-80 especulé acerca de haber un posible
calco del manuscrito antes de la publicación parisina y noté unas pocas
alteraciones específicas, también observé que “la calidad de la edición
facsimilar de París es excelente” (Adorno 1979-80, 19-20, 28, nota 23).
Gracias a la edición digital, es ahora posible reconocer la alta
calidad del facsímil impreso y rechazar definitivamente las
afirmaciones, repetidas en los últimos años por Valerie Fraser (1996) y Juan Ossio (1999, 2001),
de que el facsímil de 1936 sea el resultado del empleo de un calco.
Excepto por el creciente espesor de las líneas gráficas ocasionado
por las repetidas reproducciones del texto de París en las ediciones
modernas, la firmeza de la línea y la imperceptibilidad de las
diferencias entre el manuscrito autógrafo y el facsímil de París
revelan la identidad entre las imágenes del manuscrito de Guaman Poma y
su sustituto parisino de 1936, entonces sin precedentes. El cuidadoso
lector notará esta correspondencia no solamente en los 398 dibujos sino
también a lo largo de las 800 páginas del texto en prosa. De hecho, los
escasos retoques sobre el texto escrito y sobre los dibujos en el
facsímil impreso revelan vivamente cuán deformante -y cuán
inmediatamente reconocible- habría sido un calco completo del original.
Presento dos grupos de
observaciones que son el resultado de un examen detenido de las
ediciones facsimilares impresa y digital y que han sido posteriormente
corroboradas por la correspondencia oficial entre el Institut
d’Ethnologie de la Universidad de París y la Biblioteca Real en
Copenhague. En primer lugar, considero los retoques de las imágenes
fotográficas preparadas para la edición facsimilar de París, y, en
segundo lugar, la aplicación de los refuerzos en papel de China sobre
el manuscrito autógrafo. La colaboración París/Copenhague se llevó a
cabo bajo la supervisión de Paul A. Rivet (1876-1958), Secretario
General del Institut d'Ethnologie desde 1926 hasta 1941, y de Carl S.
Petersen (1873-1958), Director de la Biblioteca Real desde 1924 hasta
1943.
2.5.1.
“Despintando las filtraciones de tinta”
Al hacer comparaciones detalladas
entre las ediciones facsimilares impresa y digital, he descubierto que
la tarea monumental de preparar la edición facsimilar de 1936 consistió
no en calcar el texto sino en erradicar las “filtraciones” de tinta que
provenían de la cara opuesta de la hoja. La importancia y magnitud del
esfuerzo para eliminar estas penetraciones indeseadas no han sido
perceptibles a los lectores familiarizados sólo con el facsímil impreso
u otras ediciones impresas. La nueva edición digital, sin embargo,
destaca en primer lugar el problema de las filtraciones de tinta que
plaga a la Nueva corónica y buen gobierno, ya que
Guaman Poma escribió o dibujó sobre ambas caras de todas las hojas del
manuscrito. Remediar esta situación durante la preparación de la
edición de París fue un desafío enorme.
Aunque hace dos décadas
afirmé que las pruebas para la edición facsimilar fueron corregidas en
París sin tener acceso al original (Adorno 1979-80, 20), ahora resulta
claro que el proceso fue más complicado. La pertinente correspondencia
oficial de la Biblioteca Real, que no estuvo a mi disposición en 1977,
muestra que las fotografías se tomaron en el estudio fotográfico de la
Biblioteca Real y se enviaron sin alteraciones a París, donde las
filtraciones de tintas fueron “despintadas”. (“Retoucher” [“retocar”]
es el término usado en la correspondencia francesa entre París y la
Biblioteca Real.)
Algunos documentos del
Institut d’Ethnologie, fotocopias de los cuales se encuentran
actualmente en el archivo de la Biblioteca Real, indican que el 16 de
junio de 1930 la Universidad de París contrató al impresor parisino
Paul Catin para realizar el proceso de “retouche”. Catin debía ser
recompensado, con un pago por página algo mayor al valor estándar por
una hora de trabajo (“man-hour”), que se cotizaba en diez francos la
hora, por un total de 1500 horas o 15.000 francos. En abril de 1932,
sin embargo, Catin facturó a la Universidad de París por el
presumiblemente completo “travaux de retouche” la suma de 36.000
francos, lo cual significaría que Catin cobró el trabajo al precio de
tres horas hombre-no una- por página (1200 x 3 x 10). La bastante más
alta tarifa final refleja el considerable y delicado trabajo necesario
para lograr la erradicación de las densas y ubicuas filtraciones de
tinta.
La Universidad de París
devolvió entonces a Copenhague las pruebas fotográficas con los
resultados del proceso de “retouche” para que fueran cotejadas con el
manuscrito original. El especialista en lenguas románicas de la
Biblioteca Real, Hans Aage Paludan, asumió la enorme tarea de cotejar
las pruebas que habían exigido el equivalente de 3.600 horas de trabajo
para su corrección. El Dr. Rivet reconoció el afanoso y exitoso
esfuerzo de Paludan en la presentación de la edición facsimilar de
París. Rivet citó la dedicación de Paludan a la “tarea ingrata de
corregir las pruebas” que había asegurado que el trabajo saliera a la
luz bien: “Grâce à l’amabilité du Directeur [Carl S. Petersen] de la
Bibliothèque royale de Copenhague, grâce au dévouement de Monsieur
Paludan, qui a bien voulu assumer la tâche ingrate de corriger les
épreuves, l’œuvre a été menée à bien” (Rivet en Guaman Poma 1936, v).
Despintar las
obstrusivas filtraciones de tinta fue una tarea sumamente delicada. El
desafío más difícil consistió en erradicar las penetraciones indeseadas
que se encontraban en la parte superior de las hojas. Esta área era la
más adversamente afectada en virtud de las pesadas concentraciones de
tinta en los títulos caligráficos que Guaman Poma típicamente elaboró
en el borde superior de ambas caras de la hoja. La consecuencia mayor
de “despintar” estas áreas fue, naturalmente, la pérdida de los
decorados y otros detalles en las letras. Ocasionalmente, el proceso
tuvo que ser aplicado a páginas enteras. La descripción pictórica de la
inspección general, o censo (capítulo 10), es un ejemplo oportuno; todo
el espacio pictórico de la mayoría de los dibujos del capítulo ha sido
impregnado por la tinta aplicada al otro lado de la hoja.
El proceso de redibujar (también “retoucher” en francés) en la
edición facsimilar fue hecho sólo donde era necesario, siempre
concienzudamente, y con una mano notablemente liviana. Resumo aquí la
gama de estos casos para resaltar su condición excepcional frente a la
práctica general. Estas enmiendas fueron causadas precisamente por el
deseo de restaurar el original antes que por la voluntad de
modificarlo.
Las
consecuencias principales de volver a dibujar elementos en el facsímil
de París son las siguientes (todos los números de página refieren la
paginación consecutiva y no a la numeración de Guaman Poma): (1) el
llenado, en las letras de los encabezamientos, de los espacios en
blanco que habían sido causados por la reproducción fotográfica de las
perforaciones en las letras de los títulos caligráficos de Guaman Poma;
(2) la distorsión repetida de las letras particularmente grandes al
volverlas a dibujar, particularmente la S, la C, y la O, con el pie de
la S y C sin tocar la línea invisible sobre la que Guaman Poma
escribió, y la O, abreviada y flotante
sobre ella (Fraser [1996, 285] notó el problema de la “O”); (3) el
redibujado de las líneas que representan el cielo en la parte superior
del espacio pictórico de varios dibujos, habiendo sido éstas borradas
al despintar las imágenes que filtraban por la otra cara de la hoja;
(4) el infrecuente redibujado de imágenes que aparecen en las partes
superiores del campo pictórico, como las plumas del tocado del Inca
(pp. 96, 260, 263), los cuernos de una figura demoníaca (p. 248), un
techo (p. 306), la coronilla de la cabeza de una mujer joven (p. 225),
o la porción superior de la aureola que rodea una imagen de Santa María
(p. 717); y (5) el repintado de palabras bajo el título o sobre la
porción superior de un espacio pictórico (e.g. quilla,
o mes [ch. 11; véase la página 246]).
El reemplazo más destacable e infeliz se halla en un dibujo que
pinta el castigo (pena de muerte) de los adúlteros. Oscurecido en la
fotografía o cuando se despintaban las imágenes entintadas del reverso,
el original guamanpomiano “DE ADVLTERAS” sobre la tercera línea fue
sustituido por el sinsentido “DE ADVETEIRAS” (páginas consecutivas 308;
Guaman Poma 1936, 306; Figuras 1a y 1b).
Los casos más
difíciles y complejos de repintado no se encuentran en el texto gráfico
sino en las porciones superiores de las páginas en prosa. Como en el
caso de “DE ADVETEIRAS”, la falta de conocimiento del español por parte
de los peritos franceses ocasionalmente levantó un impedimento al
repintar líneas del texto en prosa de Guaman Poma. Las terceras líneas
de las páginas consecutivas 401 y 415 revelan la dificultad. El signo
de abreviatura sobre la letra “q” para transcribir el subordinante
español “que” se reemplazó por el circunflejo francés y, de otra parte,
“el moso” fue convirtió en “le moso” (Guaman Poma 1936, 399, 413; Figuras 2a y 2b). La mejor guía disponible
al lector para estas mínimas reescrituras en cursiva del facsímil de
París es comparar, a modo de ilustración, las líneas tres y cuatro y la
secuencia de las líneas tres a seis, respectivamente, en las páginas
consecutivas 395 y 397 (Guaman Poma 1936, 393, 395; Figuras 3a y 3b). En la página 395, la
pesadez general y la apariencia “borrosa” de las letras cursivas, así
como la amplia e inexplicable marca que aparece entre la “g” y la “o”
de “Rodrigo”, son el resultado de la casi imposible tarea de despintar
las imágenes entintadas desde la cara opuesta de la hoja. En este caso
no se hizo ningún intento por restaurar reescribiendo el texto en prosa
de Guaman Poma. En cambio, en la página 397 se nota que se hizo tal
intento en las letras en cursiva porque los trazos de la pluma
claramente no corresponden a los del cronista.
En este contexto, tiene que ser rechazada la afirmación de Fraser según la cual mucho del facsímil “es, de hecho, un copia, probablemente un calco sobre una transparencia (“overlay”)”(1996, 283). Los ejemplos de variación que Fraser notó entre el manuscrito original y el facsímil de París no son el resultado de un completo calco sino, en muy limitadas circunstancias, del esfuerzo por devolverle su integridad gráfica al texto que había resultado mellada por algunas pérdidas ocasionadas por el despintar de las imágenes que se habían entintado desde el reverso de la hoja.
Fraser (1996,
283) presentó algunos ejemplos que revelan, contrariamente a su
hipótesis, cuán excepcionales son los casos del repintado. Uno de los
que cita es el de las estrellas en la parte superior izquierda del mapamundi
(página consecutiva 1001). Aquí el repintado se dio en el facsímil
impreso en forma de pequeños círculos dibujados al interior de algunas
de las estrellas en el firmamento.
Otros dos ejemplos de presumida modificación resultan no, como
Fraser sostuvo, del uso de calcos. En cambio, provienen de un intento,
en el primer caso, de suprimir imágenes y textos que habían resultado
entintados desde el reverso de la hoja y, en el segundo, de dejar de
realizar este procedimiento (Guaman Poma 1936, 1147, 92,
respectivamente; Figuras 4a, b y 5a, b). El primer caso atañe a la ausencia
de sombreado sobre algunas de las patatas de la cosecha de junio
pintadas en el dibujo de dicho mes (página consecutiva 1157; Guaman
Poma 1936, 1147; Figuras 4a y 4b). Fraser (1996, 283)
afirmó que el “copista” “omitió el sombreado sobre algunas patatas”
mientras calcaba la imagen. Esto es, sin embargo, un simple caso de
leves trazos de pluma que se perdieron cuando se despintó la tinta que
penetró la imagen desde la otra cara de la hoja. Un escrutinio detenido
del mismo dibujo revela también que, después de que las penetraciones
de tinta fueron removidas del rostro de una figura femenina
arrodillada, se le redibujó (incompletamente) el ojo y se reemplazó la
original línea ondulante de la cabellera que enmarca su rostro por una
línea recta que parece ser el borde de una gorra. Otra vez, el
repintado fue ocasionado por el esfuerzo de los técnicos franceses de
restaurar los trazos de pluma que involuntariamente habían erradicado;
no se trató de usar ningún calco.
En el segundo
caso, el de no despintar una imagen filtrada desde la otra cara de la
hoja, una pequeña cruz griega, una “cross formée”, aparece, sin
motivación, sobre el fondo pictórico del dibujo de San Bartolomé
(Guaman Poma 1936, 92, 93; figuras 5a y 5b). Fraser (1996, 283)
interpretó esto como el resultado de que “el copista calcara la imagen
del verso en el recto donde aparece sin explicación”. Al contrario, la
edición digital revela que el técnico corrector del texto,
aparentemente por un simple descuido, habrá dejado de despintar el
entintamiento proveniente de la otra cara de la hoja.
Finalmente, hay el caso de la figura de un negro o mulato que azota a un indio, que Fraser discutió con respecto a la pericia artística de Guaman Poma (páginas consecutivas 810; Guaman Poma 1936, 796; figuras 6a y 6b). Nuevamente, la cuestión del entintamiento es pertinente. Fraser (1996, 283) afirmó que la patilla o barba “suave y aterciopelada” que aparece en la barbilla y en el labio superior de la figura, visible en el dibujo original de Guaman Poma, era “un efecto creado, quizá, humedeciendo el papel o lamiendo el ápice de la pluma”. Tal procedimiento sería muy inusual entre los característicos trazos claros y delgados de la pluma de Guaman Poma. De hecho, el efecto no fue creado por la introducción de algún humectante mientras se componía el original. Es, en cambio, una combinación de los rulos muy finamente dibujados en el original mezclados con un entintamiento procedente del reverso. Aquí, el resultado que Fraser observó no fue causado por una técnica excepcional empleada por Guaman Poma en esta única ocasión sino por la penetración de tinta procedente de la otra cara de la hoja.
Sobre todo por
su carácter y limitado número, estos ejemplos revelan cuán fiel fue el
facsímil de París al manuscrito que reprodujo. En la mayoría de los
casos las imperfecciones presentadas fueron causadas generalmente por
la imposibilidad de cubrir satisfactoriamente las filtraciones de
tinta. Así varias distorsiones delgadas (y a menudo casi
imperceptibles) aparecen no por una manipulación agresiva posterior al
fotografiado de las imágenes sino por la reticencia a manipularlas en
demasía.
La segunda consideración
importante, visible al que lea la edición
digital, es la presencia de las franjas de papel de China encolado que
han sido aplicadas a aproximadamente doscientas páginas del manuscrito
autógrafo. En los bordes de las primeras y últimas hojas del códice,
hay aproximadamente treinta de tales aplicaciones, las cuales sin duda
fueron necesitadas por los efectos de la manipulación de Guaman Poma
del códice, humedad, etc., antes de que el manuscrito fuese protegido
por un forro. Aproximadamente 175 aplicaciones en papel de China se
encuentran a lo largo de las vulnerables porciones superiores de las
páginas fuertemente entintadas, la mayoría de las cuales se encuentran
entre las páginas consecutivas 100 y 600. Asimismo, de modo no
sorprendente, se hallan afectadas numerosas páginas de “Camina el
autor”, que Guaman Poma escribió en Lima sobre cuadernillos sueltos que
tardíamente integraría en el manuscrito (véanse las
páginas consecutivas 1105, 1106, 1108, 1110, 1113, 1116,
1134).
Como ya se mencionó, los
refuerzos en papel de China se aplicaron en Copenhague en 1927, justo
tres años antes de que la Biblioteca Real tomara las fotos para la
edición de París. Anteriormente, cité
erróneamente estos refuerzos como si hubieran sido parcialmente
responsables de oscurecer porciones de las páginas del texto parisino
facsimilar (Adorno 1979-80, 19). Ahora sabemos que éste no era el caso.
Transparente o casi así en 1930, el papel de China en sí mismo no
afectó la calidad de las imágenes fotográficas. Un ejemplo
aparece sobre la página 68 de la Nueva corónica; una franja
del papel encolado se aplicó a la hoja rasgada, como se ve claramente
en la edición digital. La edición facsimilar de París revela que este
refuerzo transparente no amenaza ni la legibilidad del texto ni
requiere que en éste se haga un retoque general (página consecutiva 68;
Guaman Poma 1936, 68; Figuras 7a y 7b).
3.1.
Nueva información biográfica sobre Guaman Poma
Los numerosos hallazgos documentales de las dos décadas pasadas han
hecho posible avanzar nuestro previo conocimiento de la vida y
actividades de Guaman Poma. Coordinando estos nuevos descubrimientos de
archivo con el contenido de la Nueva corónica y buen
gobierno, he reconstruido la trayectoria vital de Guaman Poma.
(Véase mi ensayo introductorio, secciones IV y V, a la edición digital,
o Adorno 2001, 27-40, 59-73.) Las afirmaciones anteriores, incluso las
mías de hace dos décadas (Adorno, 1979-80, 8) acerca de que “casi nada
se sabe sobre el autor Guaman Poma excepto aquello que puede ser
deducido de sus propios escritos”, deben ser definitivamente
descartadas.
La década de 1990 presenció un gran incremento de evidencia
documental que arroja nueva luz sobre Guaman Poma y sus actividades en
tanto se relaciona a la producción de la obra por la que lo conocemos.
En 1991, la publicación hecha por Monseñor Elías Prado Tello y Alfredo
Prado Prado del dossier de litigios concernientes a la
posesión de las tierras de
Pertinente a la
presente investigación es el hecho de que Guaman Poma estuviera en Lima
en la Real Audiencia, esto es, la más alta corte civil y criminal del
virreinato, por lo menos en dos ocasiones hacia finales de la década de
1590. En ambas oportunidades, presentó
documentos que apoyaban sus reclamos y los de los miembros de su clan
sobre las tierras de Chupas. Su visita a la Audiencia en 1597 se halla
documentada el 11 de septiembre de aquel año, cuando el notario real,
Juan Ramos Cervantes, certificó la relación de la presentación de
Guaman Poma en la corte de una provisión real, de la cual Cervantes
sacó una copia oficial y Guaman Poma conservó el original (Prado Tello
y Prado Prado, eds. 1991, 329). Una visita subsiguiente se documenta el
6 de marzo de 1599. Nuevamente Guaman Poma llevó documentos originales
para su certificación; en esta ocasión el notario real Juan de Herrera
verificó su autenticidad y Guaman Poma se llevó los originales de
regreso consigo (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 375). Ambas
relaciones identifican a Guaman Poma como “Don Phelipe Guaman Poma”,
cuya primera aparición personal en el dossier está fechada el
13 de junio de 1597 (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 360, 369). Estas exitosas visitas a la Audiencia fueron
seguidas, sin embargo, por la derrota jurídica de Guaman Poma. (Véase en este
sitio Adorno 1995, para un análisis de estos litigios.)
3.2.
Período de composición de la Nueva corónica y buen gobierno
Parece ahora probable que Guaman Poma empezó a escribir su obra no
antes de finales de 1600, y no en fecha anterior a 1585, como yo había
sostenido anteriormente (Adorno 1979-80, 16). Las
nuevas evidencias documentales sugieren que se habría puesto a escribir
sólo después de perder definitivamente su pleito por tierras en el área
de Huamanga y después de que fuera exiliado de aquella ciudad el 19 de
diciembre de 1600. Confesando estas dificultades sólo
alusivamente en la Nueva corónica y buen gobierno, Guaman Poma
se permitió deslizar la observación, al discutir las pretensiones y las
actividades criminales de los “indios comunes”, de que se había
enterado de tal desintegración social -el mundo andino se había vuelto
“al revés”- cuando empezó sus peregrinaciones, esto es, “en el año que
andamos de 16[0]0 y adelante” (páginas consecutivas 872, 886).
En contraste con su extraordinaria afirmación de haber pasado
veinte, si no treinta, años escribiendo su libro (página consecutiva
715), parece mucho más plausible que se hubiera dedicado al proyecto
luego de su expulsión de Huamanga a finales de 1600. Sin sus tareas en
Huamanga como asistente de inspector eclesiástico o funcionario menor y
testigo en composiciones de tierras, probablemente dedicó mucho tiempo,
por un período de diez o más años, a la investigación y composición de
su libro. Resumo los argumentos pertinentes y ofrezco un análisis
completo de la evidencia documental en otro lugar. (Véase la sección VI
de mi ensayo en este sitio, o en Adorno 2001, 31-40, 64-73.) El gran número de referencias que Guaman Poma
hace a los años 1612 y 1613, que se encuentran desde los primeros
capítulos del manuscrito en adelante, sugieren que el texto íntegro de
su borrador final, terminado antes de hacer las enmiendas descritas más
adelante en el apartado 4, fue
preparado desde algún momento en 1612 hasta principios de 1615 (véase
Adorno 2000, xvi-xvii).
Aunque Guaman
Poma anunció en una carta al rey Felipe III el 14 de febrero de 1615
que había completado su obra (Guaman Poma en Adorno 2001, 86), sabemos
que no le puso los toques finales antes de los primeros meses de 1616.
El dato significativo en este punto es una nota que añadió a su retrato
del undécimo virrey, Don Juan de Mendoza y Luna (página consecutiva
474; Figura 8). Esta anotación revela que la
tarea de Guaman Poma no la cumplió hasta después de diciembre de 1615,
cuando el gobierno de Mendoza y Luna llegó a su final: “Y gouernó hasta
el año de mill y seycientos y quinze años en tienpo del Rey felipo el
tersero”. Montesclaros dejó el cargo el 18 de diciembre de 1615. Aunque
es imposible determinar cuán extensas fueron las enmiendas de Guaman
Poma en 1616, la fecha permanece como el cálculo más razonable y fiel
de la enmendación final de la obra. Considero más adelante, en el
apartado 4, las fases finales de los esfuerzos de Guaman Poma, desde un
momento cercano al de la carta dirigida al rey en febrero de 1615 hasta
un momento no especificable en 1616.
Cuadernillo por cuadernillo, el planeamiento y ejecución del libro que
hizo Guaman Poma es notable. La regularidad de los primeros veinte
cuadernillos, todos “grandes”, revela que copió su obra en las páginas
de los cuadernillos preparados con un patrón y arreglo bien diseñados
antes de su ejecución. Como se indicó anteriormente (sección 1.1.1), se
usaron hojas dos veces dobladas, de las cuales cada una produjo cuatro
hojas en cuarto (ocho páginas), para fabricar la mayoría de los
cuadernillos.
Cada uno de los
cuadernillos, del primero al cuarto, se compone de doce hojas dobles o
6 “pliegos” (6 x 8 = 48 páginas), que probablemente representan el
modelo de construcción que Guaman Poma originalmente concibió para su
obra entera. La composición de los cuadernillos finales, en la forma de
hojas sencillas con solapas pegadas para componer hojas dobles, sugiere
la escasez de materiales de escritura –quizás, de hecho, la provisión
cada vez más limitada de éstos- y la necesidad de juntar hojas sueltas
durante las etapas finales de su monumental proyecto.
Como lo sugiere
el primer cuadernillo y sus contenidos, el plan original de Guaman Poma
parece haber consistido en hacer coincidir cuadernillos y capítulos,
terminando un cuadernillo al concluir un capítulo. Sin embargo, pronto
se debe haber dado cuenta de la dificultad de hacerlo, y obviamente se
conformó con ignorar los cortes “naturales” constituidos por los
comienzos y finales de los cuadernillos a medida que continuaba la
redacción de esta copia final de su obra. Guaman Poma concluyó un
capítulo en el verso de la última hoja de un cuadernillo en sólo tres
ocasiones, sin contar la tardía adición de “Camina el autor”. Estos son
los capítulos 4, 33, y 35, que se terminan al final de los cuadernillos
1, 20, y 21, respectivamente (véase la Tabla 2, abajo).
La confianza con la que Guaman Poma procedió mientras fabricaba su
libro es evidente. Sugiere nuevamente que trabajó a partir de un
borrador que le permitió realizar la copia final con un mínimo de
vacilaciones o errores. La Tabla 2 resume los contenidos de la obra y
su distribución sobre los cuadernillos, coordinando los capítulos
(definidos según la tabla de contenidos preparada para la edición
digital) con los cuadernillos y números de página.
Tabla
2:
Cuadernillos y capítulos de la Nueva corónica y buen
gobierno
Cua-der-nillo
|
número de
capítulo (como se diseñó para la edición digital) y sus contenidos
|
número de
página |
1 |
c. 1: El
primer Nueva Corónica; |
0-47 |
2 |
c. 5: las
edades de los indios; |
48-95 |
3 |
c. 6
(conclusión de): los Incas; |
96-143 |
4 |
c. 8: los
capitanes del Inca y de sus grandes señoras; |
144-191 |
5 |
c. 9
(conclusión): las ordenanzas del Inca; |
192-243 |
6 |
c. 11
(conclusión): los meses del año; |
244-295 |
7 |
c. 13
(conclusión): los entierros; |
296-347 |
8 |
c. 18
(conclusión): el gobierno del Inca; |
348-399 |
9
|
c. 19
(conclusión): la conquista española y las guerras civiles; |
400-451 |
10 |
c. 20
(conclusión): el capítulo del “buen gobierno”; |
452-505 |
11 |
c. 21
(continuación): el corregimiento |
506-557 |
12 |
c. 21
(conclusión): el corregimiento; |
558-609 |
13 |
c. 23
(continuación): los padres de doctrina |
610-673 |
14 |
c. 23
(conclusión): los padres de doctrina; |
674-729 |
15 |
c. 26
(conclusión): “mala reprensión” y diálogos satíricos; |
730-785 |
16 |
c. 28
(conclusión): príncipes, señores nativos y otros cargos hereditarios
andinos; |
786-841 |
17 |
c. 30
(continuación): “los indios de este reino” |
842-901 |
18 |
c. 30
(conclusión): “los indios de este reino”; |
902-961 |
19 |
c. 31
(conclusión): consideraciones morales y religiosas; |
962-1025 |
20 |
c. 33
(conclusión): este reino y sus ciudades y villas; |
1026-1087 |
21 |
c. 34:
“las crónicas pasadas”; |
1088-1103 |
22 |
c. 36
(inicio): el viaje del autor a Lima |
1104-1131 |
23 |
c. 36
(conclusión): el viaje del autor a Lima
|
1132-1139 |
24 |
c. 37
(inicio): los meses del año |
1140-1163 |
25 |
c. 37
(conclusión): los meses del año; |
1164-1179 |
26 |
“Tabla de
la dicha Corónica” (conclusión) |
1180-1187 |
Hoja adicional |
Fin de la Nueva corónica y buen gobierno |
1188-1189 |
El método de composición textual de Guaman Poma en
la versión final de
su manuscrito consistió en trabajar página por página y desde la parte
superior a la inferior en un único proceso. (La paginación, los
reclamos, y las enmiendas marginales fueron añadidos posteriormente.)
Para las imágenes, siempre dibujó en primer lugar el marco, empezando
con el encabezamiento (“running head”) o con la primera línea del
título del dibujo. Esta línea superior de texto sirvió a la vez como la
línea superior del marco; líneas verticales y horizontales
formaron los otros tres lados del marco. En este sistema, el título del
dibujo siempre fue hecho antes de los elementos pictóricos. Cuando el
título de un dibujo aparece debajo de un encabezamiento, probablemente
éste fue hecho primero como en el caso de las páginas en prosa. El
mismo procedimiento se seguía para las páginas en prosa. Se repetía la
misma ejecución de arriba abajo, como se revela en los títulos de
algunos dibujos, donde difícilmente se acomodan las letras del título
de la imagen a su encabezamiento superior. Ejemplos son la “l” corta,
la “o” pequeña, la “h” doblada hacia la izquierda, y las “d” y “h”
cortas en los títulos de las páginas consecutivas 844, 874, 877, y 880,
respectivamente. El encabezamiento sirve uniformemente como el marco
superior del texto; ocasionalmente, Guaman Poma trazó por debajo un
renglón constituido por letras latinas en minúscula pero de tamaño
grande. Redactó después el resto del texto, haciéndolo conformar a los
límites de un marco invisible. Esto produce en las páginas de prosa
márgenes tan notablemente regulares como aquellos que aparecen en las
páginas de imágenes.
La relación del texto visual y el verbal está siempre definida por la prioridad del dibujo sobre la página o páginas de su acompañamiento verbal. Las variaciones en el color de tinta ocasionalmente hacen evidente este aspecto relacional, pero el discernimiento de este sistema de composición no depende de la percepción visual de diferencias en el color de la tinta. Todos los 398 dibujos de Guaman Poma, tanto si aparecen en el recto o el verso de las hojas, inician una presentación que sólo posteriormente se complementa por una o más páginas en prosa. Dos ejemplos vívidos son las páginas consecutivas 636-637 y 708-709. En el primer caso, Guaman Poma pintó un fiscal andino con un sacerdote doctrinero español; el primero le ofrece al segundo los instrumentos de escritura que había recogido a la orden del sacerdote. Este último replica que no está interesado en servir a una comunidad en la que los instrumentos para exponer sus acciones anticipadas se hallan disponibles tan fácilmente. Le dice al fiscal: “¡No busco eso, hijo, que mañana me yré luego daquí!” Guaman Poma narra pictóricamente la anécdota en el dibujo, y en la página siguiente en prosa la explica en detalle, indicando donde ocurrió y comentando largamente el incidente.
El otro ejemplo
que revela cómo fue concebido el texto en prosa para complementar al
texto visual se encuentra en el famoso gráfico del “Aranzel”.
Aquí Guaman Poma alegoriza a los varios funcionarios del gobierno
colonial como animales reales y mitológicos de rapiña de los andinos
colonizados. Identificando cada bestia con un funcionario colonial,
elabora estas correspondencias alegóricas en el relato en prosa en la
página siguiente (páginas consecutivas 708-709).
Si el lector se detiene en cada uno de los 398 dibujos y lee los
textos en prosa que los acompañan, le resultará evidente que este
método -en el que el texto visual precede al texto verbal- fue, para
Guaman Poma, no solamente su sistema de composición sino el meollo de
la concepción de su obra. Las imágenes anticipan, dramatizan y
“presentifican” los contenidos del libro; son el texto primario de la
obra, no las “ilustraciones” secundarias. Guaman Poma diseñó, de hecho,
la mayoría de sus capítulos alternando las páginas en prosa con las
imágenes. Hay, no obstante, diferencias significativas en la cantidad
de material en los textos en prosa; algunas páginas presentan espacios
generosos entre las líneas de la escritura mientras otras están
estrechamente ajustadas. El lector que observe estas diferencias
apreciará el hecho de que los dibujos dictan el curso y el contenido de
la exposición y que los espacios alternantes que asignó para sus
complementos en prosa restringieron la extensión del contenido verbal
que podía ser comunicado. Tuvo que limitarse al espacio disponible aun
si el texto en prosa complementario era largo o corto.
En el decisivo
capítulo vigésimo de la obra, el del “Buen Gobierno”, aparecen
excelentes ejemplos de cómo las imágenes estructuran la obra y de cómo
los textos en prosa se ajustan al espacio que se les dejó disponible.
Aquí Guaman Poma apenas encontró espacio suficiente en las páginas que
había asignado entre los dibujos para su relato verbal de la
administración del Virrey Francisco de Toledo, que incluía la ejecución
del príncipe Inca Tupac Amaru así como sus propias recomendaciones
relativas a la gobernación del pueblo andino (páginas consecutivas
447-459). Otro ejemplo es el contraste entre su presentación del ya
distante segundo virrey del Perú, Don Antonio de Mendoza (1551-1552) y
la del último en gobernar mientras escribía su libro, Don Juan de
Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. La falta de información (o de
interés) de Guaman Poma acerca del lejano gobierno de Antonio de
Mendoza lo dejó con tanto espacio extra que en la única página dedicada
a su administración hubo lugar suficiente, al final, para introducir
una de sus famosas arengas contra los “tontos y encapases y pucilánimos
pobres de los espanoles, soberbiosos como Lusefer”. En contraste, dado
su conocimiento de primera mano sobre el gobierno de Montesclaros,
Guaman Poma enfrentó un desafío serio al contraer en una sola página en
prosa todo lo que tenía que decir acerca de la administración de este
virrey (páginas consecutivas 439, 475; véase la sección 4.3.2, más
adelante).
Hay muy pocas excepciones a este principio de componer y articular el texto visual con el verbal. Los capítulos que son exclusiva o casi exclusivamente textos en prosa se componen de diálogos, arengas de sermonero, comentarios sobre crónicas anteriores y la narración del viaje del autor a Lima (capítulos 26, 27, 31, 32, 34 y 36).
Aparte de estos
procedimientos generales, se encuentran breves leyendas añadidas debajo
del borde de muchos de los dibujos. El color distintivo de la tinta de
estas leyendas contrasta con los otros colores de tinta en las páginas
respectivas, sugiriendo que fueron introducidas en un momento posterior
al de la creación de los dibujos en sí. Las páginas consecutivas 145,
196 y 198 proporcionan ejemplos de estos contrastes. Estas leyendas
parecen no haber dejado manchas de tinta en las hojas de enfrente; por
ende, fueron ingresadas sin duda antes de la costura del manuscrito
cuando Guaman Poma podía desplegar las hojas, ingresar las leyendas y
dejar que la tinta se secara antes de cerrar nuevamente el cuadernillo.
3.5.
La “Tabla de la
dicha corónica”
La preparación de la “Tabla” constituye la siguiente fase distintiva en
la construcción de del códice de Guaman Poma. Empieza y termina en las
hojas de los dos cuadernillos finales del manuscrito, empezando en el
verso de la última hoja del cuadernillo 25 y ocupando todo el
cuadernillo 26 (páginas consecutivas 1179-1187). Ambos
cuadernillos están hechos de hojas dobles compuestas, esto es, dos
hojas sencillas con solapa, pegadas juntas, dejando así constancia de
los esfuerzos de Guaman Poma para manejar los recursos que disminuían.
(La hoja pegada que concluye la obra, en la cual figura la declaración
de su presentación a oficiales no nombrados y una imagen del escudo de
armas de Castilla y León [páginas consecutivas 1188-1189], fue
probablemente añadida en un momento muy posterior, luego de acabada la
redacción del manuscrito.)
Guaman Poma
obviamente consideró que la “Tabla” debía ser una obra importante de
diseño y caligrafía. En razón de las categorías formales que creó e
intentó mantener allí, la “Tabla” es finalmente menos fiel a los
contenidos de la obra que a las intenciones que el autor/artista tuvo
para su creación. La “Tabla” proporciona un testimonio elocuente de las
aspiraciones que Guaman Poma tuvo para esta versión de su obra en tanto
objeto destinado a ser presentado ante Felipe III. Más interesante,
revela las maneras múltiples y complejas con las que Guaman Poma ideó y
organizó su trabajo. Exploro aquí sólo los aspectos más básicos de su
manejo creativo de la convención de la tabla de contenidos y reservo
para otra ocasión un análisis completo. En este momento, mi principal
interés es mostrar cómo se relaciona la concepción del “buen gobierno”
plasmada en la “Tabla” con la imagen que finalmente emerge sobre el
gobierno de los virreyes, en particular, el del Marqués de
Montesclaros. Esta concepción del “buen gobierno” puede ser accesible
cuando se consideran los niveles de organización que Guaman Poma
concibió para su obra.
Hay tres niveles
de la organización de la obra definidos por Guaman Poma
caligráficamente. El primer nivel de organización nos ofrece dos
divisiones de la obra y es provisto por su título: “El primer nueva
corónica i buen gobierno”. Guaman Poma mismo se refirió a su obra como
“Nueva corónica y buen gobierno” y “Corónica nueva y buen gobierno”,
como formas abreviadas de su título completo. (Véanse, además de la
portada de la obra, las páginas consecutivas 1138, 1188 y la sección
4.8, más adelante.)
Un segundo nivel
de organización nos ofrece tres principales divisiones de la obra –
Nueva corónica, Conquista, Buen Gobierno- y
es provisto por el cuerpo del trabajo junto con la “Tabla”. Añadida a
los dos elementos del título de Nueva corónica y Buen
gobierno y separándolos, el apartado “Conquista” se anuncia con un
“CONquista” caligráfico y en negrita sobre la página 370, y se
distingue de las otras dos unidades de la obra por el encabezamiento “CONQVISTA”, que aparece en cada página de este
largo segmento (Figura 9a; páginas consecutivas 370-437;
véase Fraser 1996, 272). La introducción
de “Conquista” como el segundo segmento de la organización tripartita
de la obra está también hecha en la “Tabla”, en la cual encontramos las
enormes letras “CON” que lo anuncian (Figura 9b; páginas consecutivas 1182).
Hay aún un
tercer nivel de organización que también lo sugiere la caligrafía de
Guaman Poma tal como aparece en la “Tabla”, donde creó, en letras
latinas en minúscula, diez segmentos gráficamente distintivos que
constituyen otra forma de organización lógica de la obra. Estas
unidades caligráficamente definidas y los capítulos que incluyen son:
(1) la creación o “primera edad” del mundo (capítulos 1-3); (2) la
historia del papado de la Iglesia católica romana (capítulo 4); (3) los
orígenes o la “primera edad” de los “yndios que Dios trajo al Nuevo
Mundo”(capítulo 5); (4) la “quinta edad” de los indios del mundo, esto
es, la historia de los Incas (capítulos 6-18); (5) “CONquista”, o la
conquista del Perú por los españoles que incluye la lista de los
virreyes y otras entidades del “buen gobierno” (capítulos 19-20); (6)
la “historia” de los varios grupos sociales españoles en el virreinato,
dispuestos en orden jerárquico (capítulos 21-27, 31); (7) la “historia”
de las varias categorías sociales andinas, también definidas de acuerdo
con criterios de jerarquía y rango (capítulos 28-30); (8) la inspección
de las ciudades y villas del reino (capítulo 33); (9) la lista de los
mesones reales, o tanpu, sobre el camino real incaico (capítulo
35); y (10) el capítulo de los meses del año (capítulo 37).
Consistente con
el sistema decimal de organización de la cultura andina, Guaman Poma
organizó su obra en su nivel más profundo de acuerdo con el orden
decapartito que encontramos en muchas otras ocasiones en las que tuvo
que tomar decisiones creativas para su libro: las cinco edades
(agustinianas) del mundo judeocristiano que son paralelas a las cinco
edades del mundo andino (páginas consecutivas 22-32, 48-85); el orden
decimal del censo andino por edades, presentado en el capítulo 10
(páginas consecutivas 195-236); y, al comienzo del capítulo de las
“consideraciones”, su evocación de diez edades desde el pasado hasta el
presente del mundo andino. Este último texto empieza con la antigua
“primera edad” de los indios y concluye con la presente edad décima
definida por Guaman Poma con una expresión quechua: “nuestra
cristiandad emerge y aumenta” (página consecutiva 925; traducción de
Jorge L. Urioste).
Es significativo
que en esta organización decapartita de su obra Guaman Poma dé
preeminencia a la división de la “Conquista”, pero no hay allí mención
de lo que sería el “buen gobierno”: No hay una entrada con el lema
“buen gobierno” en la “Tabla”, ni en referencia a los dos tercios de la
obra que aparecen bajo ese título ni que anuncie su importante capítulo
inaugural (capítulo 20). Los virreyes y otros funcionarios civiles y
eclesiásticos que aparecen en el capítulo “buen gobierno” se ubican
bajo el encabezado “CONquista”, que es la quinta entrada destacada de
las diez que aparecen en la “Tabla”. En este contexto, Guaman Poma
presenta a las autoridades civiles y eclesiásticas del virreinato
peruano simplemente como la sucesión de conquistadores y gobernadores
(legales e ilegales) que empezó con Francisco Pizarro y Diego de
Almagro. A pesar de atribuirles importancia como individuos de un gran
peso histórico, éste es un modo de presentación implícita y
sorprendentemente negativo. Antes de que el manuscrito dejara sus
manos, sin embargo, Guaman Poma reconsideraría la interpretación de la
gobernación virreinal sutilmente comunicada por la “Tabla”. Corregiría
el capítulo 20 para destacar los valores ejemplares de la autoridad
política moral. Observamos una y otra vez que su estrategia de
enmendación es hacer modificaciones con las mínimas correcciones
posibles, y así será en el capítulo del “buen gobierno”. (Véanse las
secciones 4.3 y 4.5, más adelante.)
3.6
“Finalización” textual
La construcción de la “Tabla”, esto es, la elaboración de sus entradas
en prosa, constituye indudablemente una de las etapas finales de la
redacción de su libro. Después de la laboriosamente atenta creación de
la “Tabla”, Guaman Poma continuó con tareas más mecánicas: coser el
libro, paginarlo, e ingresar los reclamos al pie de cada página.
Guaman Poma paginó el
libro después de que fue cosido. Esto lo indican, como se mencionó
(sección 2.4), las ocasionales manchas de tinta que aparecen en el
verso de la hoja final de un cuadernillo, hechas después de que se
ingresara el número de página en el recto de la hoja de enfrente (la
primera del siguiente cuadernillo), volteándola antes de que la tinta
se hubiera secado. Alternativamente, la mancha de tinta se encuentra
algunas veces en el recto de la hoja, provocada por el número ingresado
en el verso de la hoja de enfrente. Los reclamos muestran el mismo
fenómeno en los hojas exteriores de cuadernillos, con manchas de tinta
en las hojas verso causadas por los reclamos de las hojas recto de
enfrente (véanse las páginas consecutivas 901 y 902 en el punto de
encuentro de los cuadernillos 17 y 18 para un ejemplo). Por lo tanto,
es claro que el ingreso de los reclamos también se hizo después de que
el manuscrito se cosiera. Es probable que Guaman Poma redactara los
reclamos y los números de páginas en dos operaciones sucesivas y
sistemáticas y que constituyeran los últimos pasos en la elaboración
del manuscrito antes de someterlo a su revisión final. (Véase el
apartado 4.)
Una vez completada la
paginación del libro, Guaman Poma continuó por ingresar los números de
página en las entradas de la “Tabla”. La dificultad de ingresar
tardíamente estos números, señalada por la manera como están acomodados
en espacios estrechos o por su aparición fuera de la caja de escritura,
revela que éste fue el paso final en la preparación de la “Tabla”
(sección 2.4). Todos los números de página en la “Tabla” son los que
Guaman Poma redactó en una sola oportunidad. No hizo correcciones
posteriores a la adición al libro de “Camina el autor”, y por eso los
números de los tres últimos capítulos resultan obsoletos.
3.7. Repaginación de cuatro capítulos para
compensar un error anterior
Mientras Guaman Poma se hallaba ingresando los números de página en la
“Tabla”, probablemente descubrió que había repetido una secuencia de
diez números. Subsiguientemente intentó rectificar el error, empezando
en la página 986 y cambiando el número 986 en 996. Al notar esta
repaginación en 1977, me pregunté si antes había habido un corto
capítulo entre la página 985 y la próxima, renumerada como 996 (páginas
consecutivas 1003 y 1004). Al mismo tiempo, no encontré ninguna
evidencia “de páginas que hubieran sido añadidas ni arrancadas de su
lugar en el manuscrito” (Adorno 1979-80, 18). El reciente examen
codicológico de la Biblioteca Real confirma mi afirmación anterior: no
hay, en éste o algún otro punto del manuscrito, evidencia para sugerir
una inserción o una eliminación de una unidad de cinco hojas
adicionales, el equivalente de diez páginas. (Solamente una hoja ha
sido extirpada: véanse las secciones 4.1 y 4.3, más adelante.)
Como los
lectores de la edición digital pueden apreciar, Guaman Poma
originalmente numeró como 986 la página donde la modificación de diez
páginas empieza. Más tarde, luego de haber ingresado los números de
página en la ya preparada “Tabla”, cambió el 986 en 996 y continuó
repaginando el manuscrito hasta la página 1109. Esta porción de la
obra, capítulos 33, 34, 35, y parte del 37, se compone de la exposición
sobre las ciudades y villas, los comentarios de “las crónicas pazadas”,
el listado de los mesones, o tanpu, en el camino real, y el
capítulo de los meses del año hasta la primera página de la entrada
correspondiente a septiembre, que es la primera hoja del cuadernillo
25. Esta repaginación afectó sólo a las páginas consecutivas 1004-1065,
1068-1103, y 1140-1165 porque ocurrió antes de la inserción de
la hoja sobre las minas de plata de Potosí y del capítulo “Camina el
autor”, que ocupan las páginas consecutivas 1066-1067 y 1104-1139,
respectivamente.
En este punto
Guaman Poma hizo otro ajuste. Cambió el reclamo en la página 985 de
“todas” (en referencia a “todas las ciudades” sobre la página
986-cum-996) a “capítulo”, que remite a “capítulo primero de las
ciudades y villas”, que se encuentra en la página 987-cum-997. Mientras
el reclamo cancelado sobre la página 985, “todas”, era la marca formal
que denotaba el contenido de la página 986 (la nueva 996), su reemplazo
por “capítulo”, refiriendo a la página 987
(la nueva 997), debe haber sido considerado por Guaman Poma como una
marca no formal sino lógica, y que significaba que el capítulo de las
ciudades y villas empezaba en esa página. Su entrada en la “Tabla” para
dicho capítulo lo confirma: Guaman Poma escribió “987”, no “986”, para
indicar la página del inicio del capítulo de las ciudades y villas. Así
consideró que la presentación en prosa de la página 986 debía ser un
anuncio preliminar; para él, el capítulo propio empezaría en la página
siguiente según su manera convencional: una página completa dibujada
sobre la cual aparecería el título “capítulo primero de . . .” (véanse
las páginas consecutivas 1004-1005, 1186).
Dado que no hay
evidencia de ningún capítulo extirpado o previsto y no realizado, la
única explicación posible para el reajuste por diez dígitos es el
descubrimiento por Guaman Poma de una repetición inadvertida de una
serie de diez números en algún punto de su libro. Existe precisamente
tal caso. Aunque la repetición consecutiva de 523-532 (páginas
consecutivas 527-546) no es la única secuencia de números repetida, la
repetición de los números de página 154-155 (páginas consecutivas
154-157) no habría llamado su atención porque ocurre en el medio de un
capítulo. En cambio, las páginas 523-532 lo habrían hecho por
encontrarse en el comienzo de un capítulo, “Historia de los españoles”.
Se habrá dado cuenta de la repetición de los números al momento de
ingresar este capítulo en la “Tabla” (página consecutiva 1186).
Su “historia de
los españoles”, cuyo título completo es “Historia de los españoles y
soldados y señoras deste rreyno y de Castilla”, tiene como tema la
corpulencia y pereza de estos personajes. El capítulo empieza en la
página 534 ( página consecutiva 548) con el dibujo de una pareja
española, grotescamente exagerada en tamaño y grosor, y es ingresado en
la “Tabla” con el número 534. Las series consecutivas y duplicadas de
números de páginas que ahora descubrió cerca de ese punto en el libro
corresponden a: (1) la relación sobre los administradores civiles
(tenientes de corregidor, jueces de provincias y notarios), mineros y
administradores de minas (páginas consecutivas 527-536) y (2) el
relato, hasta su antepenúltima página, de los mineros, mayordomos y
españoles caminantes (páginas consecutivas 537-546). (Se encontrarán
estos apartados listados en la tabla de contenidos digital; forman
parte del capítulo 21, sobre el corregimiento o
administración colonial de los indios.)
El intentar
algún tipo de corrección de este error de paginación guarda coherencia
con el posterior esfuerzo de Guaman Poma por renumerar las
treintainueve páginas finales del cuerpo de su manuscrito, después de
que había insertado ante éstas el capítulo “Camina el autor”. Se trata
del capítulo de los meses del año y la página que contiene una
admonición al cristiano lector (“OIOS Y ANIMA HVELGO”) (páginas
consecutivas 1140-1178), que ahora siguen al nuevo capítulo del viaje
del autor a Lima (páginas consecutivas 1104-1139). Sin embargo, en el
caso de la secuencia repetida 523-532, el problema de Guaman Poma sería
determinar el mejor lugar para hacer la corrección de diez páginas.
Sería una tarea hercúlea empezar en la segunda de las páginas numerada
como 523 (página consecutiva 537), porque esto habría requerido
renumerar aproximadamente la mitad de las páginas del libro manuscrito.
Resultaría mejor hacerlo algo más tarde en el libro, pero ¿bajo qué
criterios? Aquí nos debemos preguntar qué páginas o secciones de su
manuscrito habría querido evitar desfigurar con una torpe renumeración.
Dado que este manuscrito debía ser el objeto destinado al rey, podemos
adivinar que Guaman Poma habría querido que su importante “diálogo” con
el monarca (capítulo 32) retuviera su integridad gráfica. Lo mismo
puede decirse, aún más enfáticamente, de su deseo de mantener intacto
el exquisito y cuidadosamente elaborado mapamundi.
Estas
consideraciones nos conducen, después de la página verso que sigue al mapamundi
y cierra su discusión (paginación de Guaman Poma 985,
página consecutiva 1003), precisamente a su página 986 (página
consecutiva 1004), que anuncia el comienzo en la página siguiente del
capítulo sobre las ciudades y villas. Dado el rechazo de cualquier
lugar previo para el propósito, su página 986 provee un punto de
partida plausible para la corrección de diez páginas. Sigue a los
textos que presumiblemente quiso mantener tan prístinos como le fuera
posible, y comienza la serie de cuatro capítulos que, en ese momento,
concluían el libro (“las ciudades y villas”; “las crónicas pasadas”,
“los mesones, o tanpu, en el camino real”; “los meses
del año”). “Camina el autor” sería añadido posteriormente (véase la
sección 4.2).
Como ya se mencionó, el 15 de
febrero de 1615 Guaman Poma escribió una carta al rey Felipe III desde
Santiago de Chipao, en la sureña provincia peruana de Lucanas donde
pasó probablemente sus años de exilio, en la que anunciaba que había
completado un libro que deseaba enviar al monarca. Quizá de manera
arbitraria, podemos considerar esta fecha como marca de la
“finalización” de la obra. Considero como arbitraria esta fecha en la
medida que puede no coincidir con el momento en que Guaman Poma juzgó
que su obra estaba terminada. Además, por esa fecha, podía ya haber
empezado a enmendar su libro. Aparte de su repaginación de 124 páginas
al final del libro, bien pudo haber hecho algunas de las otras
revisiones anteriores a su partida de Lucanas hacia Lima durante el
verano tardío (febrero o marzo) de 1615. La mayoría de sus enmiendas
pueden ser identificadas sólo como hechas luego de la costura y
paginación del manuscrito, sin tener en cuenta si fueron hechas en
Lucanas o en Lima, donde pudo hallar nueva información disponible.
Otras modificaciones, como las revisiones extensas que hiciera al
capítulo 20, son atribuibles claramente al período posterior a su
llegada a Lima en el período que corre desde la primera mitad de 1615
hasta por lo menos los primeros meses de 1616. De todos estos cambios,
el más intrigante, y el menos posible de identificar respecto al lugar
de su ejecución, es el retrato del Virrey Mendoza y Luna que se
considerará más adelante.
En la medida en
que podemos conocerlas, las fases finales del trabajo de Guaman Poma
son de gran interés porque revelan sus preocupaciones como autor y
artista cuando en 1615 y 1616 llevaba a término su proyecto. ¿Cuáles
fueron sus propósitos finales? ¿Qué intenciones nuevas o renovadas
emergieron cuando el tiempo, los recursos, la energía y las
oportunidades se le agotaban? Estas son preguntas que podrían serle
hechas a cualquier autor, pero revisten una urgencia particular en las
circunstancias de Guaman Poma, un andino hispanohablante y
autoproclamado “autor y príncipe” en el temprano Perú colonial. Las
preguntas y sus respuestas revelan completamente la individualidad de
la autoría de Guaman Poma y la unívoca integridad de la obra que
produjo.
Respecto a las
revisiones tardías, el examen codicológico de la Biblioteca Real me ha
permitido extender sustancialmente mis conclusiones anteriores acerca
de la enmendación que Guaman Poma emprendió sobre su manuscrito. En
particular, la nueva información subraya la consistencia y coherencia
con la que llevó a cabo la tarea de preparar esta versión final. Su
meticulosidad revela su continuo esfuerzo para producir una obra que
fuese internamente coherente y completa, corrigiendo descuidos o
errores anteriores. Al mismo tiempo, tomó otras decisiones basadas en
criterios artísticos. A este respecto, sus ideas fueron tan matizadas
como las de cualquier autor y artista moderno que considera en conjunto
las demandas de contenido y las prerrogativas de diseño. Se trata de
resolver, sobre la marcha, cada nuevo problema según su importancia y a
la luz de criterios complejos que a veces entran en conflicto entre sí.
La demostración más impresionante de su manejo de objetivos diversos y
a veces enfrentados es su repetida enmendación del capítulo 20 (páginas
consecutivas 438-490), “sobre el buen gobierno”.
Reconstruyo más
adelante los procedimientos de Guaman Poma durante las fases finales de
la preparación de su obra según se las arreglaba con los recursos que
disminuían y mientras balanceaba sus dos prioridades más importantes
como autor y escriba: primero, honrar los requisitos del contenido,
proveyendo nueva información importante aún al concluir su obra, y,
segundo, satisfacer las demandas estéticas, creando un libro manuscrito
homogéneo y armónico, digno de ser presentado a Felipe III.
La necesidad de balancear los criterios de contenido textual y belleza gráfica explica varias de las aparentes contradicciones durante las fases tardías de la ejecución de la obra. Siempre he pensado que sus tipos particulares de enmienda al manuscrito final (anotaciones marginales, hojas añadidas, etc.) podrían ser explicadas sobre la base de la disminución de los materiales de escritura. Esto se confirma hoy al descubrir que hay varios cuadernillos pequeños constituidos por hojas sencillas y que éstos se encuentran hacia el final del libro (sección 1.1). Averiguamos también que hay un solo ejemplo en todo el libro de eliminación y reemplazo de hojas después de que fuera cosido: los sucesivos retratos del Marqués de Montesclaros, que serán considerados más adelante en la sección 4.1. Todo esto muestra que Guaman Poma sólo se permitiría usar papel nuevo si el asunto le resultaba de la mayor importancia.
La amenaza de la
provisión cada vez más limitada de papel le puso severas limitaciones a
su libertad para escoger entre varias opciones mientras revisaba su
manuscrito. Esto tuvo un considerable impacto cuando enfrentó el deseo
de ponerlo al día. En aquel momento tuvo que sopesar sus prioridades
según criterios de economía (¿Podría el nuevo mensaje ser limitado a
una corrección en una página existente?), de contenido (¿Podría el
nuevo mensaje ser comunicado completamente, y cómo podrían ser
reducidas las posibilidades de malas interpretaciones?) y de estética
(¿Podría aparecer la corrección menos intrusa uniendo el nuevo mensaje
con el viejo?).
Después de haber terminado la composición de su obra, su
enmendación
fue un proceso igualmente complejo según lo demuestran varios tipos de
evidencias: (1) variaciones significativas en el color de la tinta; (2)
líneas y rúbricas decorativas que aparecen, a modo de colofón, en la
parte inferior de varias páginas en prosa; y (3) el estilo apretado de
escritura que aparece en el margen inferior de varias páginas porque
Guaman Poma tuvo que dejar reposar la mano inclinándola en el borde
inferior de su grueso libro ya cosido.
Algunas
enmiendas se hicieron en serie y de un solo tirón. Una modificación
particular a los relatos sobre los virreyes del Perú en su capítulo del
“buen gobierno”, por ejemplo, fue llevada a cabo de esta manera. Se
trata de las anotaciones que informan sobre los años de gobierno de
cada uno de los virreyes en el margen inferior de las respectivas
páginas. La diferencia en el color de la tinta respecto al cuerpo
principal del texto y el estilo menos fluido de escritura revelan un
solo proceso de corrección sistemática por parte de Guaman Poma.
(Véanse también las secciones 4.3.1 y 4.5, más adelante.)
Estos varios
medios explican las docenas de enmiendas que Guaman Poma introdujo a su
obra, una vez que fuera redactada. La Tabla 3 resume sus enmiendas
textuales; presento en las columnas 4-6 mis hallazgos previamente
publicados (Adorno 1979-80, 17, 27, notas 9 y 11; Adorno 1980, xlvi) y
en las columnas 2 y 3 los del reciente examen codicológico de la
Biblioteca Real.
Tabla
3: Sumario de
las enmiendas textuales y hojas añadidas y extirpadas
capítulo |
Hojas
añadidas a los cuader-nillos |
hojas
extirpadas de los cuader-nillos |
enmiendas
textuales: nueva información |
enmiendas
textuales: modifica-ciones sustantivas |
Enmiendas
textuales: recomendaciones (nuevas o reiteradas) para la reforma
colonial |
c 1: El primer nueva corónica |
|
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pp. 5, 11 |
|
c. 2:
“Cómo Dios ordenó la dicha historia” |
|
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pp. 14,
15, 17, 20 |
|
c. 4: los
papas y sus reinados |
|
|
pp. 36,
38, 43 |
|
pp. 34,
45, 47 |
c. 6: los
Incas |
|
|
pp. 89, 97 |
p. 111 |
p. 91 |
c. 7: las
reinas o quya |
|
|
pp. 131,
133, 143 |
|
pp. 121,
129 |
c. 8: los
capitanes del Ynga y de sus grandes señoras |
|
|
pp. 197,
199, 201, 203, 205, 207, 209, 211, 213, 215, 218, 220, 222, 224, 226,
228, 230, 232, 234, 236 |
p. 168 |
pp. 196,
198, 200, 202, 204, 206, 208, 210, 212, 214, 217, 219, 221, 223, 225,
227, 229, 231, 233, 235 |
c. 11: los
meses del año |
|
|
pp. 239,
241, 243 |
|
|
c. 19: la
conquista española y las guerras civiles
|
|
|
pp. 389,
415, 420 |
pp. 411,
412, 413, 414 |
|
c. 20:
“buen gobierno” |
una hoja
sencilla con solapa, pp. 466-467; otra hoja
sencilla con solapa, pp. 474-475 |
una hoja
sencilla, quitada de entre pp. 473 y 474 |
pp. 438,
440, 446, 464, 466-467, 468, 470, 472, 474 |
|
pp. 459,
477-478, 483, 485, 487, 488 |
c. 21: corregimiento |
|
|
|
|
pp. 535,
547, 549-550, 551, 553, 555 |
c. 23: los
padres de doctrina |
una hoja
doble com-puesta (no pegada), pp. 636-637 y 646-647 |
|
p. 687 |
|
pp. 639,
643-644, 649, 651, 688, 691 |
c. 25: los
negros africanos |
|
|
|
|
pp. 717,
724, 725 |
c. 26:
“mala reprensión” y diálogos satíricos |
|
|
|
|
pp. 727,
731 |
c. 28:
príncipes, señores principales y otros cargos hereditarios andinos |
una hoja
doble compues-ta, pp. 904-905, comple-tada en pp. 958-959 |
|
|
|
pp. 753,
755, 759, 761, 763, 765, 767, 769, 771, 773 |
c. 30:
“los indios de este reino” |
|
|
|
|
pp. 857,
869, 909-910, 921 |
c. 31: considera-ciones
morales y re-ligiosas |
pp.
958-959, una hoja doble compues-ta, comple-tada en pp. 904-905 |
|
|
|
|
c. 32:
diálogo de Guaman Poma con el rey |
una hoja
doble regular, pp. 978-981 |
|
|
|
pp. 977,
978-981, 981-982, 987-988 |
c. 33:
este reino y sus ciudades y villas |
una hoja
sencilla con solapa, pp. 1066-1067 |
|
p. 1008 |
|
pp.
1005-1006, 1007, 1083-1084 |
c. 36: el
viaje del autor a Lima |
|
|
pp.
1104-1139 |
|
|
Resumidas en la Tabla 3, estas siete adiciones de hojas a los
cuadernillos ya ensamblados están constituidas del modo siguiente
(véase también la sección 1.1.2):
Tabla
4: Hojas añadidas al
manuscrito después de redactarse
|
número de
cuadernillo |
paginación
(páginas consecutivas)
|
variantes
de hojas y modos de incorporación (= integradas en el cuadernillo antes
de la costura o añadidas después) |
1 |
10 |
466-467 |
hoja
sencilla con solapa, añadida mediante pegado |
2 |
10 |
474-475 |
hoja
sencilla con solapa, añadida mediante costura |
3 |
13 |
636-637 +
646-647 |
dos hojas
sencillas con solapa no pegadas juntas, i.e., una hoja doble compuesta;
integrada antes de la costura |
4 |
18 |
904-905 +
958-959 |
dos hojas
sencillas con solapas, i.e., una hoja doble compuesta (sólo una solapa
está parcialmente visible después de la encuadernación), integrada
antes de la costura |
5 |
19 |
978-981 |
hoja
doble, añadida mediante pegado |
6 |
20 |
1066-1067 |
hoja
sencilla con solapa, integrada en el
cuadernillo previamente cosido mediante costura y pegado |
7 |
26 |
1188-1189 |
hoja
sencilla con solapa, añadida mediante pegado |
Sigue una descripción de los contenidos de estas siete inserciones,
presentada según el número de entrada en la columna izquierda, de
arriba:
(1) Guaman Poma insertó una hoja sencilla con solapa para acomodar
la presentación de Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros,
como virrey del Perú (páginas consecutivas 474 y 475; véase la Figura 8). Esta hoja insertada en el
cuadernillo 10 (capítulo 20) reemplaza una hoja cortada del mismo lugar
en el manuscrito (véase la sección 4.3, más adelante). Guaman Poma
introdujo esta nueva hoja después de que había cosido y paginado todo
el manuscrito y preparado la “Tabla de la dicha corónica”. En la
“Tabla” se encuentra su ingreso previo del nombre de Montesclaros; lo
había identificado como el noveno virrey del Perú y había marcado el
número de página (“470”) de su entrada (véase la página consecutiva
1185). Numeró la nueva hoja, según lo había hecho con la
anterior, ya extirpada, como 470-471 (páginas consecutivas
474-475). Esta hoja fue incorporada en el manuscrito mediante
pegado.
(2) Subsiguientemente Guaman Poma insertó otra hoja sencilla en su
galería de virreyes (capítulo 20, cuadernillo 10). Esta segunda
adición, también hecha después de que había cosido y paginado el
manuscrito y preparado la “Tabla”, precede la entrada de Montesclaros
en el orden secuencial de paginación del libro encuadernado, pero la
sigue en la secuencia de sus enmiendas textuales. Fue hecha claramente
después de que el autor había llegado a Lima con su manuscrito.
Significativamente, el autor nunca paginó esta hoja insertada, la cual
lleva la misma filigrana que el capítulo “Camina el autor”, escrito también después de que Guaman Poma
arribara a Lima (véase la sección 4.2, más adelante). Esta
consiste en una cruz latina sobre las iniciales IA (véase la sección
1.2, más arriba). El contenido de esta hoja insertada es el
relato de la previamente ignorada administración de Don
Fernando de Torres y Portugal (1586-1589) ( páginas consecutivas
466-467; Figura 10). La tardía introducción de la
entrada de Torres y Portugal se evidencia también por el hecho de que
no aparece en el listado de virreyes que trae la “Tabla” (véase la
página consecutiva 1185). Esta hoja fue unida al manuscrito mediante
costura.
La inserción del
relato sobre Torres y Portugal en el manuscrito encuadernado trae como
consecuencia el cambio en el listado numérico que Guaman Poma
subsiguientemente hizo en los cuatro retratos de los virreyes que lo
seguían (páginas consecutivas 468, 470, 472, 474). Así, en el reemplazo
de la hoja dedicada a Montesclaros mencionado arriba, donde Guaman Poma
inicialmente lo había identificado como el noveno virrey, ahora tachó
“noveno” y escribió “décimo”. Guaman Poma evidentemente decidió no
introducir esta corrección en la “Tabla”, donde dejó intactas las
entradas de los cuatro últimos virreyes según su primera y única
redacción. Sabemos que Guaman Poma insertó
la nueva hoja al momento de la escritura de “Camina el autor” en Lima
porque los dos ingresos llevan la misma filigrana y son los únicos
identificados por ella en todo el manuscrito.
(3) Antes de la costura y paginación de su manuscrito, Guaman
Poma insertó en el aún no encuadernado cuadernillo 13 una hoja doble
compuesta, esto es, dos hojas sencillas con solapas (no pegadas
juntas). Simétricamente arreglada en la estructura del cuadernillo,
esta adición vino a constituir las páginas consecutivas 636-637 y
646-647. Sin duda, Guaman Poma hizo esta inserción de dos hojas
anticipando la necesidad por espacio adicional al elaborar su largo
capítulo sobre los curas doctrineros del Perú (capítulo 23). Parece
haber intentado que su “prólogo” llenara las dos páginas finales del
cuadernillo
(4) También antes de la costura y paginación del manuscrito, Guaman
Poma añadió al cuadernillo 18 una hoja doble compuesta, esto es, dos
hojas sencillas, simétricamente dispuestas en el
cuadernillo (páginas consecutivas 904-905 y 958-959). En este caso,
sólo una solapa queda parcialmente visible. Dos de las
cuatro páginas adicionales llegaron a ser parte de su capítulo sobre
“los indios de este reino”; las otras dos pertenecen al capítulo
de las “consideraciones” morales y religiosas (los capítulos 30 y 31,
respectivamente). Añadidas al cuadernillo aún no encuadernado, estas
hojas se insertaron antes de la redacción de dichos capítulos ya que el
contenido y la forma de ambas presentaciones son continuos con -y están
completamente integrados a- las exposiciones en las que aparecen.
(5) En el cuadernillo 19, Guaman Poma añadió una hoja doble a su
“diálogo” con el rey Felipe III (páginas consecutivas 978-981). Hizo
esta adición después de coser y paginar el manuscrito; la pegó dentro
del manuscrito encuadernado y la dejó sin numerar. Los números “962b” y
“962c” que aparecen en las páginas consecutivas 978 y 980 presentan
foliación en lugar de la característica paginación de Guaman Poma.
Estos números fueron introducidos por otra mano, probablemente durante
el proceso de desencuadernar el manuscrito y arreglar los cuadernillos
dislocados en 1927 (sección 2.3, atrás). En esta adición de cuatro
páginas Guaman Poma reiteró uno de sus temas recurrentes: abusos
perpetrados por sacerdotes. En este caso, se trata de los que exigían
el pago de tributos a las comunidades andinas como salario. Guaman Poma
utilizó estas páginas para arengar contra los sacerdotes que vinieron
al Perú con el fin de ganar “más plata que ánimas”, como asevera
frecuentemente (páginas consecutivas 20, 889, 914, 979).
(6) En el cuadernillo 20, Guaman Poma añadió una hoja sencilla para
extender su vigoroso comentario sobre las minas de plata de Potosí
(páginas consecutivas 1066 y 1067). Sobre el recto (1066) dibujó el
escudo de armas de La Plata, que era la sede de la Real Audiencia, y
sobre el verso (1067) presentó un texto en prosa que enfatizaba el rol
central que las minas de Potosí jugaban en las fortunas de España como
“flor y ojo, por mejor desir, es llamalle corasón deste reyno”.
Guaman Poma hizo
esta adición después de coser y paginar el manuscrito, y la dejó sin
numerar. La introducción tardía de esta inserción está atestiguada por
el hecho de que, cuando renumeró los últimos capítulos de su manuscrito
para ajustar su error de diez páginas en la paginación, estas páginas,
al igual que el capítulo “Camina el autor”, fueron excluidas (sección
3.7, atrás). Podemos inferir que las páginas consecutivas 1066-1067 y
1104-1139 no fueron parte del proyecto de renumeración porque Guaman
Poma las añadió al manuscrito aún más tarde.
La introducción de la hoja 1066-1067 es única en el manuscrito
porque, a pesar de ser una adición muy tardía, fue sin embargo
“integrada” dentro del manuscrito ya cosido porque su solapa aparece en
la otra mitad del cuadernillo. Dado que la ausencia de paginación y de
reclamo sugiere que la añadidura o injerto de la hoja se hizo dentro
del cuadernillo terminado, y que, paradójicamente, la aparición de la
solapa de la hoja en la otra mitad del cuadernillo sugiere su
integración dentro del mismo antes de la costura, sólo podemos concluir
que el mismo Guaman Poma metió (pero no pegó) la hoja dentro del
cuadernillo y que ésta fue integrada al cuadernillo, mediante cosido y
pegado, en una operación posterior a la encuadernación original de
Guaman Poma.
(7) Tras la “Tabla de la dicha corónica” Guaman Poma añadió una hoja
sencilla, pegándola a la última página del cuadernillo 26 (páginas
consecutivas 1188-1189). Aunque la punta
exterior superior de la hoja se ha gastado, es probable que no haya
tenido un número de página dado que sigue la no paginada “Tabla”.
Guaman Poma usó esta hoja para concluir su libro, y es probable que la
añadiera al manuscrito ya paginado y encuadernado. Sobre el recto
(1188; Figura 11) creó un típico colofón que
identifica al autor de la obra por su nombre, títulos, origen y
procedencia: “Don Felipe Guaman Poma de Ayala, príncipe, autor, de las
Indias del reyno del Pirú, de la ciudad y medio de San Cristóbal de
Suntunto, Nueva Castilla, de la provincia de los Andamarcas, Soras,
Lucanas de la corona real”. Compuso a continuación una dedicatoria que
quedó en blanco respecto a la fecha y los destinatarios: “De la ciudad
de los Reys de Lima, corte real y cabesa del Pirú, se presentó ante los
señores...”. Las palabras “los señores” fueron posteriormente
canceladas.
Sobre el verso
dibujó el escudo de armas de Castilla y León (1189; Figura 12). Representado en versiones más
pequeñas en la portada y en la página consecutiva 1065, este escudo de
armas se embellece aquí, como en la página 1065, con el lema latino
“Ego fulcio columnas eius” (“Yo fortifico sus columnas”), que hace
referencia a cómo las “Indias del Perú” sostenían a España
económicamente por la producción minera (véase también la sección
4.3.2, más adelante).
Aquí (página 1189) el libro manuscrito se termina, pero no los
esfuerzos finales de su autor.
4.2.
La tardía introducción de los cuadernillos 22 y 23, “Camina el autor”
La inserción tardía más notable al manuscrito, el capítulo “Camina el
autor”, detalla el viaje final de Guaman Poma para entregar su
manuscrito en la corte virreinal. Veinte años atrás juzgué que este
capítulo era una introducción tardía al manuscrito sobre la base de
tres factores: (1) sus referencias textuales a los eventos que
ocurrieron después de la llegada de Guaman Poma a Lima, (2) su ausencia
de la “Tabla de la dicha corónica”, y (3) el hecho de que Guaman Poma
hubiese renumerado las páginas del capítulo siguiente sobre los meses
del año (Adorno 1979-80, 27, nota 13). Hoy, la nueva evidencia
codicológica completa el análisis: “Camina el autor” (capítulo 36) es
el inquilino exclusivo de dos cuadernillos, numerados como el 22 y el
23 (páginas consecutivas 1104-1131 y 1132-1139, respectivamente). Como
se mencionó antes, estos cuadernillos pequeños y la hoja sencilla con
el relato sobre el Virrey Torres y Portugal tienen en común una
filigrana que no se encuentra en ninguna otra parte del manuscrito
(véase la sección 1.2, arriba).
Si en Lima
Guaman Poma revisó su capítulo titulado “buen gobierno”, añadiéndole la
entrada sobre Don Fernando de Torres y Portugal, también en Lima
escribió “Camina el autor”, concluyéndolo con un relato de cómo en esa
ciudad alquiló una casa y pagó veinte reales de renta mensual:
“Y en la dicha ciudad alquiló una casa y le pagó por cada mes ueynte
rreales como pobre y para otros pobres que trayya concigo por amor de
Dios” (página consecutiva 1136). Este relato autobiográfico era una
unidad independiente, un capítulo hecho de dos cuadernillos no ligados
al manuscrito. Este vulnerable capítulo fue preparado más
cuidadosamente que ningún otro. Su vulnerabilidad gira en torno a: (1)
la imposibilidad de introducirlo en la “Tabla” terminada; (2) su
dependencia de una ya utilizada secuencia de numeración, “1094-1129”,
que previamente correspondió al capítulo de los meses del año, el cual
debía ahora seguirlo; y (3) la precariedad de su inserción ante
el capítulo final de un manuscrito “cerrado”.
Sin duda anticipando el riesgo de un malemplazamiento o pérdida de
su importante relato sobre las revelaciones de su viaje a Lima, Guaman
Poma buscó una solución para mantener unido el conjunto de sus páginas
más allá de sus medios usuales de paginación y reclamos a pie de
página. Así escribió sobre los márgenes superiores de todas sus páginas
un continuado encabezamiento narrativo. Este no solamente resume el
contenido del capítulo sino también destaca la posición de abogado y
testigo que Guaman Poma tomó a lo largo de su obra. Si bien el empleo
de este recurso no le es original, es el único caso tan extenso en su
obra (páginas consecutivas 1104-1139):
Camina
el autor por la cie[r]ra con mucha nieve, i pasa por Castrovireina,
Chocllo Cocha, Guanca Bilca, Valle de Xauxa, y provincia de Uarochirí.
El dicho autor Ayala, servi[e]ndo a su Magestad treinta años, dejando
sus hijos i perder mucha hazienda, sólo en servicio de Dios y de su
Magestad, favor de los pobres de Jesucristo. Anduvo en el mundo
llorando en todo el camino hasta presentarse en los Rei[e]s de Lima
ante Su Magestad i Su Real Audiencia, de presentarse i cumplil [sic]
con la dicha Corónica deste reino, conpuesto por Don Felipe
Guaman Poma de Ayala.
Aunque esta medida pueda proveer los medios para mantener los dos
cuadernillos de este capítulo en su apropiado orden secuencial (en lo
cual fracasa en algún momento de la historia del manuscrito, como vimos
anteriormente en la sección 2.3), no podría garantizar su apropiado
lugar permanente al interior del manuscrito. En otras palabras, el
encabezamiento provee medios internos capaces de ordenar el capítulo en
sí mismo e identificarlo como parte de una crónica escrita por Guaman
Poma, pero no puede describir su propio emplazamiento en el conjunto de
la obra.
¿Cuál pudo haber
sido el propósito de Guaman Poma al crear este recurso narrativo del
“relato dentro del relato” o, mejor, “relato del relato”? Aunque no había más espacio para insertar la
mención de este nuevo capítulo en su “Tabla”, Guaman Poma muy
probablemente creó este cuidadosamente confeccionado encabezamiento
pensando que pudiera ser introducido en la versión impresa de la
“Tabla” si su libro fuera publicado. Dado que fue compuesto por frases
completas, tiene una elasticidad sintáctica que permite su uso, total o
parcialmente, como una entrada en una proyectada versión impresa de la
“Tabla de la dicha corónica”.
La importancia del capítulo “Camina el autor” se halla en las
devastadoras revelaciones que contiene acerca de lo que Guaman Poma
encontró en su camino a Lima, particularmente las campañas de
extirpación de idolatrías llevadas a cabo por Francisco de Ávila y
también la presencia de viajeros, ladrones y vagabundos a cada paso.
Una vez en Lima, la vida disipada de los andinos que habitaban en la
ciudad ganó especialmente su severa condena. Se preocupaba por los
hombres desligados de sus responsabilidades y comunidades étnicas y por
las mujeres que mantenían concubinato con españoles u otros individuos.
La lectura
detenida de “Camina el autor”, junto con la de las docenas de
anotaciones al pie de las páginas, particularmente en el Buen
gobierno, revela que las observaciones y experiencias que lo
inspiraron a escribir este capítulo también resultaron en las enmiendas
posteriores e insistentes que se encuentran a lo largo de su obra
(véase la Tabla 3, más arriba). Las
evidencias filológicas y textuales respaldan mi afirmación: La “q” que
reemplaza la “c” en varios pero no todos los casos en “Camina el autor”
se halla también en las anotaciones marginales tardías, por ejemplo:
“cinqüenta” y “qüenta”; “qumple” y “qura” (páginas consecutivas 525,
1115; 725, 1107). Esta distintiva
variación ortográfica apunta a la producción simultánea o casi
simultánea de “Camina el autor” y de los textos marginales.
La creación simultánea y tardía de este capítulo narrativo y de las
anotaciones marginales se confirma también por las correspondencias
temáticas. Recomienda, por ejemplo, que los jesuitas, quienes
previamente habían sido el objeto de su elogio, deberían ahora alejarse
de la sociedad laica y vivir separados del mundo (páginas consecutivas
483, 1122). Su enmendación tardía sobre la peste en las ciudades es
obviamente otra entrada posterior a su llegada a Lima, como también lo
son sus advertencias de que a los andinos no se les debería permitir
convertirse en mendigos en las ciudades porque “se hazen borrachos”, su
admonición de que los andinos deberían vestir su propio atuendo
tradicional en vez de ropa europea, y su cita de las ordenanzas del
Virrey Toledo que prohibían a los españoles vivir en las comunidades
andinas (páginas consecutivas 1083-1084; 857, 1138; 553, 1125; y 921,
1125-1126, respectivamente). “Camina el autor” fue una contribución
mayor de Guaman Poma tardíamente concebida para su obra; el hecho de
que sus nuevas revelaciones provocaran reiteraciones de sus puntos
centrales en las anotaciones marginales subraya la importancia que el
autor confirió al relato de sus experiencias en el camino rumbo a Lima
y en la capital.
Uno podría
suponer que Guaman Poma habría deseado presentar como el capítulo final
de su obra la narración de este viaje y su devastadora mirada de los
males del colonialismo en la ciudad y el campo. Pero tal no es el caso.
Sobre bases materiales, fue imposible hacer de “Camina el autor” el
capítulo conclusivo porque la “Tabla de la dicha corónica”, que habría
debido seguirlo, empieza al final de un cuadernillo y continúa en el
siguiente, sin dejar sitio para pegar ninguna inserción. Pudo, en
cambio, ubicar los dos cuadernillos de “Camina el autor” después del
cuadernillo 21 (al final del capítulo 35), que termina convenientemente
en una página verso.
Sobre bases
textuales, la ubicación de “Camina el autor” como el capítulo penúltimo
del libro le pareció bien a Guaman Poma. El precedente capítulo 35, que
lista los mesones (tanpu) en el camino real, provee un contexto
apropiado para el relato del viaje que Guaman Poma emprendió desde las
serranías andinas hasta la costa y para sus afirmaciones concernientes
a los cortos viajes que lo precedieron. Adicionalmente, Guaman Poma
concluye “Camina el autor” con una serie de observaciones y
recomendaciones menores; está claro que no intentó que fuera una nueva
conclusión para su obra. Para tal propósito, ya había creado su
presentación final, “Ojos i ánima huelgo”.
Ocupando una
posición prominente en un recto (página consecutiva 1178), “Ojos i
ánima huelgo” ofrece una atronadora admonición al lector:
Ues aquí, cristianos del mundo, unos llorarán,
otros se rreyrá, otros maldirá, otros encomendarme a Dios, otros de
puro enojo se deshará, otros querrá tener en las manos este libro y
corónica para enfrenar su ánima y consencia y corasón y bibirá en la
ley de Dios de los Dies Mandamientos. . . . Y ací esta corónica es para
todo el mundo y cristiandad; hasta los ynfieles se deue uello para la
dicha buena justicia y pulicía y ley del mundo.
Esta declaración
profética del destino imaginado del libro había sido formulada por
Guaman Poma específicamente para cerrar su obra y allí debía
permanecer. Su carácter exhortativo era crucial para los propósitos del
autor, como resulta evidente por otras adiciones tardías a su obra,
particularmente, el reemplazo del retrato del Virrey Mendoza y Luna en
el capítulo del “buen gobierno” (sección 4.1; véase también la sección
4.3.2, más adelante).
4.3. Una
hoja cortada y reemplazada: El gobierno de
Montesclaros y el Buen gobierno
Entre las adiciones y correcciones de Guaman Poma al texto de la
terminada Nueva corónica y buen gobierno, hay solamente un caso
de eliminación y reemplazo de una hoja en el manuscrito: los retratos
sucesivos de Don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. Esto
ocurre entre las páginas consecutivas 473 y 476 tal como lo demuestran
las dos “solapas”, la segunda de las cuales pertenece a la hoja
sencilla añadida que constituye las páginas consecutivas 474
y 475 (sección 1.1.2). Esta segunda solapa formaba parte de la nueva hoja
sencilla y por lo tanto le permitió a Guaman Poma agregar la hoja al ya
“cerrado” cuadernillo de una manera que hizo posible su posterior
ligazón segura por cosido.
El cuadernillo
10, dentro del cual se hicieron los insertos de las hojas sencillas que
constituyen las páginas 466-467 y 474-475, no es en ningún otro aspecto
inusual; exhibe la estructura de cuadernillo frecuentemente repetida de
trece hojas y todas sus otras hojas son parte de la estructura primaria
de cuadernillo (sección 1.1.1). Dado que estos insertos son ocurrencias
anómalas dentro de un cuadernillo regular, demandan nuestra atención.
La estructura codicológica y los contenidos del capítulo sobre el
“buen gobierno” revelan que éste fue elaborado en tres fases: primero,
las hojas del cuadernillo se escribieron, dibujaron y ensamblaron;
segundo, se insertó la nueva hoja de las páginas 474 y 475,
reemplazando la anteriormente extirpada hoja “474/475” y tercero, se
añadió la hoja sencilla que constituye las páginas 466 y 467. (Véanse
las Figuras 8 y 10, respectivamente.) El orden y la
claridad de los pasos de este ensamblaje en tres partes se confirman,
significativamente, por las respectivas apariciones de la primera,
segunda y tercera filigranas en estos tres distintos contextos (sección
1.2).
De este repetido empeño
sobre el capítulo del “buen gobierno” resulta claro que el tópico del
gobierno virreinal cobró siempre mayor importancia para Guaman Poma; a
medida que trabajaba en él, hacía correcciones según recibía nueva
información y reajustaba sus objetivos inmediatos. Para preparar el
escenario para el relato completo de su excepcional enmienda de este
capítulo, debemos observar en detalle el nivel del compromiso de Guaman Poma con las actividades de la
administración virreinal en su más alto nivel.
Cuando Guaman Poma preparaba su
“Tabla de la dicha corónica” (véanse
las páginas consecutivas 1184 y 1185), tomó en cuenta los contenidos
pero no el título del capítulo 20, “del buen gobierno”. Como hemos
visto anteriormente en la sección 3.5, sus entradas se componían de la
sucesión de los virreyes como una continuación de la lista de
conquistadores y primeros gobernantes (oficiales y no oficiales) del
Perú, todos listados bajo el encabezamiento “CONquista”, el quinto
segmento en la decapartita división de la obra que presenta en la
“Tabla” (véase Figura 9b). A través de la
enmendación de su obra, particularmente por el reemplazo del texto
sobre el Marqués de Montesclaros, nos damos cuenta de que Guaman Poma
modificó las connotaciones implícitamente negativas acerca del gobierno
virreinal expresadas en la “Tabla” con el propósito de resaltar y
elevar el rol de los virreyes.
Como las
entradas de la “Tabla” lo indican, el capítulo 20 se compone de las
jerarquías civiles y eclesiásticas del gobierno colonial español.
Primero aparece la jerarquía civil, esto es, un incompleto pero
detallado listado de los virreyes del Perú, desde el primero, Blasco
Núñez Vela (1544-1546), hasta el undécimo, el Marqués de Montesclaros
(1607-1615). Después viene la jerarquía eclesiástica de arzobispos y
obispos, los funcionarios de la Inquisición, los superiores de las
órdenes religiosas y los ermitaños. Guaman Poma concluye el capítulo
retornando al tópico de la gobernación civil, dibujando un cuadro de
los oficiales de la Real Audiencia, esto es, los “presidentes, jueces,
real consejo de su majestad en este reino”. Lo continúa con un texto en
prosa que lamenta el estado actual de la gobernación y termina el
capítulo con un particularmente breve “prólogo” dirigido al Papa y al
Rey (páginas consecutivas 488-490). Considerados en conjunto, los
contenidos de este capítulo son paradójicos. Guaman Poma relata
conductas presumiblemente ejemplares de parte de la mayoría de los
oficiales virreinales a la vez que termina el capítulo con un mordaz
relato de las injusticias sufridas por los andinos y un requerimiento
directo al Papa y al Rey sobre sus responsabilidades para remediarlas.
En este vacío entre la gobernación colonial ideal y la práctica
colonial real que Guaman Poma resalta, el rol del virrey es clave. El
rey puede salvar al Perú sólo al nombrar individuos confiables que le
informen del estado de las cosas en sus jurisdicciones. Así, es el
virrey quien debe implementar las políticas de la corona. El virrey
debe administrar y velar por la justicia con absoluta integridad. La
óptica de Guaman Poma sobre este punto es evidente en su enfática
aprobación de los viajes de inspección del virrey a los territorios
gobernados. Con tales criterios, no nos sorprende que el retrato
guamanpomiano de los virreyes es completamente serio; ellos nunca son
el blanco de su sátira, aun al ser el objeto de su afilada crítica por
acciones específicas. Así, a pesar de nuestra común tendencia a
enfatizar el compromiso conceptual de Guaman Poma con la monarquía, su
foco en la práctica se concentra en el rol del virrey. Observamos esto
en el hecho de que la discusión de Guaman Poma sobre el gobierno
virreinal es más específica que genérica, ofreciendo precisiones
notables a pesar de omitir alguno u otro de los virreyes de su relato.
Es verdad que en
su desfile de virreyes Guaman Poma omitió en conjunto la década de
1560, saltando el gobierno del cuarto virrey, Diego López de Zúñiga y
Velasco, Conde de Nieva (1561-1564), y así como el del licenciado
Lope García de Castro (1564-1569), quien gobernó como “gobernador,
capitán general, y presidente de la Real Audiencia” tras el asesinato
del Conde de Nieva en febrero de 1564 (Adorno 1980, xlii). A pesar de
su escasa familiaridad con este temprano período del gobierno
virreinal, Guaman Poma demostró un conocimiento pormenorizado y aun
considerable de los virreyes posteriores quienes habían estado, de una
u otra manera, más cerca de su experiencia personal. Resulta útil
revisar estos casos en la medida en que revelan las intenciones de
Guaman Poma para “enderezar las cosas”, particularmente respecto a la
presentación del último virrey que gobernaba mientras escribía su
libro. Su terca persistencia revela también su deseo por enfatizar en
general la importancia de los personajes de la real administración
civil.
Los recuerdos más vívidos de Guaman Poma corresponden a los Virreyes
Francisco de Toledo (1569-1581) y Luis de Velasco (1596-1604). A Toledo
lo alabó por su viaje de inspección general al virreinato que el
mandatario realizara al principio de su administración. Así Guaman Poma
describió los eventos del viaje del virrey de Lima a Cuzco al final de
1570, incluyendo su visita a Huamanga, de la cual Guaman Poma parece
haber sido testigo de vista. Elogió a Toledo por su legislación que
prohibía a los españoles vivir entre los andinos, y lo alabó por otras
leyes que fijaron el carácter y la cantidad de los tributos por pagar.
Otras dos acciones del gobierno de Toledo ganaron, no obstante, su
desaprobación y condena. La primera de éstas es el programa de reducciones instituido para reubicar y acercar a las
comunidades andinas a las áreas donde se necesitaba la mano de obra
indígena (ciudades coloniales, minas de plata y de azogue). El segundo
es la captura y ejecución, por mandato de Toledo, del último príncipe
Inca sobreviviente, Tupac Amaru ( páginas consecutivas 446-454; Figura 13). (Para el tratamiento de estos
eventos por Guaman Poma, véase Adorno 2001, 34-35, 67-68.)
Luis de Velasco
es aun más vívidamente recordado por Guaman Poma. Retrata a Velasco con
el detalle personal de usar anteojos y describe algunas de sus
acciones, tal como su defensa naval de Chile contra los ingleses
(páginas consecutivas 470-471; Figura 14). Adicionalmente, en su carta al
rey de febrero de 1615, Guaman Poma identifica a Velasco, Marqués de
Salinas, como un virrey anterior del Perú y el actual presidente del
Consejo de Indias en Madrid, quien sería capaz de responder por él: “La
[entera noticia] tiene de mi persona del tiempo que gobernó este reino”
(Guaman Poma en Adorno 2001, 86).
Dado que Velasco gobernó desde 1596 hasta 1604, es probable que
Guaman Poma se presentase ante él al comparecer ante la Real Audiencia
en Lima durante el período de su litigio, en alguna o en ambas visitas
de 1597 y 1599 (Prado Tello y Prado Prado, eds. 1991, 375, 360, 369). Porras Barrenechea (1948, 33) conjeturó
anteriormente que Guaman Poma estuvo en la capital alrededor de 1600 o
1601 en razón de su afirmación de haber informado a Velasco acerca de
la necesidad de que los corregidores prestaran atención a los
pedidos y quejas levantadas por las comunidades andinas bajo su
jurisdicción. Guaman Poma afirmó que el virrey respondió imponiendo una
multa de cien pesos a los infractores (página consecutiva 832). La
documentación histórica confirma la aseveración de Guaman Poma: la
ordenanza de Velasco del 31 de julio de 1601 sobre los corregidores
estableció precisamente tal pena.
Un contrapunto a estos recuerdos se encuentra en el silencio inicial de Guaman Poma sobre Don Fernando de Torres y Portugal, el séptimo virrey, quien en 1586 había otorgado las tierras de Chupas en Huamanga a los Chachapoyas contra quienes la familia de Guaman Poma y su clan habían entablado la ya mencionada larga serie de pleitos. Cuando Guaman Poma empezó a participar en los litigios durante la década de 1590, ya se habría enterado de que fue Torres y Portugal quien había hecho la concesión a los Chachapoyas (Adorno 1993, 68). Aun si la omisión inicial del gobierno de Torres y Portugal en la obra de Guaman Poma pudiera ser explicada sobre esa base, su eventual retrato laudatorio y su relato adyacente parecen contradecir tal interpretación. Por eso, suponer un simple descuido por parte de Guaman Poma al omitir a Torres y Portugal sigue siendo la mejor explicación.
El preciso
relato descriptivo e interpretativo que hace Guaman Poma del Virrey
Mendoza y Luna sigue estrechamente el patrón acuñado para Toledo y
Velasco. Incluye una insistencia aún más pronunciada en la
especificidad de los asuntos del virrey porque contiene el elemento de
lo que entonces le era inmediato.
4.3.2. El Marqués de Montesclaros de Guaman
Poma: virrey presente y
ejemplar
Guaman Poma
empezó su relato de Montesclaros de acuerdo con la manera convencional
que empleó en el caso de los virreyes anteriores, caracterizando las
acciones del individuo generalmente en pretérito: “gouernó
pacíficamente y faboreció a los prencipales y a los demás yndios
pobres”. Luego describió las acciones realizadas por Montesclaros, que
examinaremos en detalle más adelante. En este punto, sin embargo,
Guaman Poma (página consecutiva 475) varió el molde e introdujo una
evaluación del gobierno de Montesclaros en un modo predictivo:
Y
a hecho otras obras muy sanctas en seruicio de Dios y de Su Magestad
como hombre cristiano y cauallero y principal. Y adelante hará otras
obras muy grandes y buenas por donde creserá más el servicio de Dios y
de Su Magestad, por donde otros caualleros ciguirá el camino uerdadero
y derecho. Otros bizorreys tendrán enbidia de que este cristianícimo a
dado tanto fabor a los pobres yndios de las dichas minas. De ello
multiplicará la hazienda de Su Magestad ci no se acaua de murir los
yndios. Dios y Su Magestad le agradeserá escriuiendo toda su santa
buena obra y serbicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad; que será
memoria en este rreyno y en el mundo deste cauallero cristianícimo.
El cambio que Guaman Poma hace en este retrato, sustituyendo el
pretérito por el futuro verbal, es único. Indica que Montesclaros se
encontraba gobernando cuando Guaman Poma escribió este texto y, más
allá de ello, que quería cambiar su relato usual de las acciones
pasadas para resaltar la conducta ejemplar de Montesclaros como un
modelo viable, digno de imitarse en el futuro. Aun si las “otras obras
muy grandes y buenas” que Guaman Poma anunciara para Montesclaros
fueran solamente metafóricas, esto es, que sus acciones pasadas fueran
a proveer a otros de ejemplos por seguir, o si las grandes acciones
futuras de Montesclaros fueran a llevarse a cabo después de que
entregara la gobernación a su sucesor, la mirada hacia el futuro queda
clara.
En su deseo de
aprovachar las posibilidades didácticas que el caso de este virrey le
presentaba, Guaman Poma probablemente decidió desechar su borrador
previo, creado e ingresado en la hoja 11 del cuadernillo 10 antes de
que el manuscrito fuese cosido y paginado, reemplazándolo con este
texto -único en su tipo- que se orienta hacia el futuro. Guaman Poma cortó la hoja vieja y
presumiblemente cosió esta nueva en su reemplazo. (Unida al cuadernillo
durante las sucesivas encuadernaciones, la nueva hoja se halla aún
crudamente cosida en el cuadernillo cerrado).
Montesclaros había asumido formalmente su puesto en Lima el 21 de
diciembre de 1607 y la presente versión del texto de Guaman Poma tiene
como protagonistas las acciones que tuvieron lugar en 1608 y 1609.
Guaman Poma hace referencia a los viajes de inspección personal del
virrey a las minas de azogue de Huancavelica, que ocurrieron en 1608,
así como a las minas de Chocllococha, en la región de Castrovirreina,
que tuvieron lugar antes del final de marzo en 1609 (véase Latasa
Vassallo 1997, 424-426, 494):
Y por mandado de su Magestad [el Marqués de
Montesclaros] becitó las minas de Chocl[l]o Cocha, minas de plata, y
Guanca Bilca, minas de azogue. Con su persona los uido a uista de ojos
todo el trauajo y mala uentura -tanta muerte- de los yndios azogados y
de auerse despobládose este dicho rreyno del Pirú y de cómo se a de
despoblarse más adelante. De ello auía de enformar a su Magestad de
todo ello. Ya faborecido, escrito a su Magestad, enformándolo todo en
fabor de los pobres yndios, para que se ponga en rremedio (página
consecutiva 475).
Aquí Guaman Poma
se muestra estar muy bien informado, pues su relato se corrobora con
los registros documentales. La visita de Montesclaros a las minas de
plata de Castrovirreina (Chocllococha) efectivamente había sido mandada
por un decreto real, como lo escribe Guaman Poma; el documento fue
expedido en Madrid el 12 de diciembre de 1606. Posteriormente, luego de
su inspección en 1608 de las minas de Huancavelica, Montesclaros
presentó, como lo indica Guaman Poma, un largo informe al rey fechado
el 14 de enero de 1609. En efecto, Montesclaros preparó un reporte
formal el 29 de marzo de 1609, después de su viaje de inspección a las
minas de Castrovirreina (Latasa Vassallo 1997, 426, nota 1; 494, notas
457 y 460).
Guaman Poma personalmente conoció y
frecuentó las regiones mineras de Castrovirreina y Huancavelica a las
que hace referencia. Mencionó, por ejemplo, que había oído un sermón
pronunciado allí el miércoles de ceniza de 1614 y que había parado allí
más tarde, en su ruta a Lima, donde “sus bazallos le conoció y le
abrasó y le contó de toda su miseria y trabajos que tenía en la dicha
su provincia y de las dichas minas” (páginas consecutivas 1114 y 1123).
Su conocimiento del área se demuestra por sus referencias a
Huancavelica y a sus provincias de Angaraes, Tayacaja, y
Castrovirreina. Además de estos sitios, también mencionó, en el curso
de su escritura, los asentamientos de Chocllococha, Angaraes, Huaytará,
Santiago de los Chocorvos, San Pedro de Tambopata, Acara (Acoria), y
San Cristóbal, así como al grupo étnico de los Yauyos. Porras
Barrenechea (1948, 31, 32, nota 19) cita estos lugares como evidencia
del conocimiento íntimo que Guaman Poma tenía de la zona. Huancavelica
fue una de las cuatro áreas en los Andes de la actual circunscripción
central y sureña del Perú para las que las referencias de Guaman Poma
son suficientemente detalladas para confirmar su conocimiento y
experiencias de ellas; las otras son Huamanga y la provincia de Lucanas
en su jurisdicción, y, adyacente a Lucanas, la provincia de Aymaraes
(véase Adorno 2001).
El (anticipado)
rol histórico que Guaman Poma asignó a Montesclaros refleja su propia
preocupación permanente sobre la explotación y destrucción de los
trabajadores andinos en las minas. Los pareceres de Guaman Poma pueden
ser resumidos de la manera siguiente: Dedicó una sección prominente en
el capítulo sobre la administración indiana colonial, corregimiento,
al tema de la minería, iniciando este subcapítulo interno con un dibujo
de la tortura de los señores nativos por parte de los mineros y de los
jueces, y continuando por revisar la conducta de la completa gama de
los funcionarios mineros, desde los nativos andinos ascendidos a
intermediarios hasta los mayordomos españoles, quienes eran
responsables por el tratamiento de los trabajadores andinos y las
condiciones en las minas (páginas consecutivas 529-539; Figura 16). Sus enmiendas al manuscrito
reiteran asimismo la diversidad y profundidad de sus preocupaciones
acerca de la destrucción humana causada en las minas, la necesidad de
regular las condiciones y compensaciones de los mineros andinos y la
enorme ganancia económica que la producción minera proveía a la corona
española (páginas consecutivas 535, 977, 1005, 1066-67; véase la
sección 4.1, item 6, más arriba). Adicionalmente, Guaman Poma elogió al antecesor de
Montesclaros, Don Gaspar de Zúniga y Acevedo (“Don Carlos Monterrey”)
(1604-1606), por haber comenzado “a faboreser a los yndios pobres, que
le pesaua de que los yndios se muriese súpitamente cin confesarse en
las minas, y que se muriesen asogados” (página consecutiva 473).
Todas estas intervenciones apoyan la importancia de estas
preocupaciones en la presentación guamanpomiana del Virrey Mendoza y
Luna como “muy cristianícimo, gran limosnero y caritatibo amigo de los
pobres”. Alabando a Montesclaros por haber visto “a uista de ojos” las
dificultades padecidas por los andinos y por haber escrito al rey,
“enformando de todo en fabor de los pobres yndios”, Guaman Poma revela
su apreciación de la comprensión del virrey sobre los asuntos críticos
del día. El interés de Montesclaros por reformar los abusos de las
minas y por buscar controles más eficaces constituye, como lo vio
Guaman Poma, la más importante contribución potencial del virrey al
gobierno colonial de los Andes.
Guaman Poma hizo
que su presentación comunicara el hecho de que la escribió al tiempo en
que Montesclaros se hallaba en pleno ejercicio del cargo. “El hará más
y será un modelo para otros” es un mensaje único en la entera Nueva
corónica y buen gobierno. Nadie, salvo Montesclaros, es presentado
con este presentido rol orientado al futuro. Creo que esta importante
concepción, excepcional entre los retratos de todos los otros
personajes ejemplares andinos o europeos de la obra, fue la causa por
la cual Guaman Poma reconsiderase y rehiciese su relato del undécimo
virrey cuyo período en el cargo, irónicamente, vio llegar a término.
Aunque Guaman Poma no será el primer autor en la historia en fracasar
al cumplir con una auto impuesta fecha límite para la terminación de su
obra, es claro que anticipó una fecha temprana de culminación y que
Montesclaros debía ser el modelo viviente y real del virrey ejemplar
que Guaman Poma deseaba recomendar al rey Felipe III.
¿Cuándo hizo Guaman Poma el reemplazo de la entrada? La tuvo que
haber terminado después de que el manuscrito estuviera encuadernado,
pues de otra manera habría sustituido una entera hoja doble o, después
de haber cortado la entrada insatisfactoria de Montesclaros, habría
pegado la hoja sencilla reemplazante en la restante hoja sencilla
ocupada por las páginas consecutivas 484-485. Más allá del hecho de que
el reemplazo fue hecho después de que Guaman Poma inicialmente
“terminara” su libro, es imposible determinar con certeza si lo preparó
en Lucanas o más tarde en Lima. Dado el conocimiento que Guaman Poma
tenía del área minera, no necesitó las nuevas fuentes de información de
las que Lima lo podría haber provisto. La región minera de Huancavelica
y Castrovirreina era para Guaman Poma un asunto de conocimiento íntimo.
Por lo tanto, pudo haber tomado la decisión de resaltar de esta manera
a Montesclaros en cualquier momento después de haber terminado el libro
en Lucanas y antes de hacer sus revisiones finales en Lima el año de
1616.
La atención que
Guaman Poma otorga a Montesclaros nos invita a echar un vistazo a los
propios escritos del virrey.
4.4. Don Juan de Mendoza y Luna: Luz de
materias de Indias
(GkS 589, 2°)
El memorial de
Montesclaros provee al lector un útil “calibrador” para apreciar el
poder y la coherencia de la crítica de Guaman Poma sobre los asuntos
coloniales, no solamente sobre minería sino también sobre un amplio
espectro de asuntos económicos y sociales. El virrey firmó su reporte
quizá sólo meses antes de que Guaman Poma terminara de corregir su obra
en 1616, y la coincidencia de perspectiva entre el virrey y el auto
nombrado consejero real hace oportuna una investigación más profunda de
las afirmaciones de Guaman Poma de haber trabajado en las “casas y
palacios del buen gobierno”. El informe de Montesclaros en sus
necesarias copias múltiples y el códice único de Guaman Poma podrían
haber viajado a España en el mismo envío diplomático.
Una copia del manuscrito de Montesclaros, contemporánea a su época
de composición y titulada “Luz de materias de Indias”, ha sido parte de
la Antigua Colección Real de la Biblioteca Real de Copenhague desde
hace mucho tiempo (GkS 589, 2º). En el catálogo de Jón Erichsen de 1784-86, aparece
aproximadamente en el mismo lugar en el catálogo topográfico que el
manuscrito de Guaman Poma, separados solamente por sus respectivos
formatos de folio o cuarto. El memorial de
Hace dos décadas
sugerí (Adorno 1980, xliii-xliv) que la presencia del relato de
Montesclaros en la Antigua Colección Real hacía plausible la
adquisición (o donación) de la Nueva corónica y buen gobierno
por su interés en el “buen gobierno” y en la administración civil y
eclesiástica antes que por su potencial interés como curiosidad
bibliográfica. Hoy, la lectura detenida de las entradas en folio,
cuarto y octavo clasificadas en el catálogo de Erichsen de 1784-86 como
“historia española y portuguesa reciente” confirma que el título dual
de la obra, “corónica” y “buen gobierno”, habría sido razón suficiente
para acomodarlo dentro del grupo heterogéneo de obras que incluía
tratados sobre “justicia y buen gobierno” en España, su restauración
económica y el estado de la contabilidad en sus dominios de
ultramar (véase la sección 2.1, más arriba).
Las actuales investigaciones históricas sobre los coleccionistas
daneses de los siglos XVII y XVIII y las más tempranas adquisiciones de
la Biblioteca Real también confirman que la realeza de Dinamarca, los
funcionarios de altos cargos y los coleccionistas privados tuvieron un
gran interés en los asuntos políticos de España desde su perspectiva
ideológica en la Europa protestante del norte. La adquisición del
manuscrito de Montesclaros y otros documentos hispánicos depositados
ahora en la Biblioteca Real continuaron una tradición que incluyó la
adquisición o donación, probablemente varias décadas antes, del
manuscrito de Guaman Poma (véase la sección 2.2, más arriba).
El memorial de
Montesclaros se halla disponible en versión digital en este sitio.
La significación temática en la Nueva corónica y buen
gobierno
del gobierno “presentificado” de Montesclaros forma parte de la
historia que la evidencia codicológica revela más ampliamente. Esto es,
si el régimen de Montesclaros fue el punto culminante y “viviente” de
la presentación ejemplar de Guaman Poma de la buena gobernación civil,
fue, sin embargo, parte de una estructura mucho más amplia de modelos
para la reforma colonial que propuso Guaman Poma.
De las cinco
clases de enmiendas textuales reseñadas en la Tabla 3, sólo el capítulo
20, “del buen gobierno”, ha sido enmendado según cuatro de ellas: hojas
añadidas, una hoja extirpada, textos complementados con nueva
información y textos aumentados por nuevas o reiteradas recomendaciones
para la reforma. A través de su construcción y repetida actualización y
corrección, el capítulo “del buen gobierno” destaca el propósito
principal de la obra que Guaman Poma anunciaba desde Santiago de Chipao
en febrero de 1615. Todas las adiciones de hojas al manuscrito
terminado, así como la única extirpación de una de éstas, aparecen en
el Buen gobierno. Más que cualquier otra clase de evidencia o
argumento, estas enmiendas subrayan la notable importancia de esta muy
larga porción del libro y su capítulo inaugural en su orientación hacia
el futuro, específicamente en referencia a aquellos personajes que
representaban la autoridad del monarca a quien la Nueva corónica y
buen gobierno estaba dirigida.
Como hemos estado “acompañando a Guaman Poma” en el curso de la preparación de su obra, hemos visto que, según continuaba su trabajo sobre este capítulo central “del buen gobierno”, descubrió sus errores y omisiones previas. Insatisfecho con su relato original sobre Montesclaros, reemplazó su retrato pictórico y verbal. Tras descubrir su omisión del gobierno de Don Fernando de Torres y Portugal, añadió una hoja sencilla al cuadernillo para acomodar la presentación de éste como el sexto virrey (en realidad, era el séptimo) y aumentó en uno el número correspondiente en la secuencia de cada uno de los cuatro virreyes siguientes. Posteriormente, al descubrir que no había tenido en cuenta la administración del Conde de Nieva, ingresó dicha información en el margen inferior de su retrato del virrey Don Antonio de Mendoza (página consecutiva 438). A continuación añadió, al pie de sus respectivos retratos, una anotación sobre la duración del gobierno de cada virrey sucesivo. Así los incluyó a todos menos el gobierno de Lope García de Castro; concluyó señalando que el ejercicio de Mendoza y Luna como virrey terminó en 1615. Sabemos por la evidencia de las filigranas en las posteriormente agregadas hojas del retrato del Virrey Torres y Portugal y de “Camina el autor” que Guaman Poma hizo estas correcciones finales no en la provincia de Lucanas sino en Lima, cerca o en la corte virreinal, mientras se preparaba a entregar su manuscrito.
Visto en conjunto, el proceso de incansable enmendación al que Guaman Poma sometió su galería de virreyes apoya el argumento acerca de sus roles notablemente importantes en la promoción del buen gobierno. La evidencia codicológica subraya la esperanza de Guaman Poma de que el monarca recibiría con gusto la evaluación de sus súbditos que ocupaban las más altas jerarquías en la gobernación indiana y de que sería apropiado, además, que el principesco vasallo andino del rey los honrara. De esta manera, la evidencia codicológica apoya la formulación conceptual de la obra como una “carta al rey” en la que el tema de la reforma gubernamental es dominante y el papel del virrey en ella emerge y ocupa una posición de primacía.
Para Guaman
Poma, tomar en cuenta sus prioridades emergentes e implementarlas a
través de inserciones tardías en su obra no fue una tarea sencilla. Se
trató no sólo de las presiones de tiempo que sentía, “teniendo de edad
de ochenta años”, como indica al comienzo de “Camina el autor” (página
consecutiva 1106), sino también de la escasez y reducción de recursos
materiales disponibles. Esta situación se revela no por lo que dice
sino por lo que hace, juntando hojas sencillas para crear hojas dobles
sobre las cuales escribir. Pasemos ahora a considerar los dilemas de
última hora que Guaman Poma tuvo al balancear sus desiderata
textuales frente a sus limitaciones materiales.
La consideración de la evidencia
codicológica que el manuscrito
autógrafo presenta adelanta una dimensión enteramente nueva acerca de
la redacción de su obra por parte de Guaman Poma. Mientras que estamos
familiarizados con Guaman Poma como un artista que también juega el rol
de autor, o viceversa, la investigación codicológica nos enseña qué
significa que ese autor y artista se sirva a sí mismo como su propio
escriba. Dado que toma innumerables y difíciles decisiones, descubrimos
no la impericia de un hombre andino amateur, sino a un autor y
artista en pleno control de sus propios medios.
Fue como su
propio escriba que Guaman Poma tuvo que lidiar con el desafío de los
decrecientes recursos materiales. Si pensamos en el deber que el
escriba tiene de tomar decisiones frente a la disminución de papel,
podríamos entender mejor varias contradicciones aparentes en el
manuscrito de la Nueva corónica y buen gobierno. Podemos
apreciar por qué algunos textos fueron actualizados y aumentados y
otros no. Al repasar las tardías adiciones de hojas y sus contenidos
reseñados en la sección 4.1, el lector atento no se sorprenderá de que
los entonces actualísimos temas de la conducta de los curas de la
doctrina (que ocupa el capítulo más largo en el libro), el maltrato de
la sociedad andina y la administración de la minería potosina, junto
con los capítulos que sintetizan éstas y otras preocupaciones (las
“consideraciones” morales, el diálogo con el rey) hayan sido los
beneficiarios de los limitados recursos adicionales. A la luz de esto,
se infiere que debe haber constituido un gran reto la adquisición de
dieciocho hojas sencillas, o nueve dobles, para producir las
treintaiséis páginas de “Camina el autor”.
Al mismo tiempo, actualizar la “Tabla de la dicha corónica” habría
requerido dos hojas dobles, pero Guaman Poma no emprendió esa revisión. La evidencia sugiere que en la fase final de
su trabajo, le otorgó una importancia menor a la precisión de la
información presentada en la “Tabla”. Asimismo, como una consecuencia
posible de su decisión de no actualizarla, puso menos cuidado en
mantener la precisión global de la paginación en el cuerpo del libro.
Es posible tanto que pospusiese una relectura completa de la paginación
y que luego se encontrara incapaz de completarla, como que decidiera no
hacer correcciones ulteriores, sabiendo que sus propios números de
página no se reproducirían en ninguna versión impresa de su manuscrito.
(La paginación, como hemos visto anteriormente, fue meramente uno de
los medios con que Guaman Poma intentó garantizar la inteligibilidad de
la secuencia apropiada de los contenidos de su códice.) Cualquiera que
haya sido el caso, la menor prioridad que ahora otorgaba a la
paginación dejó espacio para sus consideraciones estéticas.
Por extraño que
parezca, los más egregios “errores” de Guaman Poma en la paginación
podrían ser el resultado de sus predilecciones estéticas. Este fenómeno
sirve como una demostración final de su tratamiento de las prioridades
en conflicto en un momento de escasez de materiales. Tal como su
sensibilidad gráfica, en cuanto a ser autor, lo previno, en su rol de
escriba, de desfigurar la “Tabla” con
repetidas capas de correcciones, esta misma sensibilidad anuló su deseo
de alcanzar un conteo pedantemente preciso en cuanto a la paginación.
Así, como vimos más arriba respecto al ajuste de 986-cum-996 y su
consiguiente repaginación, Guaman Poma consciente pero silenciosamente
“pasó por alto” la incorrecta numeración de cientos de hojas, desde la
537 hasta la 1003, y, en las 124 páginas que renumeró (páginas
consecutivas 1004-1178, exceptuando las páginas 1066-1067 y 1104-1139
sobre Potosí y “Camina el autor”), su actividad no consistió en añadir
nuevos y fácilmente legibles números de página, sino más bien en
“injertar” los dígitos correctos en los números de página existentes,
haciendo tan pocas eliminaciones y manchas como le fuera posible.
Guiado más por principios
estéticos que aritméticos, Guaman Poma ejecutó llana y correctamente la
conversión de los viejos números de página a los nuevos. Dado que lo
hizo más o menos mecánicamente, más por su propio beneficio como
redactor que para la conveniencia de cualquier lector futuro -y, por
ende, sin la precisión redundante que caracteriza de otra manera sus
escritos- produjo toda una serie de números de página que fueron
“erróneamente escritos”, acabando en unos números híbridos e
imposibles, tales como “11010” y “11102” en lugar de 1110 y 1112,
creados por la errónea inserción de un cero (véanse las páginas
consecutivas 1120 y 1122). No obstante, los últimos dígitos son
invariablemente correctos. Al mismo tiempo, los dígitos
correspondientes a las decenas de los millares, que imprecisamente
sustituyen los números en los millares, tienden a obedecer primero y
antes que nada al principio estético de hacer las correcciones lo menos
intrusas posible, absteniéndose de borrar los números existentes y de
escribir sobre ellos cuando fuera posible. Así, por ejemplo, en la
página consecutiva 1146, queriendo aumentar en 10 unidades la cifra de
1090, Guaman Poma cambió la cifra a 11010 (en lugar de 1100), añadiendo
un “1” al frente y transformando el “9” en “1”. Posteriormente sumó 36
unidades a este nuevo número. Esta operación dio como resultado el
guarismo 11036, cuya escritura obligó a Guaman Poma a sobreescribir el
antiguo “9”, que recién se había transformado en “1”, con un “3” y a
extender el círculo del último “0” para convertirlo en un “6”. En todas
estas instancias, Guaman Poma mantiene la cuenta correcta en los
últimos dígitos mientras que se abstiene de borrar la parte incorrecta
de la cifra, quedando una versión final a mitad de camino entre el
ingreso primero y la corrección última.
4.7.
Sellando
el texto, cerrando el libro: los cálculos de la portada
Luego de la inserción del capítulo “Camina el autor”, Guaman Poma
intentó calcular el volumen de su obra. Realizó cuatro intentos
sucesivos por cerrar y “sellar” su libro, ingresando sus resultados en
la portada. Por varios años estas anotaciones fueron comúnmente mal
entendidas como si fuesen una declaración por parte de Guaman Poma de
que su libro hubiese sido concebido para aquéllos que eran ciegos, esto
es, iletrados (“pliegos” se leyó como “ciegos”) y para aquéllos que
podían ver (“fojas” se leyó como “ojos”). Durante mi examen del
manuscrito autógrafo en 1977, pude corregir este error popular. Guaman
Poma estuvo, de hecho, tabulando la cuenta de páginas de su manuscrito.
Sus cálculos, sin embargo, son más complejos de lo que anteriormente
informaba en Adorno1980 (vol. 1., p. xxxviii, nota 14; vol. 3, p. 1126,
nota 1).
Su anuncio del número de “fojas” (= dos páginas) y “pliegos” (= ocho
páginas) que constituyeron el manuscrito le ofreciera
información práctica a un potencial impresor pero a la vez sirviera
como una noticia que pretendiera prevenir la expansión, reducción o
modificación del libro cuando llegara a las manos de otros. Aunque su
introducción y consiguiente corrección de estos cálculos violaron sus
criterios estéticos y estropearon la belleza de su portada, estos
“sellos” producidos sucesivamente son, en efecto, la signatura final
que puso Guaman Poma a su libro.
Los cálculos de la portada constituyen ese raro caso en el que las
imágenes en el Internet están mejor acondicionadas cuando van
acompañadas por una fotografía de alta resolución, producida en este
caso por el atelier fotográfico de la Biblioteca Real y reproducida en
un tamaño de 70 x 100 cm.
La clave para interpretar estos cálculos depende de reconocer que
constituyen una secuencia; no son afirmaciones paralelas de un único statu
quo. Los cuatro cálculos diferentes exhiben, en cada una de las
cuentas así como entre ellas, varios cambios en el color de la tinta.
Las cuentas ubicadas en el margen superior de la portada, que se leen
sucesivamente como 579 y 597 “fojas”, rinden 1158 y 1194 páginas (véase ilustración). Los cálculos en el
margen inferior, que se leen sucesivamente como 144 y 146 “pliegos”, o
unidades de ocho, rinden, respectivamente, 1152 y 1168 páginas. La
lectura de estas anotaciones en la fotografía de alta resolución
preparada por la Biblioteca Real revela, aun más claramente que la
edición digital, la sobreimposición de “ssays” sobre “quatro”, y el “6”
sobre el “4”, que modifica “144” a “146” en la cuenta de los pliegos al
pie de la página.
La secuencia
“5979” en las cuentas del margen superior puede ser desmontada de la
siguiente manera: parece que la primera
entrada fue “quinientas y siete[n]ta y 9 oxas”, aumentada, por
claridad, por la introducción de la frase “579 fojas”, sumando, en este
cálculo de palabras y cifras, 579 hojas, o 1158 páginas. El segundo
cálculo da “quinientas y nobenta y siete oxas – 597 fojas”, con el
segmento “nobe” sobreescribiendo el “siete” de “siete[n]ta” para
producir “nobenta”, con cifras para “7” reemplazando probablemente
aquéllas del “9” previo (éstas son ilegibles). Corrigiendo el cálculo
numérico, se insertó un “9” entre el “5” y el “7” de “579” y se
introdujo una mancha marrón para cancelar el “9” de “579”,
transformando así ese número y frase de “579 fojas” a “597 fojas”.
Dado que Guaman Poma nunca numeró las nueve páginas de su “Tabla”,
se esperaría que sus cuentas se refieran sólo al cuerpo de su obra (véase ilustración).
El cálculo de 579 hojas o 1158 páginas correspondió a un momento
anterior al ajuste de diez páginas que Guaman Poma introdujo en su
página 986. En ese momento, sin embargo, tenía el libro ya cosido, las
páginas numeradas, los apropiados números de página registrados en su “Tabla”, y escrito el capítulo “Camina el
autor”. El total de 1158 páginas se calculó tomando su paginación
inicial del libro hasta el capítulo 35 (los mesones en el camino real),
esto es, la página 1083 (página consecutiva 1103), y añadiendo unidades
de 36 y 39, respectivamente, que corresponden a los capítulos “Camina
el autor” y “los meses del año”: 1083 + 36 + 39 = 1158.
Después de que
Guaman Poma hizo en Lima un ajuste de diez páginas a la paginación de
su libro (véase la sección 3.7, arriba), recalculó su paginación total.
Añadiendo 10 al total previo de 1158 páginas le dio por resultado 1168
páginas. Dividiendo ese número entre 8 para obtener el número de
pliegos de ocho páginas, debió haber conseguido el resultado incorrecto de 144, esto es, 144 “pliegos”, o
unidades de ocho. Repitiendo el ejercicio de dividir 1168 entre 8,
consiguió al número correcto de 146; por lo tanto, corrigió “144
pliegos” a “146 pliegos”.
Su cuarta y última cuenta de “597
fojas”, que le dio por resultado 1194 páginas, debió haberse hecho en
un momento aun más tardío. Quizás tratando apresuradamente de “sellar”
su libro y olvidando que ya había incorporado dentro de sus cálculos
los dos cuadernillos aún sueltos de dieciocho páginas del capítulo
“Camina el autor”, sumó de nuevo 18 a su cálculo anterior de 579 hojas
y obtuvo un total de 597 hojas. Así este sobrestimado del volumen del
manuscrito puede atribuirse a que Guaman Poma contó dos veces el
capítulo “Camina el autor”. No refleja ninguna intención potencial de
añadir al libro otro capítulo suplementario de dieciocho hojas, puesto
que no hay ninguna evidencia de tal inserción adicional en ninguno de
sus intentos de repaginación. Aunque su cálculo final de 597 hojas
fuese incorrecto, representa la culminación de un proceso por el cual
Guaman Poma preparó su obra para un futuro incierto al cerrarla,
por última vez, en 1616.
4.8.
La “Primera
de las nuevas corónicas”
Aunque no sabemos en que momento Guaman Poma modificó el título de su
obra de “El primero i nueva corónica i buen gobierno” a “El primer
nueva corónica i buen gobierno” (véase ilustración), podemos especular que
podría haber tenido lugar al término -o casi al término- de sus
revisiones y enmiendas finales. Fue en estas revisiones finales que
intentó reforzar los objetivos orientados al futuro de su programa de
remedios y que pudo haber sentido que su interés había cambiado
fuertemente en esa dirección: El Virrey Mendoza y Luna apareció como un
ejemplo viviente de gobierno justo. A través de su retrato y de otras
adiciones a la obra, Guaman Poma enfatizó la importancia de la minería
para la economía española y la amenaza de destrucción que planteaba a
la sociedad andina. La conducta de los sacerdotes cristianos en el Perú
fue también objeto de su intensa preocupación, y “Camina el autor”
añadió un lamento indignado y horrorizado acerca de las campaña de
extirpación de idolatrías de Francisco de Avila en Huarochirí. Este
último capítulo también renovó la protesta de Guaman Poma sobre los
efectos devastadores del mestizaje sobre la composición racial,
étnica y social del Perú andino. La narración de la historia, una de
las dos metas gemelas del libro, viene a ser, relativamente hablando,
eclipsada por su pareja equivalente, el desenmascaramiento de los
abusos coloniales y la exposición de propuestas para la reforma
administrativa.
Podemos imaginar
que fue en este punto cuando Guaman Poma reconsideró el balance entre
las dos partes de su obra. Dejando aparte las revisiones
tardías y las hojas insertadas, la cuenta absoluta de páginas revela
que el Buen gobierno excedió el volumen de la Nueva corónica
por varios cientos de páginas y que ocupó finalmente dos tercios de la
obra. ¿Decidió Guaman Poma que el balance había cambiado, dando
primacía al tratado de buen gobierno sobre su narración de la historia
andina? Si éste fuera el caso, entonces
“historia” no sería más una pareja equivalente, de interés en sí misma,
sino una herramienta en una obra más amplia.
Esta “herramienta” podría servir para establecer su credibilidad
como consejero principesco al rey, demostrando su propia base de
conocimiento sobre la sociedad a la que deseaba servir como abogado.
Guaman Poma pudo también, como he demostrado en otro lugar (Adorno
[1986] 2000, caps. 1 y 2), “reescribir la historia” para hacer que su
curso cuadre con las metas que perseguía para la reparación de las
quejas personales y sociales y para el retorno de la soberanía andina.
A este respecto, quizá encontrara que su crónica no debía ser descrita
como “primera y nueva” en la cual “primera” y “nueva” tuvieran valores
equivalentes, sino más bien como la
“primera crónica nueva”, o la “primera de las nuevas crónicas”, que
proclamaba su primacía en una nueva jerarquía de valores no sólo
históricos sino destacadamente políticos. Esto sugiere, en parte, que
Guaman Poma vio su obra como la inauguración de un nuevo punto de
partida en la literatura cronística que corregiría las anteriores
versiones de la historia incaica y de la conquista española del Perú
escritas por autores europeos. Su revisión crítica de las crónicas
previas (capítulo 34) corrobora esta interpretación del críptico título
de su obra en la medida en que el relato de las “corónicas pazadas”
incluye una implícita (pero no sutil) defensa de su propia obra. Es
decir, señala las lagunas y los errores de las crónicas anteriores,
dando a entender que su propia obra llenaría esas lagunas y corregiría
los errores de datos y de interpretación.
La noción de
“novedad” historiográfica como la combinación de dos entidades
genéricamente distintas había sido sugerida por el jesuita José de
Acosta con cuyas obras Guaman Poma estaba familiarizado. Acosta
([1590]1962, 13) llamó “nueva” a su propia Historia natural y moral
de las Indias porque era en parte “historia y en parte filosofía”.
Con o sin Acosta como guía (Guaman Poma se refirió a otras obras de
Acosta, pero no a la Historia que contiene la aseveración), la
noción de “novedad” como algo que era un híbrido o resultado de una
mixtura no le sería desconocida a Guaman Poma.
En el caso de Guaman Poma, la “primera de las nuevas crónicas” pudo
ser interpretada, por lo menos en parte, como la historia que
directamente sirvió a la causa de la justicia. Y esa causa ha tomado
forma en la elaboración y enmendación del Buen gobierno. Es en
este sentido que la identificación de la obra de Guaman Poma como un arbitrio
merece una mención.
4.8.1. El primer nueva corónica y buen
gobierno como arbitrio
Arbitrio fue el nombre dado en la primera mitad del siglo
XVII a los tratados que ofrecían propuestas para la reforma fiscal con
la finalidad de salvar a España de la ruina económica hacia la que se
estaba desplomando. Los autores de tales obras fueron llamados, no
siempre halagüeñamente, arbitristas. Bajo esta rúbrica se
encontraban abogados, clérigos, mercaderes, oficiales reales o “meros
aventureros”, de los cuales todos se veían como hombres de especial
responsabilidad social. Sus acercamientos variaron desde abogar por la
reforma económica o fiscal hasta proponer nuevas actitudes mentales
consideradas necesarias si debieran generarse nuevas fuentes de riqueza
(Guaman Poma concuerda con estas características). Sostiene el
historiador británico John Elliott (1986, 88-89), cuya descripción del
fenómeno aquí sigo, que sin importar cuán grave fuera la valoración de
los arbitristas sobre la situación a la mano, todos ellos estuvieron
“imbuidos en la creencia de que algo debía y podía hacerse”.
Si la clasificación de arbitrio puede ser propuesta con
credibilidad por razones del contenido de la Nueva corónica y buen
gobierno, como lo hemos hecho antes, tanto más se lo puede hacer
tomando en cuenta la construcción y enmendación del manuscrito. Todas
las propuestas de Guaman Poma para la reforma fueron dirigidas al rey
Felipe III y, en el fondo, todas sus recomendaciones para el
mejoramiento político, eclesiástico y social debían tener como efecto
no sólo justicia para el pueblo andino (la primera causa de Guaman
Poma) sino también el mayor bienestar económico de la monarquía
española (su más insistente argumento retórico). Así, la noción de arbitrio
subraya el interés potencial de la Nueva corónica y buen gobierno
en su concentración en asuntos gubernamentales y administrativos.
Tal
caracterización otorga sentido a las docenas de “prólogos” de la obra
(Adorno 1974). Estos textos fácilmente se descartan como meramente
desconcertantes o mal ubicados, desde una perspectiva histórico
literaria, por su ubicación al final de los capítulos a los que
acompañan. Tomando en cuenta toda la obra, desde la presentación en la Nueva
corónica de las políticas imperiales incaicas hasta la del doloroso
panorama del Buen gobierno sobre los grupos sociales y étnicos
que conformaban el hispánico “reino de las Indias del Perú”, los
“prólogos” exhortativos de Guaman Poma se yerguen como la mejor
evidencia para revelar que la obra fue, como lo indica su título,
dedicada a persuadir al lector- desde el rey hasta todos sus vasallos
coloniales- a abrazar la causa del “buen gobierno”, esto es, de la
justicia. (Se puede acceder fácilmente a los prólogos de la Nueva corónica y buen gobierno en la edición digital a través de la
tabla de contenidos.)
Si los contenidos de los prólogos cumplen con el propósito de Guaman
Poma de demandar una toma de conciencia y una lanzada a la acción
remediadora por parte de sus lectores, la construcción y enmendación
del libro lo corroboran y confirman. En todas sus dimensiones, la
intrincada organización y la estratificada construcción de la obra de
Guaman Poma, desde su articulación de imagen y prosa hasta la de
capítulos y prólogos, revelan la complejidad y coherencia de su
concepción, como autor y artista, y su éxito como su propio escriba. A
este respecto, la coordinación de la evidencia codicológica y la
textual da lucidez sobre aspectos de la concepción de la obra, ahora
congelados en el tiempo, y especialmente sobre su enmendación
sistemática, en aras de registrar sus correcciones y expansiones. La
evidencia codicológica en conjunción con el testimonio textual da voz
al proceso silencioso pero dinámico a través del cual la Nueva
corónica y buen gobierno ofrece un relato de su ensamblaje material
y de su realización sustantiva. En conjunto, estos dos procedimientos
que se apoyan mutuamente convierten el artefacto muerto en un texto
viviente y le permiten ejecutar el acto jurídicamente imposible de ser
un “testigo de sí mismo”, esto es, un libro que narra la historia de su
propia hechura.
Quisiera
agradecer al Sr. Harald Ilsøe, historiador y antiguo Bibliotecario
Investigador de la Biblioteca Real, por su generosidad intelectual al
compartir conmigo su impresionante conocimiento de la historia de las
colecciones de su institución. En numerosas ocasiones y con gran
detalle ha respondido a mis preguntas desde la amplitud de su
pericia bibliográfica, por lo cual le estoy profundamente agradecida.
Nuestros intercambios fueron posibles gracias al Sr. Ivan Boserup,
Guardián del Departamento de Manuscritos y Libros Raros, quien guió
nuestra conversación y, en efecto, hizo las veces mías a larga
distancia y en danés. También me proporcionó información en respuesta a
mis incontables preguntas sobre asuntos codicológicos y ha sido un
interlocutor sumamente valioso en todos los puntos interpretativos de
esta monografía. Al Dr. Karen Skovgaard-Petersen, Investigadora
Principal en la Biblioteca Real, le expreso mi agradecimiento por su
completa y penetrante lectura del borrador casi terminado. Al Sr.
Erland Kolding Nielsen, Director General de la Biblioteca Real, le
extiendo mi más profunda gratitud por la generosidad con la que puso a
mi disposición los notables recursos de la biblioteca.
Acosta, José de.
1962. Historia natural y moral de las
Indias. 1590. Edmundo O’Gorman, ed. Fondo de Cultura Económica,
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Kjøbenhavn.
Esta traducción al español es de José Cárdenas Bunsen, con la
colaboración de la autora.
Nota
Este trabajo se
publicó en inglés en la revista de investigación de la Biblioteca Real
de Copenhague, Fund og Forskning 41 (2002): 7-106. Fue reimpreso en Rolena Adorno e Ivan Boserup, New
Studies of the Autograph Manuscript of Felipe Guaman Poma de Ayala's Nueva
corónica y buen gobierno (Copenhague: Museum Tusculanum, 2003). Está
disponible en inglés en el sitio de la Biblioteca Real
(www.kb.dk/elib/mss/poma/), junto con los surveys codicológicos
pertinentes.